Archivo de escritores ecuatorianos

Gonzalo Zaldumbide

Posted in Author's name with tags on octubre 24, 2008 by edmolin657
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GONZALO ZALDUMBIDE GOMEZ DE LA TORRE
DIPLOMATICO Y ESCRITOR.- Nació en Quito el 25 de Diciembre de 1882. Hijo legítimo del ilustre poeta Julio Zaldumbide y Gangotena y de Rosario Gómez de la Torre Nájera, quiteños.Huérfano de padre, a los cinco años, viajó con los suyos a Ibarra y allí estudió la primaria, viviendo largas estancias en la idílica hacienda «Pimán», que inmortalizaría en su novela «Égloga Trágica».Después siguió la secundaria en el Teodoro Gómez de la Torre y de regreso a Quito entró al San Gabriel de los padres jesuitas hasta graduarse de Bachiller en Humanidades Clásicas. De 19 años pasó a estudiar derecho en la Universidad Central y se hizo notar por unas traducciones de los poetas franceses Leconte De L’lsle y Apeles Mestres. Por eso, cuando el 15 de Mayo de 1902 se fundó la Sociedad Jurídica Literaria al amparo de la Universidad Central y comenzó a publicar una Revista, publicó en el primer número de ella su poema “El anarquista”, habló de sus neurosis de fin de siglo y del papel que jugaban los jóvenes en la sociedad moderna y al inaugurarse el curso lectivo de 1902 al 3, fue escogido para leer el discurso de orden y aprovechó la oportunidad para comentar el Ariel de José Enrique Rodó, «dando un toque de rebato a los hombres de talento para que salvasen a América de las corrientes de morboso desaliento». El presidente de la República, General Leónidas Plaza y su Canciller «premiaron la intervención del elegante y valiente joven» con una beca para que terminara sus estudios en París.

En 1903 escribió una elegía a la muerte de su amigo Rafael Rúales que ejercía la presidencia de la Sociedad Jurídico Literaria y un ensayo monográfico sobre la soberanía nacional, publicado en la revista de esa sociedad, en dos partes, que le mostró mas literato que jurista.

En 1904 aplaudió la aparición de la novela «A la Costa» de Luis A. Martínez y viajó a París, pleno de humanismo, residiendo entre los grandes de la literatura europea a los que trató muy cercanamente durante esos años, los mejores de la bella epoque.

 

El 5 pasó a recorrer España, luego siguió a Suiza y a Italia, bebiendo en las fuentes de la cultura europea. El 8 escribió «La Ilusión de viajar» a su amigo Luis Robalino Dávila y dio a la luz su primer estudio crítico de gran envergadura titulado «En Elogio de Henrie Barbusse» – autor de la novela El Fuego- que por entonces era casi un desconocido en el mundo de las letras hispanas. Igualmente publicó «La Evolución de Gabriel D’Annunzio», el grande poeta del amore, así como el cuento «La parábola de la Virgen Loca y de la Virgen Prudente».

El Elogio y la Evolución habían aparecido poco antes en París y le situaron entre los jóvenes críticos mas promisorios, al punto que Cansino Assens asegura que no se puede hacer – una crítica de la obra de Barbusse sin tener en consideración el estudio de Zaldumbide. Mas, intempestivamente en 1909 y cuando hubiera podido producir mucho en favor de las bellas letras, regresó al Ecuador, quemó papeles y se recluyó en Pimán a escribir una novela sobre el retorno, con exquisito y brillante estilo cuasi modernista, dentro de un ambiente romántico muy del siglo XIX que acababa de terminar, bordeando la prosa poética al describir morosamente las emociones de los personajes, el celaje de los paisajes y la majestad del entorno bucólico del campo de Imbabura. Novela al estilo de «María» de Jorge Isaac, que también acusa los síntomas de una desencantada desesperanza. Zaldumbide tituló a su obra «Égloga Trágica», justamente por eso y porque además sus personajes actúan con un fatalismo trágico y piensan como refinados decadentistas. Por ello la Égloga constituye una hermosísima aberración en nuestra literatura, pues no solo inauguró otra etapa de relatística feudal sino porque a través de su publicación fragmentaria desde París en 1915 y bajo el seudónimo de R. de Arévalo, «influyó en buena proporción en el desvío de algunos modernistas de la generación decapitada».

Sin embargo el retiro en el campo le duró poco, pues en 1911 inició su larga carrera diplomática al ser designado secretario, de la Misión ecuatoriana en Lima, donde permaneció hasta 1913. en que regresó a Francia como Primer Secretario; pero no se crea que olvidó a las bellas letras, pues el 13 prolongó las Anécdotas de mi vida de Miguel Valverde. el 19 el poemario Voces de Adolescencia de Gonzalo Cordero Dávila y también escribió sobre Manuel J. Calle.

Mientras tanto, al llegar los días de la Gran Guerra, se negó a abandonar París, que iba a ser bombardeada a distancia por los cañones Krupp y como además escribió un hermoso artículo sobre el heroísmo de los franceses, mereció el formal agradecimiento de parte del gobierno de esa nación.

Para entonces ya era considerado un escritor de poesía con textura y personalidad profunda, de prosa tersa, armónica, de estilo parco, moderno y penetrante, de equilibrio de lenguaje e ideas, de aristocrático buen gusto.

Para 1918 redescubrió en un artículo aparecido en la revista de la S.J.L. de Quito al gran poeta Juan Bautista Aguirre Carbo, autor de la «Carta a Lizardo», al que había podido llegar a través de los estudios biográficos del crítico argentino Juan María Gutiérrez, pero «le quedaba como una fascinante empresa y como un verdadero reto, dar con aquel cuaderno de versos que recién llegó a localizar veinte años después, permitiéndole el estudio final sobre Aguirre y su definitiva restitución a las glorias de las letras en 1942.

En 1921 ingresó a la Academia ecuatoriana de la Lengua como el gran crítico nacional que nos representaba tan dignamente en París. Para entonces había terminado su enamoramiento a Merceditas Moría Flor, a quien estuvo a punto de pedir en matrimonio, y había contraído nupcias con la pianista igualmente guayaquileña Isabel Rosales Pareja, que le deslumhraba con su arte y belleza. De su matrimonio nacería únicamente su hija Celia, también notable pianista, quien vive en la actualidad en Quito.

En 1921 comentó el Diccionario inédito de Alcedo y el 22 introdujo un proyecto sobre reforma de la enseñanza, terminó sus gestiones en Francia y pasó de Encargado de Negocios a Roma, aunque por poco tiempo, pues el 23 regresó como Ministro plenipotenciario a Francia y allí quedó hasta el 27, que fue enviado a Washington, a negociar aunque infructuosamente un arreglo limítrofe que pusiera término a nuestras diferencias con el Perú dentro de la Fórmula Mixta.
Por esa época inició sus tres estudios críticos, que junto al del padre Aguirre, le han proporcionado fama internacional. Me refiero a los que compuso en honor de José Enrique Rodó, Juan Montalvo y Gaspar de Víllarroel, dentro de la corriente del pensamiento arielista de los años 20 al 30 los dos primeros y el último netamente erudito y fruto de sus investigaciones y pesquisas bibliográficas en España. Por ello vendría al caso dividir los estudios críticos en dos partes diferentes, Montalvo y Rodó como fruto de apetencias intelectuales vitalizadas con la lectura de libros sociales; Aguirre y Villarroel como cosecha del pasado, resurgimiento y reinvindícación de una escuela culterana que también floreció en América y que había sido mal comprendida y peor interpretada por los críticos del siglo XIX. En eso Zaldumbide fue un verdadero zahori para descubrir el oro de entre el polvo de siglos de olvido.

En 1926 había contribuido con sus propios medios a la edición de Páginas Selectas» del malogrado Medardo Ángel Silva que aparecieron en París bajo el título de «Cardiograma de una generación». El 27 escribió sobre el crítico y poeta Remigio Crespo Toral. (1)

El 29 pronunció el Discurso de Orden en la Fiesta de la Lira de Cuenca, fue llamado a Quito a posesionarse como Ministro de Relaciones Exteriores y elaboró una nueva estrategia internacional con el Perú, a base de descubrir hasta donde podría ir el Ecuador en sus concesiones para un arreglo limítrofe definitivo.

El 30 viajó a Ginebra como Delegado Permanente del Ecuador en la Sociedad de las Naciones. El presidente Ayora quiso designarle su sucesor pero se cayó en 1931 aparatosamente.

 


(1) En una entrevista para «El Telégrafo» se declaró contrario al americanismo literario pues creía que el Ecuador y Latinoamérica era una continuidad de Europa. «Se quiere a todo trance vestirnos de plumas y taparrabos para hacernos aparecer más originales. Dígase lo que se quiera, nosotros tenemos más de Europeos que de Indios».

El 33 pronunció en el Instituto de España en los Estados Unidos una conferencia sobre el «Significado de España en América» y también un cordial «Elogio de Bolívar». Su esposa había regresado a París donde falleció a fines de esa década.

El 34 fue declarado Hijo adoptivo de Cuenca en una visita apoteósica que realizó a esa ciudad. La recopilación de sus discursos y otros artículos tales como: Un gran poeta ignorado. Regreso a Cuenca, Reminiscencias y Confidencias, aparecieron en «Zaldumbide en Cuenca de los Andes» en loo páginas. En 1937 regresó al Perú de Ministro Plenipotenciario y habiendo sido notificado de que el gobierno de esa nación estaba despachando armas a la frontera, para invadirnos, pidió una conferencia privada al presidente, quien le entregó una carta personal para el dictador Alberto Enríquez Gallo, proponiéndole abandonar la Fórmula Mixta en Washington y llegar a un acuerdo directo. Zaldumbide viajó a Quito y de común acuerdo con el Canciller Luis Bossano, obtuvo un telegrama de Enríquez para Frankiin Delano Rooseveit, renunciando a la mediación norteamericana.

Vuelto a Lima, poco después ocurrió un incidente fronterizo en las islas de Matapalo. El nuevo Presidente ecuatoriano Manuel María Borrero pido la intervención de Rooseveit y éste se excusó. Allí saltó la liebre, se hicieron las averiguaciones en Cancillería y no se encontró la copia del famoso telegrama. Zaldumbide fue llamado a Quito y se produjo la sesión reservada en la Asamblea Nacional Constituyente, donde tuvo que explicarse sólo, pues Bossano no pudo ser localizado por haber viajado a una hacienda de la provincia del Chimborazo. El asunto se hizo escandaloso por unos días. Vuelto a Pimán, no regresó a Lima, perdiendo su Misión; mas la política cambió y un año después Mosquera Nérvaez lo envió como primer Embajador a Colombia y allí se estuvo durante los aciagos días de la invasión en 1941.

El 40 pronunció en Bogotá una conferencia sobre el Prócer Antonio de Villavicencio. El 42, el nuevo Canciller Francisco Guarderas Pérez, su amigo desde la infancia, le envió con iguales funciones al Brasil y residió en Río de Janeiro hasta el 45.

Viudo prematuramente, vivió ilusionado de Teresa de la Parra Sojo, una de las más lindas mujeres escriores de América, que firmaba bajo el pseudónimo de “Ifigeria”.

En 1947 la Academia Argentina de las Letras editó «Cuatro Grandes Clásicos Americanos» con sus estudios sobre Rodó, Montalvo, Villaroel y Aguirre. Esa recopilación volvió a ser editada el 51 por el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid.

El 48 asistió a un Congreso del Comité Franco Americano con sede en París y siguió a España invitado por el gobierno de Franco al Congreso Hispanoamericano de Historia.

En 1950 su pariente político el presidente Galo Plaza lo nombró Embajador en Londres. El 51 pasó con igual rango a Chile. El 54 y estando nuevamente en Quito, el académico José Miguel Leoro anunció la novela secreta de Zaldumbide, que perurgido por numerosos amigos, se decidió a publicarla entera en 1956, en 336 páginas como «novela en cuatro actos», con prólogo de Francisco Guarderas, bajo el título ya citado de «Égloga Trágica».

Pronto la crítica conservadora la acogió con frenético entusiasmo. Una segunda edición data del 57 con estudio introductorio del Jesuita Miguel Sánchez Astudillo. Espinosa Pólit escribió un análisis de su estilo y lo tituló «Dieciocho clases de Literatura» y Tobar Donoso dividió al siglo XX de las letras ecuatorianas en antes y después de la publicación de «Égloga Trágica». Empero otros autores como Juan Viteri Durand hicieron notar sus fallas estructurales —léase el Manto de Academus— y algunos amigos del propio Zaldumbide se la criticaron amistosamente. Por ello su autor acordó suprimir algunos capítulos innecesarios o que retardaba el desenlace, y así apareció en edición definitiva en Méjico, en 1968. De allí en adelante la novela dejó de agitar a la opinión y hoy se halla casi olvidada.

El 58 pronunció en Quito un discurso de «Homenaje a Carlos V en el cuarto centenario de su muerte» pues se vivían etapas conservadoras y el falangismo español se empeñaba en sostener un-imperialismo elitista y cultural alejado de la realidad hispanoamericana. El 59 escribió otro discurso: «Carlos Montúfar, mensajero de conciliación enviado tarde». El 60 aparecieron las «Páginas .de Gonzalo Zaldumbide seleccionadas por el crítico Humberto Toscano, con erudita Introducción del padre Sánchez Astudillo, en dos tomos.

Por entonces solía reunir en la biblioteca de su casa, a un selecto comité de amigos literatos compuestos invariablemente del Padre Sánchez Astudillo, S.J. Humberto Toscano, Hugo Moncayo, Francisco Guarderas y algún otro amigo. A las dos pasaban a almorzar y a las 5 acababan la reunión. En ocasiones asistían otros escritores como Francisco Tobar y García, algún extranjero de paso por Quito, etc.

Ocupaba la presidencia de la Academia ecuatoriana de la Lengua y era considerado uno de los mejores estilistas de las letras patrias; sin embargo había cesado en su tarea de crítico, ejercida a conciencia desde sus primeros años hasta la década de los 40 y frente a nuevas figuras como Benjamín Carrión, cuyo pensamiento representaba el triunfo de la revolución populista de Mayo del 44, ya nada podía ofrecer, pues por su alejamiento del país había perdido el pulso de las nuevas generaciones y su figura venerable y señera solo era una sombra del pasado, que algunos puristas y eruditos trataban de mantener a toda costa, ignorando la realidad nacional.

De Zaldumbide quedan páginas de crítica antológica, su estudio sobre el Padre Aguirre indudablemente es lo mejor de todo lo suyo, pero no se quedan atrás en penetración psicológica, en madurez de juicio y en acierto estilístico, sus trabajos sobre Rodó, Villarroel y Montalvo, así como su Égloga, novelita, modernista, paisajista, trágica y al mismo tiempo bellísima.

Y el caballero español que siempre fue, de frases galanas y porte distinguido, que atraía con sus modales diplomáticos, murió en Quito en 1965, de casi 83 años de edad, de vejez que no da otra cosa, cerrando todo un ciclo de vida intelectual.

Era alto, delgado, tez muy blanca y pelo cano en su vejez. Hablar reposado y con parsimonia, siempre con las palabras debidas pues poseía un amplísimo léxico. Tuvo madera de crítico, prestancia internacional y sus múltiples viajes y cultura europea le convirtieron en un ecuatoriano de afuera, extraño en su propia casa. Égloga Trágica es la mejor prueba de ello, como novela escrita por un patrón extasiado frente al exotismo ecuatoriano representado por la tierra, el paisaje y su gente.

También es importante anotar su colaboración desde 1902 en la revista de la «Sociedad Jurídico-Literaria». El 12 en «Letras» de Isacc J. Barrera y entre el 25 y el 29 en «América», órgano mensual de la Sociedad Amigos de Montalvo.

Está considerado uno de los más ilustres estilistas ecuatorianos de todos los tiempos con Solano, Montalvo, Calle, etc.

G. Humberto Mata en su «Zaldumbide y Montalvo». Cuenca, 1966, Pág. 62 dice: «Don Gonzalo esmeró en la elegancia de su prosa: por sibaritismo que adereza la pose de un auto retrato verbal. Muchas veces observé en Ud. posturas forzadas pero que Ud. suponía que eran selectas, para impresionar a sus circunstantes. Se advierte enseguida lo fingido, lo antinatural. Ud. mismo declaraba: No soy sino un escritor ocasional e intermitente, nunca aspiré a ejercer de escritor profesional, preciso es repetirlo. Tanta insistencia suya pudo provenirle de su subconsciencia que sabía que Ud. era escritor, insisto, de la aristocracia hacendada, cuya mejor nobiliatura cifraba en mandar sus hijos a educarse en Europa.

Enrique Gil

Posted in poemas with tags on octubre 14, 2008 by edmolin657

ENRIQUE GIL GILBERT
ESCRITOR.- Nació en Guayaquil el 8 de julio de 1.912 en la casa de sus padres ubicada en la calle Villamil entre los callejones Gutiérrez y Calderón. Hijo legítimo de Enrique Gil Quezada, contratista municipal y agricultor, propietario de la hacienda Chojampe, fallecido en 1.919 a causa de un derrame cerebral y de Alejandrina Gilbert Pontón, llamada la Mamaleja, guayaquileños.

Huérfano de sólo siete años, aún niño, escribió el libro de versos «Iris», al que dio su dulce aprobación la poetisa María Piedad Castillo de Leví. Enseguida se tropezó con la tierra que es siempre más áspera que la poesía y en la heredad paterna, montado a pelo y totalmente desnudo, bejuco en mano arreaba en las vacaciones de invierno al ganado; más, ese muchacho bárbaro, ese arreador, era un poeta.

Cursó la primaria en el Colegio «Cristóbal Colón» y la secundaria en el «Vicente Rocafuerte. «En 1.928 destacó como deportista ganando la carrera de cien metros planos y por su color trigueño le decían La Mona Gil, hizo más versos y dedicó uno a la Madrina Criolla de ese año, que publicó en la Revista «Ocaña Film» bajo el seudónimo de «Max Bert».

En 1.929 escribió su primer cuento, que no llegó a publicar porque habiéndolo entregado con algunos poemas a Próspero Salcedo Mac Dowall, quien tenía su imprenta en el tradicional barrio del Conchero, éste los traspapeló involuntariamente. Uno de esos poemas era autobiográfico y relataba como es de suponer, la triste historia de un huerfanito. El mismo.

A mediados de 1.930, cuando estudiaba el quinto año, hubo una huelga contra su venerado tío el rector Abel Gilbert Pontón a quien los alumnos habían apodado “Tirano masca freno” por su mal carácter y a consecuencia de ella salió del Colegio y viajó a Riobamba con su madre, su hermano Antonio y sus primos hermanos los Gilbert Elizalde, cursando el sexto y último año en el Colegio «Pedro Vicente Maldonado», donde obtuvo el título de Bachiller.

Mientras tanto, como simpatizaba con las ideas comunistas desde que su amigo de confianza Demetrio Aguilera Malta lo había llevado a presentar a Joaquín Gallegos Lara, más por solidaridad con los trabajadores que por convicción ideológica -pues aun no la tenía muy arraigada- contribuyó a organizar en Riobamba una cédula del partido comunista, junto a Arsenio Veloz, Luis Alvaro y otros, siendo elegido Secretario de Actas. (1)

En noviembre publicó con Gallegos Lara y Aguilera Malta el libro «Los que se van» con el siguiente subtítulo «Cuentos del cholo y del montubio», conteniendo veinticuatro relatos cortos (ocho por cada uno) que fueron generalmente mal acogidos y se requirió muchos años para que la gente se acostumbrara al nuevo estilo del realismo social. Es interesante anotar que «Los que se van» fue aplaudido por el crítico español Francisco Ferrandis Albors que escribía bajo el seudónimo de «Feafa» en El Telégrafo. Posteriormente saludó su aparición Adolfo H. Simmonds y desde el exterior Benjamín Carrión, que escribía en Europa, pero sólo fue después de la gloriosa revolución del 28 de mayo de 1.944 y del nacimiento del Populismo en 1.947 que el país aceptó el realismo social como género literario de moda. Mientras tanto, no se lo enseñaba en los colegios porque no era tenido por «buena literatura», debido a las situaciones escabrosas que se relataban y al insistente uso de las malas palabras.


(1) Los tres amigos vivían relativamente cerca y pronto se volvieron inseparables, algo así como hermanos del alma, porque siempre andaban juntos debido a que Gil Gilbert cargaba sobre sus espaldas a Gallegos Lara y lo siguió cargando mucho tiempo hasta 1.935 posiblemente, que dejó de hacerlo cuando ambos contrajeron matrimonio.
«El Malo», uno de los cuentos de Gil Gilbert, constituyó su mejor aporte al libro, que en general contiene cuentos magníficos, solamente que diferentes al gusto de entonces. Sin embargo, el libro no pasó enteramente desapercibido, pues sirvió para que el grupo de Guayaquil se hiciera conocido y pronto se sumaron a él José de la Cuadra y Alfredo Pareja Diez-Canseco.

En 1.932 publicó en la Página literaria de «El Telégrafo» su poema «Leticia» sobre la guerra entre Colombia y Perú, fue designado profesor de Castellano y Literatura en el Rocafuerte y un día, mientras transitaba por los bajos del palacio Municipal de Guayaquil, se encontró casualmente con Pedro Saad y le solicitó ingresar al Partido Comunista, «incorporándose activamente a su militancia», que no abandonaría jamás.

Por entonces también quiso fundar con Gallegos Lara la revista «Pacífico» y hasta se cartearon con Benjamín Carrión, pero como no obtuvieron el dinero necesario, el asunto no pasó de proyecto. También estudió dos años de Derecho y uno de Contabilidad en la Universidad de Guayaquil.

En 1.933 editó una colección de cuentos titulada «Yunga» en 116 págs. con relatos naturalistas del litoral ecuatoriano entre los que destacan «El Negro Santander», «Los hijos», «La Deuda», «El Niño» y «El puro de Ño Juan» entre otros, obra que ha conocido numerosas ediciones dentro y fuera del país y en una Exposición del Poema Mural comenzó a enamorar a la joven pintora esmeraldeña Alba Calderón Zatizábal con quien contrajo matrimonio el 23 de Agosto de 1.934 y fueron a vivir en un departamentito. Su amigo Ferrandis Albors vivía en un departamento muy amplio en Clemente Ballén casi al llegar a Boyacá y generosamente invitó a Gallegos Lara y a Gil Gilbert -ambos recién casados- a que se mudaran con sus esposas a vivir con él. Fueron meses de excelente compañerismo y sana confraternidad. Dividían equitativamente el escaso presupuesto y hasta sobraba para comprar libros que leían por turno y luego comentaban en común, pero a los pocos meses se deshizo la unión cuando Alba dizque pilló coqueteando a Nela con Enrique. Fue un escándalo, Nela viajó a Quito y Joaquín se distanció de Enrique, aunque por poco tiempo, pues el problema había sido entre las damas mayormente. La inteligente Mamaleja aprovechó el momento y visitó a Alba y a Enrique y terminó convenciéndoles de que era mejor para todos vivir en la antigua casa de la calle Villamil y como era en extremo bondadosa ya jamás se separaron. En dicha casona se realizaron las reuniones de la «Sociedad de Escritores y Artistas Independientes».

Era un joven delgado, trigueño, de grandes ojos negros y cejas alborotadas y cuando su esposa esperaba a su primogénito Enrique, le hizo un poema titulado «Canción de Nuestro Hijo» que es antológico. En Noviembre de ese año publicó en el periódico «Bandera Roja» del partido Comunista del Ecuador su poema «15 de Noviembre» dedicado a las víctimas de esa matanza.

El 35 sacó su «Canción de Nuestro Hijo». En noviembre del 36 la dictadura del Ing. Federico Páez desató una persecución contra las izquierdas a nivel nacional. Gil Gilbert fue cancelado de su empleo en el Colegio Rocafuerte y pasó momentos de amarga pobreza. Para subsistir con los suyos daba clase a los alumnos atrasados y su tío el Dr. Gilbert lo empleó como cobrador de arriendos en la quinta Medina.

El 36 integró el Comité Regional del Partido Comunista Ecuatoriano y fue miembro del Comité «Pro España Leal», mientras cobraba los arriendos de las casas de la sucesión paterna y administraba la hacienda Chojampe. Entonces escribió su poema «Buenos Días Madrid» con motivo de la Guerra Civil española. Su poesía siempre fue de un gran contenido ideológico.

En 1.939 editó una hermosa novela corta «Relatos de Enmanuel» en 69 págs. de cuya prosa se ha dicho «que llega a un punto de maestría y plantea un asunto de contenido perdurable, el de los hijos ilegítimos». Hernán Rodríguez Castelo ha agregado «que son páginas nostálgicas, de entrañable lirismo».

En 1.940 el Grupo América escogió su novela «Nuestro Pan» para representar al Ecuador en el Concurso continental de novelas inéditas latinoamericanas convocado por la Editorial Farrar and Reinhard. El Jurado ecuatoriano estuvo integrado por José Rafael Bustamante, Gonzalo Escudero y Benjamín Carrión y también recomendaron como dignas de premio a «Las Tres Ratas» de Alfredo Pareja Diez-Canseco, «La Isla Virgen» de Demetrio Aguilera Malta y «La novela interrumpida» de Humberto Salvador. El Ministerio de Educación le concedió el Premio Nacional de Literatura.

«Nuestro Pan» recibió la primera Mención de Honor en dicho Concurso, quedando ubicada detrás de «El Mundo es ancho y ajeno» del novelista peruano Ciro Alegría. Gil Gilbert viajó con su esposa en mayo de 1.941 a New York, a recibir su Mención de la revista «Read Magazine», se hospedó en el hotel Waldorf Astoria y concurrió a la Gran Velada de Gala celebrada en el Salón de los Espejos de dicho hotel. Quien realizó la selección de las novela premiadas fue el gran escritor norteamericano John Dos Pasos, entre trescientos textos que le llegaron de todas partes del continente.

«Nuestro Pan» es una novela realista, intensa, humana y testimonial dentro de la más pura concepción del género. Canto estremecido a los hombres que hicieron del cultivo de la gramínea desde el desmonte, sustancias de su vida, su emoción y sus sueños, piso decisivo de la rica prosa modernista a la incisiva actual. Se tradujo y publicó al inglés en 1.943 y desde entonces ha visto sucesivas ediciones en ruso, checo, alemán, sueco, chino, etc. En lo formal «Nuestro Pan» tiene 295 págs.» y es la pintura acabada del proceso de la siembra, cultivo y recolección del arroz, uno de los alimentos básicos del pueblo ecuatoriano, con incomparables descripciones de los campos y costumbres de la costa, en una sobria trama novelesca pero dramática y apasionante. La naturaleza vibra en sus relatos como un poema con acentos terrígenos de belleza cautivante y sin ser un tratado técnico o un documento político, es simple y llanamente una gran novela» La Editorial «Vera y Cía » la publicó en Guayaquil en 1.942.

Entre mayo y octubre del 41 dictó numerosas conferencias en varias universidades norteamericanas participando de la lucha antifascista y cuando ocurrió la invasión peruana en Julio, decidió regresar con su esposa a Guayaquil. Entonces encabezó el Comité Antifascista en Guayaquil.

En 1.943 fue delegado por el Comunismo al directorio de Acción Democrática Ecuatoriana ADE, fundada para derrocar al gobierno dictatorial civil de Arroyo del Río y en cumplimiento de dichas funciones efectuó una campaña periodística en «El Universo» de explicación de los puntos programáticos de ADE. Por ello, el 43, el presidente Arroyo le hizo sacar de la cátedra vicentina que había retomado después de la caída de Páez.

Para el 28 de mayo de 1.944 participó activamente en la toma del cuartel de los carabineros, con el arma al brazo y junto a los soldados y al pueblo. Tras la caída de Arroyo del Río fue electo Diputado por el Guayas «integrando la fracción parlamentaria comunista compuesta de trece diputados». Con posterioridad fue designado miembro del Tribunal de Garantías Constitucionales y viajó a la Unión Soviética invitado como Secretario General del Comité Regional del Litoral del Partido Comunista Ecuatoriano. El 45 intervino en la creación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. (2).


(2) Pedro Jorge Vera me refirió que Enrique era sencillo y cordial y tan mitómano como Balzac. Después de la gloriosa de mayo contaba que los pesquisas los encañonaron en las nucas y de cómo se libraron, todo ello fruto de su imaginación y con lujo de detalles.
El 30 de marzo de 1.946 el presidente Velasco Ibarra proclamó su dictadura y comenzó una nueva represión de las izquierdas. Pedro Saad y Enrique Gil Gilbert se salvaron de caer detenidos pero anduvieron varios meses escondidos. En noviembre fue electo miembro del Comité Central durante el III Congreso del partido Comunista Ecuatoriano, a tiempo completo y con un módico sueldo que le permitió vivir con decencia pero jamás con lujo y como la vida tiene sorpresas, poco a poco fue completando su presupuesto con sucesivas ventas de sus propiedades hasta quedar totalmente arruinado. Ya veremos cómo.

En 1.946 publicó en la revista literaria «Letras» de la Casa de la Cultura Ecuatoriana sus romances «Tu voz», «Guayaquil», «Canto a mi provincia», «Cacao», «El General Montero y Barranco alto», «La canción del cuarteto y el tigre» y «La armonía del tigre».

En 1.947 nuevamente fue electo Diputado. El 49 nació su hijo Antonio y ocupó la Secretaría General del Comité Provincial del Partido Comunista Ecuatoriano. Ese mismo año fue miembro del Consejo Mundial de la Paz. El 53 se cambió con su esposa, madre e hijos a una villa de cemento que había hecho construir en la esquina de Lorenzo de Garaycoa y Azuay con una hipoteca bancaria. El 54 algunos de sus cuentos salieron publicados en la antología francesa «Gens de L’Equateur».

En febrero del 59 fue apresado por el gobierno del presidente Camilo Ponce Enríquez por promover huelgas, especialmente la de los obreros de la Aduana de Guayaquil. El 61 fue nuevamente detenido por haberse encontrado en el interior del Palacio Municipal de Guayaquil al momento del estallido de una bomba casera que sólo destruyó un servicio higiénico secundario. Y hasta se adujo que era un atentado criminal contra la vida del entonces Alcalde Pedro Menéndez Gilbert, su pariente.

Al proclamarse la dictadura de la Junta Militar de Gobierno en julio del 63 fue apresado y conducido al Panóptico donde permaneció varios meses incomunicado. Su esposa fue desterrada a Chile y sus hijos estuvieron mucho tiempo escondidos. La villa fue saqueada hasta sus cimientos y la policía se robó la totalidad del mobiliario, incluyendo las tasas higiénicas que fueron desempotradas. Lo más lamentable fue la quema de los libros y documentos realizada a vista y paciencia del vecindario en mitad de la calle, como si fuera un auto inquisitorial. Allí se perdió para siempre: 1) La novela «Historia de una inmensa piel de cocodrilo» que estaba concluida y hasta algunos de su capítulos publicados en las revistas «Letras del Ecuador» y «Cuadernos de Guayas», 2) La novela «Sangre de Tortuga» a medio talle, 3) «La ciudad sobre el pantano» que iba a ser la novela urbana del suburbio guayaquileño, y 4) El libro de cuentos «Las casas que guardan los secretos».

Estando en el penal falleció su hermano Antonio. Era su único hermano y ni siquiera sabía que estuviera enfermo debido a la incomunicación total en que se hallaba y sólo merced a la intervención de personas amigas, pudo conocer la triste noticia y asistir a su sepelio.

En diciembre de 1.964, quince meses tras las rejas, recobró su libertad tan misteriosamente como la había perdido y en el momento en que abandonaba el penal le fueron requisados los originales de una novela titulada «El triángulo azul» que había escrito para distraerse, pues el triángulo azul era un agujerito ubicado en el techo, por donde percibía el cielo de la capital. Gil Gilbert entregó su novela y jamás se ha vuelto a saber de ella. ¡Qué la habrán hecho los guardianes?.

Cuando regresó a Guayaquil se encontró sin hogar ni familia y con la novedad de que el Banco de Descuento donde mantenía un saldo deudor de S/ 40.000, la había rematado en juicio hipotecario – a precio de huevo como vulgarmente se dice – y era lo último que le quedaba de su otrora saneada fortuna.

En 1.967 apareció «La cabeza de un niño en un tacho de basura», libro de cuentos en 97 págs. El 69 «Las sangres, las vetas y el asfalto» en 7 págs., que escribiera en el Penal entre el 63 y el 64. Ambas se representaron entonces, con gran éxito.

En octubre del 70, al ocurrir el secuestro del General de Aviación César Rhon Sandoval, que después se supo que había sido motivado por un rocambolesco y vergonzoso asunto de faldas, cayó en la batida que los operativos militares realizaron en varias ciudades del país con el nombre de «Operación peineta». Lo sacaron de noche, de su domicilio de las Peñas, vendado con esparadrapos y atado con unas sogas de grueso nylon y lo llevaron al batallón Taura, donde lo mantuvieron tres días en esas condiciones. Luego lo trasladaron al batallón Quinto Guayas y a los pocos días lo pusieron en libertad. Tenía cincuenta y ocho años de edad.

Desde entonces comenzó a sufrir de fatigas constantes y fuertes dolores al pecho producidos por una insuficiencia a las coronarias. La Universidad de Guayaquil lo desagravió con la designación de Profesor titular de Literatura, cátedra que dictó por dos años, renunciando en 1.972 por imposibilidad física.

El 8 de julio de ese año recibió el Homenaje Nacional que el país le brindó con motivo de sus sesenta años. El 23 de Noviembre viajó a Ambato como orador invitado del programa «Por la paz del mundo», en homenaje al pueblo de Viet Nam. Mientras asistía al acto sufrió un infarto y atendido a tiempo permaneció casi tres meses en una clínica particular, acompañado de su esposa, con quien siempre fue unidísimo.

A principios de febrero del 73 regresó a Guayaquil y como se sintiera fatigado le recetaron una inyección de anticoagulante, que le provocó una hemorragia interna detectada en la orina. Llevado a la clínica Guayaquil se agravó y por más que le sometieron a una operación, falleció de septicemia el 21 de ese mes.
Su producción periodística se encuentra dispersa en el periódico obrero «El Pueblo», órgano del partido Comunista de Guayaquil, donde aparecieron numerosos artículos suyos durante muchos años, sin su firma ni seudónimo.

De la quema de sus poemas en 1.963 sólo queda un Album en poder de su viuda con poesías llenas de sonido y musicalidad.

«Metafórico, impresionista, lírico y técnico» abandonó las bellas letras para seguir el alto ideal de su política, prefiriendo la batalla sindical urbana al olor de la tierra húmeda del campo y por ello sufrió persecuciones y perdió buena parte de su producción. Personas que le trataron en la intimidad aseguran que era el hombre más bueno y solidario del mundo, algo así como un muchacho grande. Yo le conocí solamente de lejos, siempre estaba alegre y rodeado de personas amigas pues todos le estimaban y sin quererlo hubiera podido ser el líder del Comunismo, pero aceptaba por costumbre el liderazgo de Pedro Saad, como antes la de Gallegos Lara.

Fue un espíritu generoso, quijotesco, pues, como él mismo lo dijo en su «Canción de Nuestro Hijo»/ / No son de mi clase los de mi sangre / las gentes de mi clase son aquellas / que con las manos cerradas sobre la hoz, la pica y el martillo / hacen encima de la tierra lo que no hizo el Génesis // Son gentes de mi clase los que llevan pecho adentro / la cicatriz madura del amor hambriento y dolorido / los que no pudieron ensanchar su espíritu frente al firmamento / porque estaban llenos de llanto desde antes de nacer…

Fuente: Biblioteca Rodolfo Pérez Pimentel

Alfredo Pareja Diez- Canseco

Posted in poemas with tags on octubre 14, 2008 by edmolin657

ALFREDO PAREJA DIEZ-CANSECO
NOVELISTA.- Nació en Guayaquil el 12 de Octubre de 1.908 en un departamento ubicado en el boulevard, a las 12 del día, después vivió en los bajos de una casita de la calle Rocafuerte y fueron sus padres legítimos Fernando Pareja y Pareja, Ingeniero Civil que estudió en Inglaterra y Francia enviado por su abuela Nicolasa Pareja y Avilés que era muy rica. Obtuvo el Primer Premio en la Escuela Politécnica de París. Hablaba inglés y francés. Teniente del Ejército regenerador de Alfaro en 1.883. El 88 se volvió progresista y fue Secretario del Presidente Antonio Flores Jijón entre 1.888 – 90, Agregado Militar del General Francisco J. Salazar en Lima en 1.890 – 92 donde se enemistó con los exiliados liberales y contrajo matrimonio con Amalia Diez-Canseco Coloma, de la aristocracia arequipeña. Perseguido por la revolución liberal en 1.895 se exilió en Paita y regresó el 98. Falleció en Guayaquil en 1.919 en situación de pobreza por haber perdido su fortuna. En sus últimos tiempos sufría de ataques, caía al suelo y hasta se rompía la cabeza.

Alfredo fue el último de una larga familia compuesta de doce hermanos. Niñez curiosa, enfermiza y disciplinada. Estudió la primaria en el Colegio San Luis Gonzaga de los Hermanos Cristianos y cuando su tío el gran poeta Wenceslao Pareja y Pareja le pedía que recitara sus versos, lo hacía con gracia y facilidad. Por entonces comenzó a hacer poesías en afán meramente imitativo y hasta se adueñaba de los libros de su padre que leía con fruicción, así fue formándose el literato.

Inició la secundaria en el Vicente Rocafuerte. Por su orfandad sufría de grave pobreza y de escasos catorce años comenzó a trabajar de bodeguero y vendedor en la firma importadora y exportadora “Juskniquel und Bruckman” cuyo Gerente era Eduardo Bruckman con S/. 80 mensuales de sueldo. Después fue Pagador del ferrocarril Guayaquil-Salinas, bombero de la Compañía Comercio a la orilla del malecón, trabajó en el almacén de Luis Vallejo Araujo y tuvo que viajar a Manabí a comprar achiote.

En 1.926 fue Campeón de Florete en las Olimpiadas Nacionales de Riobamba en competencia con los militares ecuatorianos que acababan de retornar de las Academias de Italia. Era muy ágil, hacía fuertes ejercicios y cuando murió su hermano Jorge pasó a ocupar su cargo en el Banco Central para pagar una deuda contraída por él.

En 1.927 editó la revista “Voluntad” con Jorge Pérez Concha y Demetrio Aguilera Malta en la parte artística. Ese año conoció a su prima segunda Mercedes Cucalón Concha recién llegada de Esmeraldas, con quien contrajo matrimonio siete años después. Unión feliz con tres hijos.

El 29 dio a la luz su primera novela titulada “La Casa de los locos” en 116 pags. y un epílogo fúnebre de su amigo Adolfo Hidalgo Nevares a) Máximo de Bretal, que dedicó “a los niños y a los viejos de mi Patria”. Su temática política y estilo inmaduro y apasionado le atrajo la enemistad de los círculos influyentes. Después diría de ella que fue escrita para agotar la paciencia de cualquier lector.

El 30 fue Secretario de Sarita Chacón, reina del barrio del Astillero que salió electa Miss Ecuador. Le publicó varios poemas más bien malos y una novelina rosa “La Señorita Ecuador” con prólogo de Adolfo H. Simmonds, que se vendió bien. “Biografía de una joven proletaria que ganó un concurso de belleza pese a la opción aristocrática encarnada en las demás participantes” pero la familia Chacón se disgustó e hicieron publicar otra versión de los acontecimientos, más ortodoxa por supuesto.

Casi enseguida se embarcó de simple grumete en un carguero solo para cambiar de ambiente. En Broklyn trabajó de mesero en una cafetería de la cadena nacional “Bickford” con $ 17 semanales y la comida, también distribuyó licor durante la época de la prohibición en Riverside, finalmente llegó a enseñar español en las escuelas Berlitz y colocó un relato en una revista española por $ 50; pero era tan aguda la depresión económica que regresó el 31 con una aptitud más práctica frente a la vida, hallando todo cambiado.

Se acababa de editar “Los Que se van” cuentos del cholo y del montuvio, con sexo, violencia, malas palabras y denuncia social. Su reacción fue positiva, integrándose al grupo de los jóvenes escritores Joaquín Gallegos Lara, Enrique Gil Gilbert y Demetrio Aguilera Malta que estaba en Panamá, a quienes ya conocía y hasta eran sus amigos. Por entonces solicitó al Congreso que se le permitiera rendir los exámenes de todas las materias del bachillerato e ingresó al comercio de las medicinas con su cuñado César Velarde Bermeo en “C. A. Velarde y Cia.”, empresa que después pasó a ser “Pareja y Arízaga” cuando adquirió las acciones con otro cuñado suyo Vicente Arízaga Luque. Al poco tiempo consiguió la representación de los Laboratorios holandeses Omni.

De esta época ha escrito Angel Felicísimo Rojas lo siguiente “Movía su oficina con una agilidad sorprendente y por la noche escribía de un tirón, capítulos de sus novelas. No se daba tregua y era perfeccionista. Por cada capítulo que había improvisado rompía dos para redactar una nueva versión que al fin le acomodara”, a más de que hablaba en la Radio Ortíz y colaboraba en el diario “El Telégrafo”.

El 32 fue designado Profesor de Historia de Literatura hispanoamericana en el Vicente Rocafuerte y editó “Río Arriba” en 290 pags. Novela muy subjetiva con aspectos freudianos que inauguró una nueva etapa en el realismo social, más acorde con los tiempos. Así es que el cambio estuvo dado a pocos meses de su arribo demostrando con ello su gran versatilidad, que logró mantener a lo largo de la vida hasta el final de sus días.

El 33, con la aparición de “El Muelle” en 202 pags. se hizo famoso. Esta fue su primera gran novela, de prosa modernista, anecdótica y nostálgica, por contener sus experiencias cosmopolitas, pues la trama se desliza entre New York y Guayaquil, denunciando los hechos reales y evidencias comunes del cholo. El argumento es la historia de Juan Hidrovo, un trabajador guayaquileño que acosado por la pobreza decide viajar a New York. Atrás deja sus sueños rotos y a su esposa María del Socorro Ibañez; solo encuentra la depresión y tiene que recurrir a sobornos para conseguir trabajos ilícitos relacionados con el alcohol. Luego participa en huelgas, viene el desempleo, el hambre y regresa derrotado mientras su mujer, sometida a trabajos inícuos y a presiones, conoce el abuso, la explotación y hasta la violación de parte de su patrono Mariño, al que luego se sumaran otros hombres, todos señoritos. Reunidos, vuelven a la rutina, él al muelle de donde le despide Mariño a través de sus influencias a tiempo que María del Socorro, aparentemente enferma de tuberculosis, le ayuda a sobrevivir sin esperanzas, empujados ambos al robo como alternativa de sobrevivencia y a la prostitución soslayada en trabajitos futiles.

La crítica le fue muy favorable, casi delirante, se dijo que su estilo era macizo, intenso, depurado, con fuerza de observación más real pues trata sobre los problemas socioeconómicos que resuelve con un sentido revolucionario. Novela compleja que conduce simultáneamente dos relatos que solo se entrelazan y marchan juntos en los cuatro últimos capítulos y desde entonces nunca más se vio obligado a pagar sus publicaciones.

El 34 estuvo a punto de perecer en un viaje a la isla Puná con Carlos Zevallos Menéndez pues naufragaron y tuvieron que permanecer ocho días en la orilla, en espera de que alguien los recogiera, comiendo únicamente ostiones y mejillones.

Ese año fue nombrado Miembro de Número del Centro de Estudios Literarios de la Universidad de Guayaquil y el 35 publicó “La Beldaca” en la Editorial Ercilla de Santiago de Chile en 249 pags., novela del trópico, de trama más complicada y captación histórica de mayor agudeza que El Muelle y trata sobre la vida del cholo en la sabana; quizá por eso ha sido traducida a varios idiomas y conocido muchas ediciones, siendo su única obra que incursiona por el campo y cuenta del mar. Es la historia de un personaje y su mundo a través de la vida del protagonista, su nacimiento, niñez, primeras inquietudes sexuales, la adquisición de la Beldaca, el hombre de mar, la familia y por fin la desgracia. La trama se sitúa en 1.882 en tiempos de Veintemilla, sigue con el liberalismo en 1.895 y termina con el ascenso de Martínez Mera al poder en 1.933. Se deja en claro la vida misérrima del cholo de la costa ecuatoriana y al final Jesús Parrales y La Beldaca desaparecen devorados por el mar..

El 35 fue nombrado Inspector de Enseñanza secundaria en el litoral por el Ministro Carlos Zambrano Orejuela, quien le ofreció poco después una beca a España, que no aceptó por estar recién casado. En su lugar viajó Aguilera Malta a quien le tocó vivir la primera época de la Guerra Civil española.

Su amigo Jerónimo Avilés Aguirre, Ministro de la dictadura del Ing. Federico Páez, quiso que ocupara la cartera de Agricultura, que tampoco aceptó y para que no le siguiera insistiendo se fue a Ambato donde vacacionaba su familia. Ese año comenzó una novela en coplas montuvias que denominó “El Entenao”, guardada hasta los años 80 que la dio a la Universidad de Guayaquil para su publicación.

El 36 por editar el semanario “España Leal”, del que solamente alcanzaron a salir dos números a medias con Pedro Jorge Vera, fue calificado de escritor sudversivo. Allí salió su poema “Canto a España” considerado algo extraordinario por su fuerza histórica y expresión literaria y al ocurrir la llamada Guerra de las Cuatro horas en Quito, se desató una terrible persecusión contra las izquierdas, fue tomado preso y amenazado con el penal de las Islas Galápagos, consiguió un préstamo de dinero de su suegro Emilio Cucalón Pareja y viajó al destierro en Chile. (1)
Ercilla le envió a instalar una librería en Antofagasta pero allí se metió en problemas con la policía y tuvo que volver a Santiago, donde le esperaba su esposa y su hija Cecilia, habitando en una pensión de baja categoría, dada la situación de apremio económico que vivían. La Sociedad de Escritores de Chile presidida por Mario Latorre le puso a sus ordenes el Club de la entidad para que pudiera almorzar permanentemente. Poco después pasó a Bolivia y a la caída de Páez el 37 pudo regresar.

El 38, igualmente con Ercilla, sacó “Baldomera” en 264 pags. que subtituló tragedia del cholo americano, apreciándose su ascendente madurez literaria en el manejo de personajes de relieves múltiples. Aquí, pese a su aparente trayectoria lineal, regresa al pasado e introduce como en un largo paréntesis, la historia de uno de sus personajes: la cocinera Baldomera, que tenía un fogoncito para vender muchines en la boca del pozo, cuya historia conoció a través de su suegra Delfina Concha de Cucalón. La tal Baldomera, mujerona de gran fuerza vital y al mismo tiempo de enorme sencillez, era una zamba gritona muy popular en Ciudavieja de Guayaquil a principios del siglo XX y fue muerta por los militares el 15 de Noviembre de 1.922. Se ha dicho que por la creación de este personaje de eufónico nombre y por la importancia que han cobrado los aspectos feministas, es la


(1) Habiendo arribado a Valparaíso, sin conocer a nadie, casi sin dinero con su esposa y su pequeña hija Cecilia, niña de pecho, Alfredo llamó por teléfono a Vicente de Santistevan Elizalde, la única persona que conocía en Chile, quien era Ministro Plenipotenciario del Ecuador en Santiago y su primo por ser nieto de Juan Bautista Elizalde Pareja, a quien solicitó posada por unos cuantos días solamente hasta encontrar un hotel; pero éste alegó que siendo Pareja un desterrado no lo podía tener en su casa. Entonces mi tía Meche tomó el teléfono y llamó a su amiga de toda la vida Susana Arosemena de Santistevan, quien menos diplomática que su esposo se alegró muchísimo, inmediatamente les envió a recoger en el carro de la Embajada y los alojó en la casa. A la hora del almuerzo, cuando Vicente llegó a su casa, encontró cómodamente almorzando a sus primos y se llevó la gran sorpresa. A los dos días, los huéspedes se cambiaron a un hotel para que “su excelencia”, el señor Embajador, quede tranquilo.
novela que más ha atraído la atención de los críticos. Su argumento es como sigue: El cuatrero más listo de todo el río Yaguachi es Lamparita, quien viene a Guayaquil, se dedica a robar, conoce a Baldomera y se casan. Parecen felices pero pronto se da la tragedia. Lamparita es malherido y va al hospital, mientras Baldomera subsiste con un fogón vendiendo muchines. Luego se cuenta la vida de Inocente el hijo de ambos. Finalmente Baldomera desfila en dos manifestaciones obreras, la última el 15 de Noviembre, donde ella muere, aunque en la obra se dan fechas distintas para no herir la susceptibilidad de su tío político el Dr. José Luis Tamayo, Presidente de entonces.

Nuevamente en el negocio de las medicinas fue elegido Diputado a la Asamblea Nacional Constituyente e integrando el bloque socialista presentó la candidatura presidencial de Carlos Cueva Tamariz, que no aceptó por temor a provocar un nuevo golpe militar; entonces eligieron los asambleístas al Liberal Aurelio Mosquera Narvaez, que en Noviembre disolvió la Asamblea y envió a los Diputados al Panóptico. Estuvo 34 días detenido, Navidad y Año Nuevo incluídos, que aprovechó para terminar su Don Balón de Baba y revisar los archivos del Penal.

El 39 salió “’Hechos y hazañas de don Balón de Baba y de su amigo Inocente Cruz” en 306 pags. en la Editorial Club del Libro de Buenos Aires que le pagó excelentes derechos de autor, pero esta novela no gustó por ser esencialmente una sátira a J. Federico Intriago, conocido político del Guayas. Tragicomedia, caricatura de un personaje esperpéntico, pastiche del Quijote, no imitación como su autor ha aclarado, pues don Balón es un idealista de la política que fracasa justamente por eso. La obra está escrita en hermoso y depurado estilo, contiene morosas descripciones del Guayaquil de entonces, de la vida, sus costumbres y sus gentes, de las casas de madera y por eso mismo es un documento para el conocimiento de esa época, los años 1.900 al 30.

El 41 la Editorial Lozada de Buenos Aires editó “Hombres sin tiempo” en 246 pags. también titulada Penal García Moreno, novela de corte moderno y de interioridades con mucho de psicológico, personajes que viven bajo el sistema penitenciario ecuatoriano, opresivo por no estimulante. Primera de sus obras que presenta al hombre por dentro, prefiriendo los paisajes del alma a los meramente geográficos. Se busca la dimensión interior del protagonista mediante una confesión escrita por él, excepto el último párrafo -verdadera pirueta literaria- en que aparece el autor narrador para que el personaje pueda cumplir su destino. Hay un afán de denuncia, crea personajes de carne y hueso, un profesor soltero que vivía con su madre y una noche, invitado a una fiesta y bajo los efectos del licor, al intentar la violación de la hija de un colega termina matándole. Le ponen 16 años de cárcel y allí conoce a una mujer tempranamente seducida, que pasó de mano en mano hasta ser burlada por un enamorado al que mató. La historia termina con la amistad y amor de ambos pero sin desenlace feliz, pues ella salió antes que él. Nicolás, en cambio, terminó devorado por la prisión, es decir, muerto.

El 43 viajó México con su familia y tras la victoria popular del 28 de Mayo de 1.944 fue Encargado de Negocios del Ecuador en ese país y apareció “La Hoguera Bárbara” en 311 pags. Hermosísima biografía novelada del caudillo liberal Eloy Alfaro, donde logra altísimos niveles dentro de tan difícil género. Obra escrita como una necesidad política de reivindicar a un personaje calumniado por la clerecía y los fanáticos del país como un monstruo diabólico, un cínico, un aventurero y un asesino, según aclaró el autor, refiriéndose –claro está– al Dr. Wilfredo Loor Moreira, gran escritor conservador y manabita, autor de una biografía de Alfaro, rica en detalles desconocidos.

Al poco tiempo salió en Buenos Aires “Las Tres Ratas” en 198 pags. Novela de tres hermanas, miembros de una decadente familia liberal, historia de gran impacto y tremenda desenvoltura entre el argumento, el desarrollo y las conclusiones, comenzada en 1.942 y terminada de apuro, en solo tres meses, para el Concurso “Farrar and Rinehart” donde logró el segundo puesto.

A fines del 44 fue electo Jefe de la misión de la United Nations Relief and Rehabilitation administration (UNRA) programa internacional creado por el Presidente norteamericano Franklyn Delano Roosevelt para el socorro y rehabilitación de los pueblos devastados por la Guerra. Primero estuvo con sede en México y jurisdicción para toda Centroamérica. “Tenía que comprar los excedentes de la producción de esos países para enviar alimentos a la gente que salía de los campos de concentración, como también médicos y enfermeras”. Luego pasaría al cono Sur, estuvo en Buenos Aires con funciones en Argentina, Uruguay y Paraguay hasta el 47.

El 46 se editó en México su “Breve Historia del Ecuador”, por encargo del Ministerio de Educación de ese país como parte de una serie de pequeñas historias de los países de la América Latina. Relación bien escrita de nuestros principales hechos políticos; sin embargo, como no salió el capítulo del problema fronterizo con el Perú, la desautorizó mediante Carta abierta aparecida en algunos países de América.

El 47 “Las Tres Ratas” fue llevada al cine por Luis Saslavsky con la actuación de Meche Ortíz, Amélida Bence y María Duval estrenándose en el teatro Opera de Buenos Aires con gran éxito. La premiere en el Ecuador se llevó a efecto en el teatro Bolívar de Quito, asistiendo su amigo personal el Presidente Carlos Julio Arosemena Tola y su esposa Laura Monroy Garaycoa, Alfredo y Meche. A la salida fue aclamado por el pueblo y recibió un emocionante homenaje en la Casa Presidencial. Desde ese momento fue considerado el mayor novelista del país, coincidiendo que ya para entonces comenzaba a diversificarse a través de la biografía, la historia, el ensayo político y social, etc.

En Febrero del 48 dio a la luz “Consideraciones sobre el hecho literario ecuatoriano” conferencia en 17 pags. aparecida en el tomo III del No. 6 de la Revista de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Sus amigos Luis Verdesoto Salgado y Francisco Salgado le llevaron a dictar clases a las Facultades de Filosofía y Letras y Jurisprudencia, pero como no tenía título de bachiller la Universidad le otorgó el doctorado en Historia y hasta quisieron darle el Honoris Causa que bien se lo merecía, pero no le faltaron enemiguitos que se opusieron y decidió renunciar.

El 49 estuvo muy molesto con una incómoda verruga que le salió en uno de los talones, fue operado dos veces y empezó a escribir una novela cíclica en seis volúmenes, que luego redujo a solo tres, con historias desde la revolución Juliana de 1.925, el tiempo de su generación y de las ideas sociales en el Ecuador, hasta la contemporaneidad. Lío de superstición, de verdad, de magia, de aliento subterráneo, con un personaje llamado Pablo, muy humano por cierto. Ese año terminó el primer volumen que envió a la Editorial Lozada de Buenos Aires.

Con Benjamín Carrión, Guillermo Lasso, Gonzalo Maldonado y otros amigos fundaron el “El Sol”, diario de ideas, para lo cual realizó un viaje a New York a fin de conseguir una máquina impresora moderna. “El Sol” fue una valiosa publicación pero a la postre no resultó negocio y ante la falta de capital tuvo que ser vendido el 52 a Francisco Illescas Barreiro. A consecuencia de esta aventura periodística perdió los ahorros de toda su vida y quedó desempleado. Durante su gerencia había tenido magníficas oportunidades. El Presidente Velasco Ibarra le había querido designar Ministro de Gobierno en reemplazo de su amigo Carlos Guevara Moreno.

Este año hizo un viaje relámpago a New York y obtuvo la distribución de la International General Electric X Ray and Medical Products División para el equipamiento médico y quirúrgico de los hospitales y con la Ligget Drug Co. Subsidiaria y vendedora de la cadena de farmacias Rexall Drug Co. Pero no le fue bien en estos negocios.

Por esos días apareció la segunda edición de su “Historia del Ecuador” en la Editorial de la CCE en cuatro pequeños volúmenes con hermosos grabados de Galo Galecio. También fue de este año una biografía novelada bajo el título de “Vida y leyenda de Miguel de Santiago” que no tuyo mucha suerte por la notoria escasez de documentos sobre el personaje, aunque trató de recrear la atmósfera del siglo XVII con sus problemas para conseguir la humanización trágica del pintor, fue electo Miembro de Número del Instituto Ecuatoriano de Antropología y Geografía y a fines del 53, en situación de apremio, el Consejo Ecuatoriano de Economía le llevó a su seno pues debía sobrevivir con los suyos. También consiguió un puesto en el directorio del Banco Central del Ecuador y como tal pasó a conformar la Junta Monetaria donde permaneció reelecto hasta 1.960.

Este período fue de intensa madurez literaria. Se volvió introspectivo y meditaba. Entre el 53 y el 61 fue Miembro titular de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. El 54 lanzó la tercera versión ampliada de su “Historia del Ecuador” también en cuatro volúmenes y dio forma a uno de los más vastos planes que registra la historia de las letras ecuatorianas con la llamada novela río, obra peligrosa por enorme y que se desenvuelve a través de un personaje contemporáneo llamado Pablo Canelo.

Alfredo siempre tuvo planes literarios ambiciosos y siendo un escritor disciplinado y trabajador pudo completar finalmente los tres tomos de los Los Nuevos Años y llamaron: 1) “La Advertencia”, editado el 56 en 423 pags. que como ya se dijo fue escrita entre el 48 y el 51, trata sobre la revolución Juliana, 2) “El aire y los recuerdos”, 1.959, en 273 pags. escrita el 57 trata sobre la famosa Guerra de los Cuatro Días en el Quito de 1.932 y 3) “Los Poderes Omnímodos”, 1.964, en 235 pags. escrita entre el 58 y el 61 versa sobre el primer Velasquismo y sus secuelas y encierra la vida política del Ecuador desde la revolución del 9 de Julio de 1.925 hasta el 28 de Mayo de 1.944.

Tan vasto plan de acción constituyó un esfuerzo sobrehumano, casi imposible, pero finalmente lo consiguió tomando posiciones artísticas sin dejar a un lado los recursos de la novela tradicional y tuvo que profundizar sus discursos, volviéndose menos social e intentado un renacimiento creador a base de temas históricos no ficcionales. La obra tiene mucho movimiento pues cuenta hechos e historias, todo mezclado. Los personajes son reales y hasta conflictivos con una marcada influencia de Thomas Mann, escritor a quien estudió a conciencia en su ensayo “Thomas Mann y su nuevo humanismo”, editado el 56 en 257 pags. .trabajo erudito, profundo, aunque no se le ha concedido la debida importancia.

En Agosto del 56 escribió varios ensayos cortos para la Historia de los pueblos de América, de la Editorial Zig-Zag de Santiago de Chile y editó “La Lucha por la democracia en el Ecuador” en 164 pags. Discurso histórico compuesto como capítulo de “The Struggle for democracy in Latin America”, obra del profesor Harry Kantor, de la Universidad de Florida, en la que colaboraron grandes personalidades internacionales como Víctor Raúl Haya de la Torre, del Perú. Este ensayo ha conocido nuevas ediciones, una de ellas en los años 80 en la Universidad de Guayaquil.

El 57 fue Asesor de historia del Instituto Panamericano de Geografía e Historia y dio a la publicidad una sentida “Carta al fallecido Joaquín Gallegos Lara” en la revista “Letras del Ecuador” al conmemorarse el X aniversario de su fallecimiento. El 58 apareció una nueva edición de su Historia en dos volúmenes de 496 pags.

Entre el 58 y el 61 fue Profesor de Historia de la Cultura en la Universidad Central. El 61 pasó a San José de Costa Rica como Subdirector del Instituto Internacional de Estudios Políticos y Profesor de Historia de América y Teoría Política y no desaprovechó su tiempo pues escribió dos ensayos: “América Latina en el mundo de Hoy” para Cuadernos Americanos de México y “Tres afirmaciones de conciencia latinoamericana” para Cuadernos por la Libertad y la Cultura de París. La revista Américas de la Unión Panamericana con sede en Washington le contrató 24 artículos para publicarlos durante 2 años en español e inglés sobre personalidades latinoamericanas. Igualmente terminó su tercer tomo de la novela rio.

El 62 le ofrecieron la cátedra de Historia de América Latina y Relaciones Internacionales para los Cursos de Postgrado de la Universidad de Florida con sede en Gainesville, viajó por Europa y tomó un Curso intensivo de Inglés en Londres. Aceptada la cátedra, fue Profesor principal a tiempo completo por tres años. De esta época son algunas de sus brillantes conferencias en las Universidades Norteamericanas, pero se sentía solo y hasta sufrió el 63 de unos agudos dolores de ciática, que se compuso estudiando el método de gimnasia china Tai-Chi, que practicó en las mañanas desde entonces. El 64 le otorgaron el Doctorado Honoris Causa y entre el 65 y el 67 fue profesor del Centro de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad de Coral Gable de Miami.

El 66 editó un ensayo sobre “El Ecuador de Eloy Alfaro” y como intentaba una nueva fórmula de novela, deshumanizada, comenzó su novela “Las pequeñas estaturas” aventura toda en símbolos que requería técnicas y cuidados nuevos. “Hablan los personajes sin apellidos, no hay país sino uno que no existe pero es subdesarrollado, donde todavía se juega al fútbol con los pies y los toros y las vacas hacen el amor directamente y la gente sin computadoras. Además de los dos personajes centrales, habla también un relator de vez en cuando, será un libro idealista pero no optimista. Nunca he trabajado tanto en literatura y a veces me temo que mis dificultades revelan decadencias o es que me exijo mucho”. Este tipo de novela abstracta era la novedad del momento, pero como en el teatro, sucede que toda novela requiere de movimiento, contar cosas más que ideas. Pareja siempre había sido muy imaginativo, culto y hasta erudito, pero no tenía la condición de filósofo o pensador y como se quedó en el medio, este tipo de novela no gustó en el país, por su lectura cansada. Sería de mucho interés estudiar la influencia que ejerció el medio norteamericano desde el 64 para transformar su estilo tan personal en algo diferente; sin embargo, aclaró en carta de 1.966 a Demetrio Aguilera Malta: “He pasado unos malos momentos, quizá el sobrehumano esfuerzo que hice por el idioma inglés para mis clases y para cursos en los que no tenia experiencia, me dejó fatigado y pagué la cuenta después, cuando ya mi vida es demasiado sosegada y tranquila, el trabajo fácil y la rutina sobrecogedora. Me he repuesto pero ya resistiré poco tiempo así. Siento que se me pierde el alma y hago planes para regresar al Ecuador -ya había caído la Junta Militar de Gobierno- Me mantiene en este sitio la educación de Francisco -su hijo- que se graduará de Bachelor dentro de algo más de dos años. Su educación me cuesta muy poco porque soy profesor”.

El 67 finalmente pudo regresar a Quito, enseñó Historia de la Cultura e Historia del Ecuador en la Universidad Central y para completar sus ingresos tuvo que aceptar la subgerencia del Banco La Filantrópica, luego pasó a la Subgerencia General del Banco Popular hasta el 74, que se separó por su enfermedad cardiaca, aunque siguió como miembro del Directorio hasta el 84. Después diría que no le había gustado la actividad bancaria, tan alejada de lo suyo.

Su amigo el Prof. Karl H. Heise, el 69 editó “La evolución narrativa de Alfredo Pareja Diez-Canseco” que le había servido de tesis doctoral en la Universidad del Estado de Michigan. Allí expresó lo siguiente: “Es en verdad un artista, su trayectoria novelística acusa una constante superación y madurez, consecuencias estas de un proceso evolutivo y no revolucionario y de su formación de hombre y artista”.

El 70 editó en Madrid “Las Pequeñas Estaturas” calificada de novela esperpéntica, irónica, mágica y fascinante. Hernán Rodríguez Castelo la anunció en el Ecuador “como una novela de hoy, que trata sobre un mundo en trance de cambio, con una organización que reduce y empequeñece las estaturas de los personaje. Su forma: el monólogo interior, aunque tiene pasajes tratados con estilo directo. El Epílogo lo da Alarico Saragata -Velasco Ibarra en su novela rio- de suerte que se integra a la serie de los Nuevos Años sin ser parte de ella. Monólogos interiores que avanzan paralelamente sin encontrarse, formando entonces un contrapunto. Al final anuncia una técnica de novela escénica que será su siguiente obra: “La Manticora”. Esta nueva manera de escribir le volvió al final de sus días en un escritor para élites altamente intelectualizadas y a pesar que “Las Pequeñas Estaturas” salió entre los cien Clásicos Ecuatorianos de la Colección Ariel, que tuvo una difusión masiva en el Ecuador, ni gustó ni fue apreciada, causándole una verdadera decepción.

El 73 fue electo Miembro de la Junta Consultiva del Ministerio de Relaciones Exteriores y Profesor de Investigación de la Universidad Central. El 74 imprimió “La Manticora”, novela o fábula de la realidad hispanoamericana, con sus creencias, valores, supersticiones y brujerías, mundo ilusionante escrito en estilo intemporal, con un retablo de caricaturas de tipos humanos latinoamericanos en afán de resolver el problema de la vieja Europa trasplantada a América, trasplante falso y monstruoso que los escritores peruanos de los años 30 había tratado de explicar, especialmente los del APRA, con Antenor Orrego, autor de la teoría del pueblo continente.

Tanto esfuerzo por renovarse constantemente -siempre fue un trabajador férreo, disciplinado, recio, perfeccionista- le dejó prácticamente extenuado, pues para sus últimas novelas acostumbraba escribir veinte páginas diarias trabajando a tiempo completo que luego reducía a solo cinco; quizá por eso, al finalizar La Manticora dijo adiós para siempre a las novelas para consagrarse únicamente a la historia como género objetivo y lógico. El cambio se debió a las tensiones emocionales que le producía la literatura abstracta, incluso le ocasionó un síncope cardiaco y por no ser literatura de diversión constituyó otro fracaso en el país, pues fueron muy pocos los que la entendieron. La crítica anotó como defecto un exceso de verbalismo que hacía difícil su lectura.

El 75 editó “La Administración y las Instituciones en la Real Audiencia de Quito”. El 78 organizó el “Grupo de los Veinte” que presidió su amigo Galo Plaza Lasso para supervigilar el largo retorno a la democracia, pues los Triunviros militares usaban de toda clase de subterfugio y triquiñuelas para no devolver el poder a la sociedad civil o por lo menos para demorar en todo lo posible ese momento, que el país reclamaba escandalizado.

Entre el 78 y el 80 enseñó Literatura Extranjera en la Universidad Católica. El 79 acompañó al presidente electo Jaime Roldós Aguilera en su gira por varios países, entre ellos Nicaragua, que se debatía en el caos tras superar la vergonzosa dictadura de los Somoza. Ese año recibió el Premio Nacional de Cultura Eugenio Espejo consistente en una suma de dinero y Diploma. Se dijo entonces que se había premiado su última obra “De la prehistoria a la conquista española” aunque en realidad se galardonó su constante esfuerzo, disciplina y tensión intelectual como novelista, biógrafo e historiador. Alfredo lo recibió en nombre de sus compañeros generacionales y poco después fue designado Ministro de Relaciones Exteriores con gran contentamiento de la República, en el primer gabinete de Roldós.

Su desempeño fue brillante, restableció las relaciones diplomáticas con Cuba rotas desde el 62 por imposición directa de la CIA., reconoció a la República Popular China con grave escándalo de los pacatos de siempre. El 80 renunció para dictar un curso de Doctorado en los Estados Unidos, según se dijo, aunque en realidad lo hizo por cierto desacuerdo con sus amigos intelectuales. (2)

 


(2) Eran los tiempos de la dictadura militar argentina y siendo dicho país uno de los garantes del protocolo de Río de Janeiro se optó por no desairar al Agregado Militar.
El 81 fue Asesor de Estudios Históricos de la Cancillería y dio a la imprenta “Ensayos de ensayos” con trabajos ya publicados. El 82 dictó un semestre en la Universidad de Texas. El 83 fue nombrado por el Presidente Oswaldo Hurtado para la Embajada del Ecuador en Francia y ante la Unesco y le correspondió acompañar a Abelardo Pachano y a Pedro Pinto en la renegociacion de la Deuda Externa. El 85 viajó con su esposa a la China Popular especialmente invitado por ese gobierno y fue el único escritor ecuatoriano invitado por el periódico francés “Liberation” para responder el difícil tema ¿Por qué escribo? De regreso al Ecuador fue designado Profesor de Investigación en la Facultad Interamericana de Ciencias Sociales FLACSO. que funciona en Quito.

El 86 la Universidad de Guayaquil le confirió el Doctorado Honoris Causa y escribió “Notas de un viaje a China”. El 14 de Abril del 88 recibió un homenaje nacional en Quito con motivo de sus 80 años. Retirado del mundillo social dedicaba su tiempo a la investigación. La Editorial El Conejo publicó su Historia del Ecuador, época contemporánea, en 45 fascículos. Escribía semanalmente para los diarios Hoy de Quito y Expreso de Guayaquil.

El 89 apareció “El Duro Oficio” hermoso libro con entrevistas grabadas por Francisco Febres-Cordero como para periódico, pero como todo lo que hace el pájaro Febres Cordero, que siempre intenta ser gracioso, no da al lector todo cuanto éste le pide. En lo positivo la obra contiene transcripciones, cartas, documentos y un Curriculum pero todo en desorden. El estilo es coloquial por la costumbre del Pájaro de hacer chiste de todo, aun de algo tan serio como es la vida y la obra de un escritor clásico. Se nota que le faltó al autor un mayor conocimiento del personaje, que le hubiera permitido acercarse a sus motivaciones, por eso no existen las preguntas decidoras en muchos pasajes que deja abiertos, con interrogantes que quizá ya no se podrán llenar jamás.

El 91 fue candidatizado por el Consejo Nacional de Cultura para el Premio Internacional príncipe de Asturias que anualmente concede España a diversas personalidades mundiales. Vivía en un cómodo y elegante departamento propio con su esposa que le cuidaba con amor. Hacía su gimnasia diaria, bebía su wisky de siempre, no fumaba, meticuloso, en sus alimentos, no probaba grasas ni nada nocivo y así pudo prolongar sus días hasta el lunes 3 de Mayo de 1.993, que falleció a las 12 y 15 de la tarde en el consultorio de su médico cardiólogo Dr. Fernando Bustamante, en la sala de espera, antes de hacerse un chequeo de rutina. Tenía 84 años de edad.

De estatura más que mediana, tez blanca rosada, delgado, pelo negro y bigotes canos. De porte distinguido y maneras elegantes, una amplia y sincera sonrisa completaba su amable figura, afectuosa y expansiva. Buen conversador y de temas múltiples, amigo leal y hombre de profundos ideales democráticos. Socialista en su juventud, luego desengañado de la política pero no vencido, por eso esgrimió su pluma con optimismo y verdad; finalmente formó parte del grupo de Galo Plaza que tanto dominó en la sierra, especialmente en Quito.

El mayor escritor ecuatoriano por muchísimos años hasta su muerte, su obra figura entre lo mejor de Latinoamérica. Fue el primero del Grupo Guayaquil en situar la acción de la novela en la ciudad alejándola del campo; su constante experimentación y materiales cambiantes hicieron a sus obras, sólidas, complejas y maduras.

Sus personajes tienen gran penetración psicológica. Baldomera es su creación más popular aunque no la mejor de todas. La amplitud de sus ideales le puso sobre la mentalidad chata del país, por eso caminaba siempre adelante, incluso ahora que ha muerto sus dos últimas novelas no han sido suficientemente entendidas, pero quizá algún día lo serán cuando el lector ecuatoriano evolucione literariamente.

El estudio de su producción novelística, para facilidad del análisis, se divide así:

1.- De El Muelle en 1.933 a las Tres Ratas en 1.944,-Etapa del relismo Social,
2.-De La Advertencia en 1.956 a Los Poderes Omnímodos en 1.964. Etapa histórica,
3.-De las Pequeñas Estaturas en 1.970 a La Manticora en 1.974.- Etapa Abstracta.