Archivo de septiembre, 2008

Frases célebres en Inglés

Posted in frases célebres en Inglés with tags on septiembre 28, 2008 by edmolin657
  1. An angry man opens his mouth and shuts his eyes.
       Cato The Elder
  2. We live in a rainbow of Chaos.
       Paul Cezanne
  3. Most of the important things in the world have been accomplished by people who have kept on trying when there seemed to be no hope at all.
       Dale Carnegie
  4. In some cases, non-violence requires more militancy than violence.
       Cesar Chavez
  5. When a lot of remedies are suggested for a disease, that means it cannot be cured.
       Anton Chekhov
  6. The way to love anything is to realize that it might be lost.
      —G. K. Chesterton
  7. A closed mind is like a closed book: just a block of wood.
      —Chinese Proverb
  8. It is a curious thought, but it is only when you see people looking ridiculous that you realize just how much you love them.
      —Agatha Christie
  9. Success is never final.
       Winston Churchill
  10. Courage is what it takes to stand up and speak; courage is also what it takes to sit down and listen.
      —Winston Churchill
  11. By three methods we may learn wisdom: First, by reflection, which is noblest; Second, by imitation, which is easiest; and third by experience, which is the bitterest.
       Confucius
  12. When you know a thing, to hold that you know it; and when you do not know a thing, to allow that you do not know it–this is knowledge.
       Confucius
  13. Virtue is not left to stand alone. He who practices it will have neighbors.
       Confucius
  14. History is a vast early warning system.
       Norman Cousins
  15. A good book has no ending.
       R.D. Cumming

Roy Rogers

Posted in notas periodísticas with tags , , , , , , on septiembre 28, 2008 by edmolin657

CINCINNATI, OHIO, USA, 5 DE NOVIEMBRE DE 1911
APPLE, VALLEY, CA., 6 DE JULIO DE 1998

  


[Leonard Franklin Slye
}

——————————————————————————–

Diario El Clarín
Argentina

Roy Rogers, el cowboy y cantante norteamericano más famoso, murió ayer, lunes, en su casa de Victorville (California). Tenía 86 años. Primero el cine y luego la televisión habían popularizado su figura hasta un punto que él mismo, de modestos orígenes, difícilmente haya imaginado.
Rogers, cuyo verdadero nombre era Leonard Slye, fue entre los años 30 y 50 uno de los rostros más famosos del espectáculo norteamericano, y su personaje -llevando siempre un sombrero blanco, muy compuesto incluso luego de violentas peleas o persecuciones y capaz de entonar una lánguida canción country tras ellas- se contó entre los preferidos de la juventud estadounidense.
Igualmente famoso era su caballo Trigger, un hermoso bayo que murió en 1965 y está embalsamado en el museo dedicado a Roy Rogers en la citada ciudad de Victorville, en medio del Apple Valley. En él se hacía presente a menudo para saludar a los visitantes y firmar autógrafos. Fue, también, uno de los precursores del merchandising, de los primeros en vender objetos vinculados con su imagen (desde pistolitas a cuadernos con su nombre, que también fue el de una cadena de restaurantes fast food.
Hizo alrededor de noventa películas, primero en blanco y negro y más tarde en color, y luego pasó a la televisión, donde su programa The Roy Rogers Show tuvo mucho éxito a partir de 1951, llegando a emitirse hasta 1957.El rey de los cowboys, como se lo llamaba, había nacido en Cincinnati el 5 de noviembre de 1911 y tenía sangre piel roja en sus venas.
Durante la Depresión era chofer de camiones y fue ese oficio el que lo llevó a Hollywood.Allí ganó un concurso en 1937 -influyeron en ello su apostura, sus condiciones vocales y sus aptitudes como jinete- y fue contratado por el mítico sello Republic con un sueldo de US$ 75 semanales. Fue dicha productora la que diseñó el personaje que habría de interpretar para siempre y que, entre otras características, incluía también la guitarra siempre a mano y otro animal, su perro Bullet. Además de la inevitable muchacha que debía terminar en sus brazos en el The End, tuvo fieles compañeros (en cine, el borrachín Gabby Hayes, y en televisión, Pat Brady).
Entre sus filmes se cuentan Bajo las estrellas del Oeste, Canción de Arizona y El cowboy y la señorita, en la que, en 1947, conoció a la actriz Dale Evans, quien tres años después, cuando Rogers enviudó de su primera mujer, se convirtió en su esposa y estuvo siempre con él, en la vida y en la pantalla, a partir de allí.
Cuando se pasó a la televisión, la Republic quiso impedírselo, por considerar que no podía usufructuar por su cuenta, y mucho menos en otro medio, ese personaje creado para la pantalla grande por la propia productora, lo cual dio lugar a un pleito que se resolvió en la Corte Suprema de los Estados Unidos.
Fue, el intérprete desaparecido, un cristiano practicante, en lo cual tal vez hayan influido algunos acontecimientos de su vida. Tuvo nueve hijos (cinco adoptados), de los cuales tres murieron trágicamente. Robin, la única hija que tuvo con Dale Evans, en 1952 -antes de cumplir 2 años- por complicaciones surgidas de paperas; Debbie, nacida en Corea y adoptada, en un accidente en un ómnibus escolar en 1964, y al año siguiente John, otro de sus hijos adoptivos, murió asfixiado haciendo el servicio militar en Alemania.
No hace mucho tiempo Roy Rogers había reflotado su carrera musical, con la aparición en 1991 de, Tribute, un álbum que, junto a alguna novedad, incluía varios de sus temas clásicos.

Víctor Arregui (entrevista)

Posted in entrevistas, notas periodísticas with tags , on septiembre 28, 2008 by edmolin657

De qué trata ‘Cuando me toque a mí’?

Es una historia de la vida. Sobre un  médico legista.  Alrededor de él pasan algunas historias.  Trata sobre la soledad, la impunidad, el racismo, la ciudad, la sociedad.  Tal vez se resume en lo que un personaje llega a decir: Hasta para llegar al cielo se necesitan palancas.

¿Para hacer cine se necesitan palancas?

Víctor  nació en Guaranda hace  44 años. Desde hace 31 reside en la capital. Se encarga de la realización del festival Cero Latitud.

Para todo. Claro que sientes, uno siente y a veces eres parte de eso. Inevitablemente tienes que ser el conocido de… para que te ayude a  llegar a… para que te escuche lo  que quieres. Peor si dices que quieres hacer una película. Aunque poco a poco ha ido  tomando importancia:  las personas  nos  oyen, la empresa privada o cuando hay que  pedir un permiso para filmar en las calles. Ahí  la gente se emociona, te dicen: ¡Ah! una película ecuatoriana. ¡Qué chévere! Luego  dicen ¡qué bonito hobbie! No, no es un hobbie es un trabajo serio. No, pero qué bonito… O sea sí es bonito, pero a veces no se puede vivir de esto porque sí  se necesitan palancas.

¿El  aumento  del  cine ecuatoriano se debe a que el cineasta descubrió que tiene algo para decir?

Yo creo que estaban bien reprimidas las ganas de contar las historias. El rato que nos decidimos  estaban listas para ser contadas. Hay una necesidad grande de decir cómo somos, qué oímos, cómo son nuestras calles,  nuestras ciudades, nuestros rostros. Aprender a identificarnos con nuestros elementos propios  que a veces los rechazamos por lo que nos venden. Siempre nos están diciendo que todos somos rubios. Nos viven diciendo que vivimos en  casas de 500 metros y no hay tanto. El 90% de la población no es parte de eso. O sea, nos gusta la fritada, nos gusta vivir en departamentos, nos cuesta cada dólar que ganamos, es difícil.

Cuando me toque a mí es un título muy amplio

Es su segunda película. La primera fue ‘Fuera de juego’ con la que ganó un importante premio en el Festival de San Sebastián.

Es para pensar mucho. Cuando me toque ser padre de familia, ama de casa. Cuando ya nos toque  morir. Te toca nacer, ser niño, las  responsabilidades, trabajar, hacer películas.  A mí me ha tocado eso junto con una relación cercana a la muerte que tuve hace años. Por eso, cuando leí el libro del Alfredo me provocó adaptarlo, especialmente cuando habla de la ciudad.

Pero es guarandeño

Sí, pero llegué  a Quito y me adoptó la ciudad, como chagra. Es una urbe a la que amo mucho. Te da unos paisajes espectaculares, te da gente y te quita muchas cosas… eso de ser víctimas y victimarios de la ciudad.De qué trata ‘Cuando me toque a mí’?

Es una historia de la vida. Sobre un  médico legista.  Alrededor de él pasan algunas historias.  Trata sobre la soledad, la impunidad, el racismo, la ciudad, la sociedad.  Tal vez se resume en lo que un personaje llega a decir: Hasta para llegar al cielo se necesitan palancas.

¿Para hacer cine se necesitan palancas?

Víctor  nació en Guaranda hace  44 años. Desde hace 31 reside en la capital. Se encarga de la realización del festival Cero Latitud.

Para todo. Claro que sientes, uno siente y a veces eres parte de eso. Inevitablemente tienes que ser el conocido de… para que te ayude a  llegar a… para que te escuche lo  que quieres. Peor si dices que quieres hacer una película. Aunque poco a poco ha ido  tomando importancia:  las personas  nos  oyen, la empresa privada o cuando hay que  pedir un permiso para filmar en las calles. Ahí  la gente se emociona, te dicen: ¡Ah! una película ecuatoriana. ¡Qué chévere! Luego  dicen ¡qué bonito hobbie! No, no es un hobbie es un trabajo serio. No, pero qué bonito… O sea sí es bonito, pero a veces no se puede vivir de esto porque sí  se necesitan palancas.

¿El  aumento  del  cine ecuatoriano se debe a que el cineasta descubrió que tiene algo para decir?

Yo creo que estaban bien reprimidas las ganas de contar las historias. El rato que nos decidimos  estaban listas para ser contadas. Hay una necesidad grande de decir cómo somos, qué oímos, cómo son nuestras calles,  nuestras ciudades, nuestros rostros. Aprender a identificarnos con nuestros elementos propios  que a veces los rechazamos por lo que nos venden. Siempre nos están diciendo que todos somos rubios. Nos viven diciendo que vivimos en  casas de 500 metros y no hay tanto. El 90% de la población no es parte de eso. O sea, nos gusta la fritada, nos gusta vivir en departamentos, nos cuesta cada dólar que ganamos, es difícil.

Cuando me toque a mí es un título muy amplio

Es su segunda película. La primera fue ‘Fuera de juego’ con la que ganó un importante premio en el Festival de San Sebastián.

Es para pensar mucho. Cuando me toque ser padre de familia, ama de casa. Cuando ya nos toque  morir. Te toca nacer, ser niño, las  responsabilidades, trabajar, hacer películas.  A mí me ha tocado eso junto con una relación cercana a la muerte que tuve hace años. Por eso, cuando leí el libro del Alfredo me provocó adaptarlo, especialmente cuando habla de la ciudad.

Pero es guarandeño

Sí, pero llegué  a Quito y me adoptó la ciudad, como chagra. Es una urbe a la que amo mucho. Te da unos paisajes espectaculares, te da gente y te quita muchas cosas… eso de ser víctimas y victimarios de la ciudad.De qué trata ‘Cuando me toque a mí’?

Es una historia de la vida. Sobre un  médico legista.  Alrededor de él pasan algunas historias.  Trata sobre la soledad, la impunidad, el racismo, la ciudad, la sociedad.  Tal vez se resume en lo que un personaje llega a decir: Hasta para llegar al cielo se necesitan palancas.

¿Para hacer cine se necesitan palancas?

Víctor  nació en Guaranda hace  44 años. Desde hace 31 reside en la capital. Se encarga de la realización del festival Cero Latitud.

Para todo. Claro que sientes, uno siente y a veces eres parte de eso. Inevitablemente tienes que ser el conocido de… para que te ayude a  llegar a… para que te escuche lo  que quieres. Peor si dices que quieres hacer una película. Aunque poco a poco ha ido  tomando importancia:  las personas  nos  oyen, la empresa privada o cuando hay que  pedir un permiso para filmar en las calles. Ahí  la gente se emociona, te dicen: ¡Ah! una película ecuatoriana. ¡Qué chévere! Luego  dicen ¡qué bonito hobbie! No, no es un hobbie es un trabajo serio. No, pero qué bonito… O sea sí es bonito, pero a veces no se puede vivir de esto porque sí  se necesitan palancas.

¿El  aumento  del  cine ecuatoriano se debe a que el cineasta descubrió que tiene algo para decir?

Yo creo que estaban bien reprimidas las ganas de contar las historias. El rato que nos decidimos  estaban listas para ser contadas. Hay una necesidad grande de decir cómo somos, qué oímos, cómo son nuestras calles,  nuestras ciudades, nuestros rostros. Aprender a identificarnos con nuestros elementos propios  que a veces los rechazamos por lo que nos venden. Siempre nos están diciendo que todos somos rubios. Nos viven diciendo que vivimos en  casas de 500 metros y no hay tanto. El 90% de la población no es parte de eso. O sea, nos gusta la fritada, nos gusta vivir en departamentos, nos cuesta cada dólar que ganamos, es difícil.

Cuando me toque a mí es un título muy amplio

Es su segunda película. La primera fue ‘Fuera de juego’ con la que ganó un importante premio en el Festival de San Sebastián.

Es para pensar mucho. Cuando me toque ser padre de familia, ama de casa. Cuando ya nos toque  morir. Te toca nacer, ser niño, las  responsabilidades, trabajar, hacer películas.  A mí me ha tocado eso junto con una relación cercana a la muerte que tuve hace años. Por eso, cuando leí el libro del Alfredo me provocó adaptarlo, especialmente cuando habla de la ciudad.

Pero es guarandeño

Sí, pero llegué  a Quito y me adoptó la ciudad, como chagra. Es una urbe a la que amo mucho. Te da unos paisajes espectaculares, te da gente y te quita muchas cosas… eso de ser víctimas y victimarios de la ciudad.De qué trata ‘Cuando me toque a mí’?

Es una historia de la vida. Sobre un  médico legista.  Alrededor de él pasan algunas historias.  Trata sobre la soledad, la impunidad, el racismo, la ciudad, la sociedad.  Tal vez se resume en lo que un personaje llega a decir: Hasta para llegar al cielo se necesitan palancas.

¿Para hacer cine se necesitan palancas?

Víctor  nació en Guaranda hace  44 años. Desde hace 31 reside en la capital. Se encarga de la realización del festival Cero Latitud.

Para todo. Claro que sientes, uno siente y a veces eres parte de eso. Inevitablemente tienes que ser el conocido de… para que te ayude a  llegar a… para que te escuche lo  que quieres. Peor si dices que quieres hacer una película. Aunque poco a poco ha ido  tomando importancia:  las personas  nos  oyen, la empresa privada o cuando hay que  pedir un permiso para filmar en las calles. Ahí  la gente se emociona, te dicen: ¡Ah! una película ecuatoriana. ¡Qué chévere! Luego  dicen ¡qué bonito hobbie! No, no es un hobbie es un trabajo serio. No, pero qué bonito… O sea sí es bonito, pero a veces no se puede vivir de esto porque sí  se necesitan palancas.

¿El  aumento  del  cine ecuatoriano se debe a que el cineasta descubrió que tiene algo para decir?

Yo creo que estaban bien reprimidas las ganas de contar las historias. El rato que nos decidimos  estaban listas para ser contadas. Hay una necesidad grande de decir cómo somos, qué oímos, cómo son nuestras calles,  nuestras ciudades, nuestros rostros. Aprender a identificarnos con nuestros elementos propios  que a veces los rechazamos por lo que nos venden. Siempre nos están diciendo que todos somos rubios. Nos viven diciendo que vivimos en  casas de 500 metros y no hay tanto. El 90% de la población no es parte de eso. O sea, nos gusta la fritada, nos gusta vivir en departamentos, nos cuesta cada dólar que ganamos, es difícil.

Cuando me toque a mí es un título muy amplio

Es su segunda película. La primera fue ‘Fuera de juego’ con la que ganó un importante premio en el Festival de San Sebastián.

Es para pensar mucho. Cuando me toque ser padre de familia, ama de casa. Cuando ya nos toque  morir. Te toca nacer, ser niño, las  responsabilidades, trabajar, hacer películas.  A mí me ha tocado eso junto con una relación cercana a la muerte que tuve hace años. Por eso, cuando leí el libro del Alfredo me provocó adaptarlo, especialmente cuando habla de la ciudad.

Pero es guarandeño

Sí, pero llegué  a Quito y me adoptó la ciudad, como chagra. Es una urbe a la que amo mucho. Te da unos paisajes espectaculares, te da gente y te quita muchas cosas… eso de ser víctimas y victimarios de la ciudad.De qué trata ‘Cuando me toque a mí’?

Es una historia de la vida. Sobre un  médico legista.  Alrededor de él pasan algunas historias.  Trata sobre la soledad, la impunidad, el racismo, la ciudad, la sociedad.  Tal vez se resume en lo que un personaje llega a decir: Hasta para llegar al cielo se necesitan palancas.

¿Para hacer cine se necesitan palancas?

Víctor  nació en Guaranda hace  44 años. Desde hace 31 reside en la capital. Se encarga de la realización del festival Cero Latitud.

Para todo. Claro que sientes, uno siente y a veces eres parte de eso. Inevitablemente tienes que ser el conocido de… para que te ayude a  llegar a… para que te escuche lo  que quieres. Peor si dices que quieres hacer una película. Aunque poco a poco ha ido  tomando importancia:  las personas  nos  oyen, la empresa privada o cuando hay que  pedir un permiso para filmar en las calles. Ahí  la gente se emociona, te dicen: ¡Ah! una película ecuatoriana. ¡Qué chévere! Luego  dicen ¡qué bonito hobbie! No, no es un hobbie es un trabajo serio. No, pero qué bonito… O sea sí es bonito, pero a veces no se puede vivir de esto porque sí  se necesitan palancas.

¿El  aumento  del  cine ecuatoriano se debe a que el cineasta descubrió que tiene algo para decir?

Yo creo que estaban bien reprimidas las ganas de contar las historias. El rato que nos decidimos  estaban listas para ser contadas. Hay una necesidad grande de decir cómo somos, qué oímos, cómo son nuestras calles,  nuestras ciudades, nuestros rostros. Aprender a identificarnos con nuestros elementos propios  que a veces los rechazamos por lo que nos venden. Siempre nos están diciendo que todos somos rubios. Nos viven diciendo que vivimos en  casas de 500 metros y no hay tanto. El 90% de la población no es parte de eso. O sea, nos gusta la fritada, nos gusta vivir en departamentos, nos cuesta cada dólar que ganamos, es difícil.

Cuando me toque a mí es un título muy amplio

Es su segunda película. La primera fue ‘Fuera de juego’ con la que ganó un importante premio en el Festival de San Sebastián.

Es para pensar mucho. Cuando me toque ser padre de familia, ama de casa. Cuando ya nos toque  morir. Te toca nacer, ser niño, las  responsabilidades, trabajar, hacer películas.  A mí me ha tocado eso junto con una relación cercana a la muerte que tuve hace años. Por eso, cuando leí el libro del Alfredo me provocó adaptarlo, especialmente cuando habla de la ciudad.

Pero es guarandeño

Sí, pero llegué  a Quito y me adoptó la ciudad, como chagra. Es una urbe a la que amo mucho. Te da unos paisajes espectaculares, te da gente y te quita muchas cosas… eso de ser víctimas y victimarios de la ciudad.