- An angry man opens his mouth and shuts his eyes.
Cato The Elder - We live in a rainbow of Chaos.
Paul Cezanne - Most of the important things in the world have been accomplished by people who have kept on trying when there seemed to be no hope at all.
Dale Carnegie - In some cases, non-violence requires more militancy than violence.
Cesar Chavez - When a lot of remedies are suggested for a disease, that means it cannot be cured.
Anton Chekhov - The way to love anything is to realize that it might be lost.
—G. K. Chesterton - A closed mind is like a closed book: just a block of wood.
—Chinese Proverb - It is a curious thought, but it is only when you see people looking ridiculous that you realize just how much you love them.
—Agatha Christie - Success is never final.
Winston Churchill - Courage is what it takes to stand up and speak; courage is also what it takes to sit down and listen.
—Winston Churchill - By three methods we may learn wisdom: First, by reflection, which is noblest; Second, by imitation, which is easiest; and third by experience, which is the bitterest.
Confucius - When you know a thing, to hold that you know it; and when you do not know a thing, to allow that you do not know it–this is knowledge.
Confucius - Virtue is not left to stand alone. He who practices it will have neighbors.
Confucius - History is a vast early warning system.
Norman Cousins - A good book has no ending.
R.D. Cumming
Archivo de septiembre, 2008
Frases célebres en Inglés
Posted in frases célebres en Inglés with tags frases célebres on septiembre 28, 2008 by edmolin657Roy Rogers
Posted in notas periodísticas with tags actores, cantantes, cine, cowboy, Holliwood, los 50, oeste on septiembre 28, 2008 by edmolin657CINCINNATI, OHIO, USA, 5 DE NOVIEMBRE DE 1911
APPLE, VALLEY, CA., 6 DE JULIO DE 1998
Víctor Arregui (entrevista)
Posted in entrevistas, notas periodísticas with tags cineastas, ecuatorianos on septiembre 28, 2008 by edmolin657De qué trata ‘Cuando me toque a mí’?
Es una historia de la vida. Sobre un médico legista. Alrededor de él pasan algunas historias. Trata sobre la soledad, la impunidad, el racismo, la ciudad, la sociedad. Tal vez se resume en lo que un personaje llega a decir: Hasta para llegar al cielo se necesitan palancas.
¿Para hacer cine se necesitan palancas?
Para todo. Claro que sientes, uno siente y a veces eres parte de eso. Inevitablemente tienes que ser el conocido de… para que te ayude a llegar a… para que te escuche lo que quieres. Peor si dices que quieres hacer una película. Aunque poco a poco ha ido tomando importancia: las personas nos oyen, la empresa privada o cuando hay que pedir un permiso para filmar en las calles. Ahí la gente se emociona, te dicen: ¡Ah! una película ecuatoriana. ¡Qué chévere! Luego dicen ¡qué bonito hobbie! No, no es un hobbie es un trabajo serio. No, pero qué bonito… O sea sí es bonito, pero a veces no se puede vivir de esto porque sí se necesitan palancas.
¿El aumento del cine ecuatoriano se debe a que el cineasta descubrió que tiene algo para decir?
Yo creo que estaban bien reprimidas las ganas de contar las historias. El rato que nos decidimos estaban listas para ser contadas. Hay una necesidad grande de decir cómo somos, qué oímos, cómo son nuestras calles, nuestras ciudades, nuestros rostros. Aprender a identificarnos con nuestros elementos propios que a veces los rechazamos por lo que nos venden. Siempre nos están diciendo que todos somos rubios. Nos viven diciendo que vivimos en casas de 500 metros y no hay tanto. El 90% de la población no es parte de eso. O sea, nos gusta la fritada, nos gusta vivir en departamentos, nos cuesta cada dólar que ganamos, es difícil.
Cuando me toque a mí es un título muy amplio
Es para pensar mucho. Cuando me toque ser padre de familia, ama de casa. Cuando ya nos toque morir. Te toca nacer, ser niño, las responsabilidades, trabajar, hacer películas. A mí me ha tocado eso junto con una relación cercana a la muerte que tuve hace años. Por eso, cuando leí el libro del Alfredo me provocó adaptarlo, especialmente cuando habla de la ciudad.
Pero es guarandeño
Sí, pero llegué a Quito y me adoptó la ciudad, como chagra. Es una urbe a la que amo mucho. Te da unos paisajes espectaculares, te da gente y te quita muchas cosas… eso de ser víctimas y victimarios de la ciudad.De qué trata ‘Cuando me toque a mí’?
Es una historia de la vida. Sobre un médico legista. Alrededor de él pasan algunas historias. Trata sobre la soledad, la impunidad, el racismo, la ciudad, la sociedad. Tal vez se resume en lo que un personaje llega a decir: Hasta para llegar al cielo se necesitan palancas.
¿Para hacer cine se necesitan palancas?
Para todo. Claro que sientes, uno siente y a veces eres parte de eso. Inevitablemente tienes que ser el conocido de… para que te ayude a llegar a… para que te escuche lo que quieres. Peor si dices que quieres hacer una película. Aunque poco a poco ha ido tomando importancia: las personas nos oyen, la empresa privada o cuando hay que pedir un permiso para filmar en las calles. Ahí la gente se emociona, te dicen: ¡Ah! una película ecuatoriana. ¡Qué chévere! Luego dicen ¡qué bonito hobbie! No, no es un hobbie es un trabajo serio. No, pero qué bonito… O sea sí es bonito, pero a veces no se puede vivir de esto porque sí se necesitan palancas.
¿El aumento del cine ecuatoriano se debe a que el cineasta descubrió que tiene algo para decir?
Yo creo que estaban bien reprimidas las ganas de contar las historias. El rato que nos decidimos estaban listas para ser contadas. Hay una necesidad grande de decir cómo somos, qué oímos, cómo son nuestras calles, nuestras ciudades, nuestros rostros. Aprender a identificarnos con nuestros elementos propios que a veces los rechazamos por lo que nos venden. Siempre nos están diciendo que todos somos rubios. Nos viven diciendo que vivimos en casas de 500 metros y no hay tanto. El 90% de la población no es parte de eso. O sea, nos gusta la fritada, nos gusta vivir en departamentos, nos cuesta cada dólar que ganamos, es difícil.
Cuando me toque a mí es un título muy amplio
Es para pensar mucho. Cuando me toque ser padre de familia, ama de casa. Cuando ya nos toque morir. Te toca nacer, ser niño, las responsabilidades, trabajar, hacer películas. A mí me ha tocado eso junto con una relación cercana a la muerte que tuve hace años. Por eso, cuando leí el libro del Alfredo me provocó adaptarlo, especialmente cuando habla de la ciudad.
Pero es guarandeño
Sí, pero llegué a Quito y me adoptó la ciudad, como chagra. Es una urbe a la que amo mucho. Te da unos paisajes espectaculares, te da gente y te quita muchas cosas… eso de ser víctimas y victimarios de la ciudad.De qué trata ‘Cuando me toque a mí’?
Es una historia de la vida. Sobre un médico legista. Alrededor de él pasan algunas historias. Trata sobre la soledad, la impunidad, el racismo, la ciudad, la sociedad. Tal vez se resume en lo que un personaje llega a decir: Hasta para llegar al cielo se necesitan palancas.
¿Para hacer cine se necesitan palancas?
Para todo. Claro que sientes, uno siente y a veces eres parte de eso. Inevitablemente tienes que ser el conocido de… para que te ayude a llegar a… para que te escuche lo que quieres. Peor si dices que quieres hacer una película. Aunque poco a poco ha ido tomando importancia: las personas nos oyen, la empresa privada o cuando hay que pedir un permiso para filmar en las calles. Ahí la gente se emociona, te dicen: ¡Ah! una película ecuatoriana. ¡Qué chévere! Luego dicen ¡qué bonito hobbie! No, no es un hobbie es un trabajo serio. No, pero qué bonito… O sea sí es bonito, pero a veces no se puede vivir de esto porque sí se necesitan palancas.
¿El aumento del cine ecuatoriano se debe a que el cineasta descubrió que tiene algo para decir?
Yo creo que estaban bien reprimidas las ganas de contar las historias. El rato que nos decidimos estaban listas para ser contadas. Hay una necesidad grande de decir cómo somos, qué oímos, cómo son nuestras calles, nuestras ciudades, nuestros rostros. Aprender a identificarnos con nuestros elementos propios que a veces los rechazamos por lo que nos venden. Siempre nos están diciendo que todos somos rubios. Nos viven diciendo que vivimos en casas de 500 metros y no hay tanto. El 90% de la población no es parte de eso. O sea, nos gusta la fritada, nos gusta vivir en departamentos, nos cuesta cada dólar que ganamos, es difícil.
Cuando me toque a mí es un título muy amplio
Es para pensar mucho. Cuando me toque ser padre de familia, ama de casa. Cuando ya nos toque morir. Te toca nacer, ser niño, las responsabilidades, trabajar, hacer películas. A mí me ha tocado eso junto con una relación cercana a la muerte que tuve hace años. Por eso, cuando leí el libro del Alfredo me provocó adaptarlo, especialmente cuando habla de la ciudad.
Pero es guarandeño
Sí, pero llegué a Quito y me adoptó la ciudad, como chagra. Es una urbe a la que amo mucho. Te da unos paisajes espectaculares, te da gente y te quita muchas cosas… eso de ser víctimas y victimarios de la ciudad.De qué trata ‘Cuando me toque a mí’?
Es una historia de la vida. Sobre un médico legista. Alrededor de él pasan algunas historias. Trata sobre la soledad, la impunidad, el racismo, la ciudad, la sociedad. Tal vez se resume en lo que un personaje llega a decir: Hasta para llegar al cielo se necesitan palancas.
¿Para hacer cine se necesitan palancas?
Para todo. Claro que sientes, uno siente y a veces eres parte de eso. Inevitablemente tienes que ser el conocido de… para que te ayude a llegar a… para que te escuche lo que quieres. Peor si dices que quieres hacer una película. Aunque poco a poco ha ido tomando importancia: las personas nos oyen, la empresa privada o cuando hay que pedir un permiso para filmar en las calles. Ahí la gente se emociona, te dicen: ¡Ah! una película ecuatoriana. ¡Qué chévere! Luego dicen ¡qué bonito hobbie! No, no es un hobbie es un trabajo serio. No, pero qué bonito… O sea sí es bonito, pero a veces no se puede vivir de esto porque sí se necesitan palancas.
¿El aumento del cine ecuatoriano se debe a que el cineasta descubrió que tiene algo para decir?
Yo creo que estaban bien reprimidas las ganas de contar las historias. El rato que nos decidimos estaban listas para ser contadas. Hay una necesidad grande de decir cómo somos, qué oímos, cómo son nuestras calles, nuestras ciudades, nuestros rostros. Aprender a identificarnos con nuestros elementos propios que a veces los rechazamos por lo que nos venden. Siempre nos están diciendo que todos somos rubios. Nos viven diciendo que vivimos en casas de 500 metros y no hay tanto. El 90% de la población no es parte de eso. O sea, nos gusta la fritada, nos gusta vivir en departamentos, nos cuesta cada dólar que ganamos, es difícil.
Cuando me toque a mí es un título muy amplio
Es para pensar mucho. Cuando me toque ser padre de familia, ama de casa. Cuando ya nos toque morir. Te toca nacer, ser niño, las responsabilidades, trabajar, hacer películas. A mí me ha tocado eso junto con una relación cercana a la muerte que tuve hace años. Por eso, cuando leí el libro del Alfredo me provocó adaptarlo, especialmente cuando habla de la ciudad.
Pero es guarandeño
Sí, pero llegué a Quito y me adoptó la ciudad, como chagra. Es una urbe a la que amo mucho. Te da unos paisajes espectaculares, te da gente y te quita muchas cosas… eso de ser víctimas y victimarios de la ciudad.De qué trata ‘Cuando me toque a mí’?
Es una historia de la vida. Sobre un médico legista. Alrededor de él pasan algunas historias. Trata sobre la soledad, la impunidad, el racismo, la ciudad, la sociedad. Tal vez se resume en lo que un personaje llega a decir: Hasta para llegar al cielo se necesitan palancas.
¿Para hacer cine se necesitan palancas?
Para todo. Claro que sientes, uno siente y a veces eres parte de eso. Inevitablemente tienes que ser el conocido de… para que te ayude a llegar a… para que te escuche lo que quieres. Peor si dices que quieres hacer una película. Aunque poco a poco ha ido tomando importancia: las personas nos oyen, la empresa privada o cuando hay que pedir un permiso para filmar en las calles. Ahí la gente se emociona, te dicen: ¡Ah! una película ecuatoriana. ¡Qué chévere! Luego dicen ¡qué bonito hobbie! No, no es un hobbie es un trabajo serio. No, pero qué bonito… O sea sí es bonito, pero a veces no se puede vivir de esto porque sí se necesitan palancas.
¿El aumento del cine ecuatoriano se debe a que el cineasta descubrió que tiene algo para decir?
Yo creo que estaban bien reprimidas las ganas de contar las historias. El rato que nos decidimos estaban listas para ser contadas. Hay una necesidad grande de decir cómo somos, qué oímos, cómo son nuestras calles, nuestras ciudades, nuestros rostros. Aprender a identificarnos con nuestros elementos propios que a veces los rechazamos por lo que nos venden. Siempre nos están diciendo que todos somos rubios. Nos viven diciendo que vivimos en casas de 500 metros y no hay tanto. El 90% de la población no es parte de eso. O sea, nos gusta la fritada, nos gusta vivir en departamentos, nos cuesta cada dólar que ganamos, es difícil.
Cuando me toque a mí es un título muy amplio
Es para pensar mucho. Cuando me toque ser padre de familia, ama de casa. Cuando ya nos toque morir. Te toca nacer, ser niño, las responsabilidades, trabajar, hacer películas. A mí me ha tocado eso junto con una relación cercana a la muerte que tuve hace años. Por eso, cuando leí el libro del Alfredo me provocó adaptarlo, especialmente cuando habla de la ciudad.
Pero es guarandeño
Sí, pero llegué a Quito y me adoptó la ciudad, como chagra. Es una urbe a la que amo mucho. Te da unos paisajes espectaculares, te da gente y te quita muchas cosas… eso de ser víctimas y victimarios de la ciudad.
Debe estar conectado para enviar un comentario.