Archive for the Author’s name Category

Gonzalo Zaldumbide

Posted in Author's name with tags on octubre 24, 2008 by edmolin657
…………………………………………………………………………………………………………………………………………..
 
GONZALO ZALDUMBIDE GOMEZ DE LA TORRE
DIPLOMATICO Y ESCRITOR.- Nació en Quito el 25 de Diciembre de 1882. Hijo legítimo del ilustre poeta Julio Zaldumbide y Gangotena y de Rosario Gómez de la Torre Nájera, quiteños.Huérfano de padre, a los cinco años, viajó con los suyos a Ibarra y allí estudió la primaria, viviendo largas estancias en la idílica hacienda «Pimán», que inmortalizaría en su novela «Égloga Trágica».Después siguió la secundaria en el Teodoro Gómez de la Torre y de regreso a Quito entró al San Gabriel de los padres jesuitas hasta graduarse de Bachiller en Humanidades Clásicas. De 19 años pasó a estudiar derecho en la Universidad Central y se hizo notar por unas traducciones de los poetas franceses Leconte De L’lsle y Apeles Mestres. Por eso, cuando el 15 de Mayo de 1902 se fundó la Sociedad Jurídica Literaria al amparo de la Universidad Central y comenzó a publicar una Revista, publicó en el primer número de ella su poema “El anarquista”, habló de sus neurosis de fin de siglo y del papel que jugaban los jóvenes en la sociedad moderna y al inaugurarse el curso lectivo de 1902 al 3, fue escogido para leer el discurso de orden y aprovechó la oportunidad para comentar el Ariel de José Enrique Rodó, «dando un toque de rebato a los hombres de talento para que salvasen a América de las corrientes de morboso desaliento». El presidente de la República, General Leónidas Plaza y su Canciller «premiaron la intervención del elegante y valiente joven» con una beca para que terminara sus estudios en París.

En 1903 escribió una elegía a la muerte de su amigo Rafael Rúales que ejercía la presidencia de la Sociedad Jurídico Literaria y un ensayo monográfico sobre la soberanía nacional, publicado en la revista de esa sociedad, en dos partes, que le mostró mas literato que jurista.

En 1904 aplaudió la aparición de la novela «A la Costa» de Luis A. Martínez y viajó a París, pleno de humanismo, residiendo entre los grandes de la literatura europea a los que trató muy cercanamente durante esos años, los mejores de la bella epoque.

 

El 5 pasó a recorrer España, luego siguió a Suiza y a Italia, bebiendo en las fuentes de la cultura europea. El 8 escribió «La Ilusión de viajar» a su amigo Luis Robalino Dávila y dio a la luz su primer estudio crítico de gran envergadura titulado «En Elogio de Henrie Barbusse» – autor de la novela El Fuego- que por entonces era casi un desconocido en el mundo de las letras hispanas. Igualmente publicó «La Evolución de Gabriel D’Annunzio», el grande poeta del amore, así como el cuento «La parábola de la Virgen Loca y de la Virgen Prudente».

El Elogio y la Evolución habían aparecido poco antes en París y le situaron entre los jóvenes críticos mas promisorios, al punto que Cansino Assens asegura que no se puede hacer – una crítica de la obra de Barbusse sin tener en consideración el estudio de Zaldumbide. Mas, intempestivamente en 1909 y cuando hubiera podido producir mucho en favor de las bellas letras, regresó al Ecuador, quemó papeles y se recluyó en Pimán a escribir una novela sobre el retorno, con exquisito y brillante estilo cuasi modernista, dentro de un ambiente romántico muy del siglo XIX que acababa de terminar, bordeando la prosa poética al describir morosamente las emociones de los personajes, el celaje de los paisajes y la majestad del entorno bucólico del campo de Imbabura. Novela al estilo de «María» de Jorge Isaac, que también acusa los síntomas de una desencantada desesperanza. Zaldumbide tituló a su obra «Égloga Trágica», justamente por eso y porque además sus personajes actúan con un fatalismo trágico y piensan como refinados decadentistas. Por ello la Égloga constituye una hermosísima aberración en nuestra literatura, pues no solo inauguró otra etapa de relatística feudal sino porque a través de su publicación fragmentaria desde París en 1915 y bajo el seudónimo de R. de Arévalo, «influyó en buena proporción en el desvío de algunos modernistas de la generación decapitada».

Sin embargo el retiro en el campo le duró poco, pues en 1911 inició su larga carrera diplomática al ser designado secretario, de la Misión ecuatoriana en Lima, donde permaneció hasta 1913. en que regresó a Francia como Primer Secretario; pero no se crea que olvidó a las bellas letras, pues el 13 prolongó las Anécdotas de mi vida de Miguel Valverde. el 19 el poemario Voces de Adolescencia de Gonzalo Cordero Dávila y también escribió sobre Manuel J. Calle.

Mientras tanto, al llegar los días de la Gran Guerra, se negó a abandonar París, que iba a ser bombardeada a distancia por los cañones Krupp y como además escribió un hermoso artículo sobre el heroísmo de los franceses, mereció el formal agradecimiento de parte del gobierno de esa nación.

Para entonces ya era considerado un escritor de poesía con textura y personalidad profunda, de prosa tersa, armónica, de estilo parco, moderno y penetrante, de equilibrio de lenguaje e ideas, de aristocrático buen gusto.

Para 1918 redescubrió en un artículo aparecido en la revista de la S.J.L. de Quito al gran poeta Juan Bautista Aguirre Carbo, autor de la «Carta a Lizardo», al que había podido llegar a través de los estudios biográficos del crítico argentino Juan María Gutiérrez, pero «le quedaba como una fascinante empresa y como un verdadero reto, dar con aquel cuaderno de versos que recién llegó a localizar veinte años después, permitiéndole el estudio final sobre Aguirre y su definitiva restitución a las glorias de las letras en 1942.

En 1921 ingresó a la Academia ecuatoriana de la Lengua como el gran crítico nacional que nos representaba tan dignamente en París. Para entonces había terminado su enamoramiento a Merceditas Moría Flor, a quien estuvo a punto de pedir en matrimonio, y había contraído nupcias con la pianista igualmente guayaquileña Isabel Rosales Pareja, que le deslumhraba con su arte y belleza. De su matrimonio nacería únicamente su hija Celia, también notable pianista, quien vive en la actualidad en Quito.

En 1921 comentó el Diccionario inédito de Alcedo y el 22 introdujo un proyecto sobre reforma de la enseñanza, terminó sus gestiones en Francia y pasó de Encargado de Negocios a Roma, aunque por poco tiempo, pues el 23 regresó como Ministro plenipotenciario a Francia y allí quedó hasta el 27, que fue enviado a Washington, a negociar aunque infructuosamente un arreglo limítrofe que pusiera término a nuestras diferencias con el Perú dentro de la Fórmula Mixta.
Por esa época inició sus tres estudios críticos, que junto al del padre Aguirre, le han proporcionado fama internacional. Me refiero a los que compuso en honor de José Enrique Rodó, Juan Montalvo y Gaspar de Víllarroel, dentro de la corriente del pensamiento arielista de los años 20 al 30 los dos primeros y el último netamente erudito y fruto de sus investigaciones y pesquisas bibliográficas en España. Por ello vendría al caso dividir los estudios críticos en dos partes diferentes, Montalvo y Rodó como fruto de apetencias intelectuales vitalizadas con la lectura de libros sociales; Aguirre y Villarroel como cosecha del pasado, resurgimiento y reinvindícación de una escuela culterana que también floreció en América y que había sido mal comprendida y peor interpretada por los críticos del siglo XIX. En eso Zaldumbide fue un verdadero zahori para descubrir el oro de entre el polvo de siglos de olvido.

En 1926 había contribuido con sus propios medios a la edición de Páginas Selectas» del malogrado Medardo Ángel Silva que aparecieron en París bajo el título de «Cardiograma de una generación». El 27 escribió sobre el crítico y poeta Remigio Crespo Toral. (1)

El 29 pronunció el Discurso de Orden en la Fiesta de la Lira de Cuenca, fue llamado a Quito a posesionarse como Ministro de Relaciones Exteriores y elaboró una nueva estrategia internacional con el Perú, a base de descubrir hasta donde podría ir el Ecuador en sus concesiones para un arreglo limítrofe definitivo.

El 30 viajó a Ginebra como Delegado Permanente del Ecuador en la Sociedad de las Naciones. El presidente Ayora quiso designarle su sucesor pero se cayó en 1931 aparatosamente.

 


(1) En una entrevista para «El Telégrafo» se declaró contrario al americanismo literario pues creía que el Ecuador y Latinoamérica era una continuidad de Europa. «Se quiere a todo trance vestirnos de plumas y taparrabos para hacernos aparecer más originales. Dígase lo que se quiera, nosotros tenemos más de Europeos que de Indios».

El 33 pronunció en el Instituto de España en los Estados Unidos una conferencia sobre el «Significado de España en América» y también un cordial «Elogio de Bolívar». Su esposa había regresado a París donde falleció a fines de esa década.

El 34 fue declarado Hijo adoptivo de Cuenca en una visita apoteósica que realizó a esa ciudad. La recopilación de sus discursos y otros artículos tales como: Un gran poeta ignorado. Regreso a Cuenca, Reminiscencias y Confidencias, aparecieron en «Zaldumbide en Cuenca de los Andes» en loo páginas. En 1937 regresó al Perú de Ministro Plenipotenciario y habiendo sido notificado de que el gobierno de esa nación estaba despachando armas a la frontera, para invadirnos, pidió una conferencia privada al presidente, quien le entregó una carta personal para el dictador Alberto Enríquez Gallo, proponiéndole abandonar la Fórmula Mixta en Washington y llegar a un acuerdo directo. Zaldumbide viajó a Quito y de común acuerdo con el Canciller Luis Bossano, obtuvo un telegrama de Enríquez para Frankiin Delano Rooseveit, renunciando a la mediación norteamericana.

Vuelto a Lima, poco después ocurrió un incidente fronterizo en las islas de Matapalo. El nuevo Presidente ecuatoriano Manuel María Borrero pido la intervención de Rooseveit y éste se excusó. Allí saltó la liebre, se hicieron las averiguaciones en Cancillería y no se encontró la copia del famoso telegrama. Zaldumbide fue llamado a Quito y se produjo la sesión reservada en la Asamblea Nacional Constituyente, donde tuvo que explicarse sólo, pues Bossano no pudo ser localizado por haber viajado a una hacienda de la provincia del Chimborazo. El asunto se hizo escandaloso por unos días. Vuelto a Pimán, no regresó a Lima, perdiendo su Misión; mas la política cambió y un año después Mosquera Nérvaez lo envió como primer Embajador a Colombia y allí se estuvo durante los aciagos días de la invasión en 1941.

El 40 pronunció en Bogotá una conferencia sobre el Prócer Antonio de Villavicencio. El 42, el nuevo Canciller Francisco Guarderas Pérez, su amigo desde la infancia, le envió con iguales funciones al Brasil y residió en Río de Janeiro hasta el 45.

Viudo prematuramente, vivió ilusionado de Teresa de la Parra Sojo, una de las más lindas mujeres escriores de América, que firmaba bajo el pseudónimo de “Ifigeria”.

En 1947 la Academia Argentina de las Letras editó «Cuatro Grandes Clásicos Americanos» con sus estudios sobre Rodó, Montalvo, Villaroel y Aguirre. Esa recopilación volvió a ser editada el 51 por el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid.

El 48 asistió a un Congreso del Comité Franco Americano con sede en París y siguió a España invitado por el gobierno de Franco al Congreso Hispanoamericano de Historia.

En 1950 su pariente político el presidente Galo Plaza lo nombró Embajador en Londres. El 51 pasó con igual rango a Chile. El 54 y estando nuevamente en Quito, el académico José Miguel Leoro anunció la novela secreta de Zaldumbide, que perurgido por numerosos amigos, se decidió a publicarla entera en 1956, en 336 páginas como «novela en cuatro actos», con prólogo de Francisco Guarderas, bajo el título ya citado de «Égloga Trágica».

Pronto la crítica conservadora la acogió con frenético entusiasmo. Una segunda edición data del 57 con estudio introductorio del Jesuita Miguel Sánchez Astudillo. Espinosa Pólit escribió un análisis de su estilo y lo tituló «Dieciocho clases de Literatura» y Tobar Donoso dividió al siglo XX de las letras ecuatorianas en antes y después de la publicación de «Égloga Trágica». Empero otros autores como Juan Viteri Durand hicieron notar sus fallas estructurales —léase el Manto de Academus— y algunos amigos del propio Zaldumbide se la criticaron amistosamente. Por ello su autor acordó suprimir algunos capítulos innecesarios o que retardaba el desenlace, y así apareció en edición definitiva en Méjico, en 1968. De allí en adelante la novela dejó de agitar a la opinión y hoy se halla casi olvidada.

El 58 pronunció en Quito un discurso de «Homenaje a Carlos V en el cuarto centenario de su muerte» pues se vivían etapas conservadoras y el falangismo español se empeñaba en sostener un-imperialismo elitista y cultural alejado de la realidad hispanoamericana. El 59 escribió otro discurso: «Carlos Montúfar, mensajero de conciliación enviado tarde». El 60 aparecieron las «Páginas .de Gonzalo Zaldumbide seleccionadas por el crítico Humberto Toscano, con erudita Introducción del padre Sánchez Astudillo, en dos tomos.

Por entonces solía reunir en la biblioteca de su casa, a un selecto comité de amigos literatos compuestos invariablemente del Padre Sánchez Astudillo, S.J. Humberto Toscano, Hugo Moncayo, Francisco Guarderas y algún otro amigo. A las dos pasaban a almorzar y a las 5 acababan la reunión. En ocasiones asistían otros escritores como Francisco Tobar y García, algún extranjero de paso por Quito, etc.

Ocupaba la presidencia de la Academia ecuatoriana de la Lengua y era considerado uno de los mejores estilistas de las letras patrias; sin embargo había cesado en su tarea de crítico, ejercida a conciencia desde sus primeros años hasta la década de los 40 y frente a nuevas figuras como Benjamín Carrión, cuyo pensamiento representaba el triunfo de la revolución populista de Mayo del 44, ya nada podía ofrecer, pues por su alejamiento del país había perdido el pulso de las nuevas generaciones y su figura venerable y señera solo era una sombra del pasado, que algunos puristas y eruditos trataban de mantener a toda costa, ignorando la realidad nacional.

De Zaldumbide quedan páginas de crítica antológica, su estudio sobre el Padre Aguirre indudablemente es lo mejor de todo lo suyo, pero no se quedan atrás en penetración psicológica, en madurez de juicio y en acierto estilístico, sus trabajos sobre Rodó, Villarroel y Montalvo, así como su Égloga, novelita, modernista, paisajista, trágica y al mismo tiempo bellísima.

Y el caballero español que siempre fue, de frases galanas y porte distinguido, que atraía con sus modales diplomáticos, murió en Quito en 1965, de casi 83 años de edad, de vejez que no da otra cosa, cerrando todo un ciclo de vida intelectual.

Era alto, delgado, tez muy blanca y pelo cano en su vejez. Hablar reposado y con parsimonia, siempre con las palabras debidas pues poseía un amplísimo léxico. Tuvo madera de crítico, prestancia internacional y sus múltiples viajes y cultura europea le convirtieron en un ecuatoriano de afuera, extraño en su propia casa. Égloga Trágica es la mejor prueba de ello, como novela escrita por un patrón extasiado frente al exotismo ecuatoriano representado por la tierra, el paisaje y su gente.

También es importante anotar su colaboración desde 1902 en la revista de la «Sociedad Jurídico-Literaria». El 12 en «Letras» de Isacc J. Barrera y entre el 25 y el 29 en «América», órgano mensual de la Sociedad Amigos de Montalvo.

Está considerado uno de los más ilustres estilistas ecuatorianos de todos los tiempos con Solano, Montalvo, Calle, etc.

G. Humberto Mata en su «Zaldumbide y Montalvo». Cuenca, 1966, Pág. 62 dice: «Don Gonzalo esmeró en la elegancia de su prosa: por sibaritismo que adereza la pose de un auto retrato verbal. Muchas veces observé en Ud. posturas forzadas pero que Ud. suponía que eran selectas, para impresionar a sus circunstantes. Se advierte enseguida lo fingido, lo antinatural. Ud. mismo declaraba: No soy sino un escritor ocasional e intermitente, nunca aspiré a ejercer de escritor profesional, preciso es repetirlo. Tanta insistencia suya pudo provenirle de su subconsciencia que sabía que Ud. era escritor, insisto, de la aristocracia hacendada, cuya mejor nobiliatura cifraba en mandar sus hijos a educarse en Europa.

Frases de Benjamin Franklin

Posted in Author's name, celebridades, frases célebres en Inglés with tags on octubre 4, 2008 by edmolin657
  1. Wise men don’t need advice. Fools won’t take it. 
  2. Either write something worth reading or do something worth writing. 
  3. The world is full of fools and faint hearts; and yet everyone has courage enough to bear the misfortunes, and wisdom enough to manage the affairs, of his neighbor. 
  4. Any fool can criticize, condemn, and complain, and most fools do. 
  5. Beware of little expenses. A small leak will sink a big ship. 
  6. Blessed is he who expects nothing, for he will never be disappointed. 
  7. Wealth is not his who has it but his who enjoys it. 
  8. Creditors have better memories than debtors. 
  9. He was so learned that he could name a horse in nine languages; so ignorant that he bought a cow to ride on. 
  10. If a man could have half his wishes he could double his troubles. 
  11. Guests, like fish, begin to smell after three days. 
  12. Who is wise? He that learns from everyone. Who is powerful? He that governs his passions. Who is rich? He who is content. Who is that? Nobody. 
  13. He that is of the opinion money will do everything may well be suspected of doing everything for money

Demetrio Aguilera Malta

Posted in Author's name with tags on septiembre 28, 2008 by edmolin657

DEMETRIO AGUILERA MALTA
ESCRITOR.- Nació en Guayaquil el miércoles 24 de Mayo de 1.909, a las seis de la mañana, en una casa que había sido de propiedad del Dr. Ramón Flores Ontaneda que alquilaban sus padres en la esquina de Industrias (Eloy Alfaro) y Manabí y que años después fue adquirida por el Dr. Julián Lara Calderón quien construyó otra para habitarla con sus hijos, hermanas y con su sobrino Joaquín Gallegos Lara.

Fue bautizado con los nombres de Raúl Demetrio, hijo legítimo de Demetrio Aguilera Sánchez, natural de Montecristi en Manabí, liberal que había peleado en Gatazo, luego fue Tenedor de libros donde “L. Tous y Cia.” y propietario de la fábrica de tejidos de punto “Aguilera Hnos”. Que en 1. 914 importó varias maquinarias de Europa, pero el vapor fue hundido y perdió mucho dinero por esa causa. Entonces viajó con el pequeño Demetrio a Chicago a fin de adquirir otras y regresaron a los cinco meses; pero en 1.918 vendió todo a Jacinto Jijón y Caamaño para adquirir la isla San Ignacio en el golfo de Guayaquil, donde sembró algodón, maíz y frutales hasta 1.927 que regresó a vivir al puerto y fundó la fábrica de fideos y galletas Aguilera; y de Teresa Malta y Franco, buena conversadora, que había sido alumna de la señorita Débora Lamota y luego preceptora en Naranjal y en Guayaquil.

Recibió las primeras letras de una profesora particular y posteriormente frecuentó la escuela de los Hermanos Cristianos. Desde 1.918 al 22 vivió en la isla con su familia, haciendo vida de campo, recorriendo los manantiales y sembríos y navegando por los canales del intrincado sistema de islas del golfo en las balandras de su padre llamadas San Ignacio y Mercedes Orgelina. Por las tardes recibía clases de su madre y leía viejos libros de la biblioteca de su abuelo materno donde encontró un ejemplar de “El Gran Caballero”, obra de teatro editada y representada en Madrid por su bisabuelo Juan José de Malta y Salcedo, quien había sido dramaturgo y periodista.

Un día su padre decidió que debía regresar a la ciudad a seguir estudios en serio y puso término a las vacaciones. Demetrio recibió alojamiento en casa de su tío León S. Aguilera Sánchez, entró al colegio del Profesor Nelson Matheus y casi enseguida al “Vicente Rocafuerte” que era mixto, donde tuvo de profesor de Literatura al Dr. José de la Cuadra y de Dibujo a José María Roura Oxandaberro.

Entonces dibujaba y pintaba, hacía xilograbado en madera y con su abuela Teresa Franco de Malta tocaba al piano. Era un muchacho sano e inquieto, le agradaban los ejercicios y las peleas y por eso lo apodaban “Pescozón Aguilera”; sin embargo, ha contado el propio Aguilera “Cuando conocí a Joaquín Gallegos Lara fue un verdadero deslumbramiento, era de las personalidades más fuertes y más interesantes que yo he conocido y su buhardilla era el centro de reunión de los jóvenes que se interesaban en la literatura y la política. Un día, Gallegos Lara le dijo: Quítese el nombre de Raúl y quédate como Demetrio que es un buen nombre y muy popular en Rusia”.

En 1.924 publicó sus primeros poemas en la revista “Cromos” y en el vespertino “La Prensa” dirigió junto con Vicente Arenas C., la revista literaria “Ideal”, donde apareció su primer cuento titulado “Estrella”. Al año siguiente tentó por primera ocasión un cuento de ambiente cholo “La maldita canoa” y con su amigo Jorge Pérez Concha publicaron en 1.927 un librito de versos y en prosa llamado “Primavera Interior” en 76 pags. La prosa corrió a cargo de Aguilera excepto su poesía “En pos de lo inefable”, con 21 poemas suyos.

Ese año dirigió la parte artística de la revista “Voluntad” y fue designado Bibliotecario del Vicente Rocafuerte con S./ 250 sucres mensuales de sueldo; mas, por robarle un inocente beso en uno de los corredores, a su compañera Argentina Palacios, resultó expulsado, aunque luego fue perdonado por el rector. A ella sólo le mandaron a llamar al representante.

En 1.929 se graduó de Bachiller e inició estudios de Derecho que truncó casi dos años después, editó en mimeógrafo “El libro de los Manglares” en 38 pags. con algunos poemas sobre los cholos, decorado por él mismo con dibujos punaes.

En el Salón anual de Arte triunfó en caricatura con su montuvio “Como lo vé Triana, como lo vé el Patrón”. También presentó un lienzo al óleo “Cuenta Arriba” y ganó un premio especial por sus trabajos en madera al pirograbado. Ese año nació su hijo Ciro Aguilera López en Milagro.

En 1.930 viajó a Panamá en el motovelero “Cinco de Abril” con varios amigos, entre los cuales estaba Ernesto Sáenz de Viteri Illescas y tres cantantes argentinos. Llegaron casi para los carnavales y empezó a ganar dinero haciendo letreros, después se dio a conocer pintando catorce aguafuertes de las ruinas de Panamá antigua, que vendió al “Panamá Herald”. También fue cronista de “El Diario de Panamá”, “El Gráfico” y “La Estrella de Panamá” y contrajo matrimonio con la joven itsmeña Ana Rosa Endara del Castillo.

Mientras tanto, el día 5 de Noviembre, había circulado en Guayaquil “Los que se van” con 24 cuentos del cholo y del montubio, recopilados por Joaquín Gallegos Lara de entre su producción y las de sus amigos Enrique Gil Gilbert y Demetrio Aguilera Malta. El libro fue ignorado en un comienzo a pesar que el crítico español Francisco Ferrandis Albors lo comentó muy favorablemente en su columna de “El Telégrafo” y marcó definitivamente al movimiento literario de protesta, de realismo social en el Ecuador, comprometido con las izquierdas. Aguilera era socialista, Gallegos y Gil comunistas.

En 1.931 regresó a Guayaquil con su esposa, mantuvo una sección titulada “Savia” en el diario El Universo, fue designado Secretario del Vicente Rocafuerte. El 32 editó “Leticia”, crónica en 148 pags, tratando sobre dicho conflicto internacional. El 33 salió en Madrid “Don Goyo” en 206 pags. bajo el subtítulo de “Novela Americana”, con la historia de Don Goyo Quimí, cholo natural del Morro, fundador de la Comunidad del cerro de los morreños en la isla San Ignacio. Esa fue su primera gran obra, calificada de la expresión más alta de su arte total. (1)

En Octubre intervino en la I Exhibición del Poema Ecuatoriano y en la V Exposición artística de “Allere Flamma” con 8 grabados. En Noviembre comenzó a trabajar como Cronista de “El Universo”.

El 35 viajó a Chile y publicó en la “Editorial Ercilla” de Santiago su obra “Canal Zone” en 154 pags. testimonio de una Panamá colonizada por los yanquis a través de numerosas transnacionales, mundo de marineros, sexo y alcohol, donde la mayoría negra vivía inmisericordiamente explotada, obra que le acarreó numerosos tropiezos pues durante muchos años le fue prohibido el ingreso a los Estados Unidos.

Nuevamente en Guayaquil, pasó a colaborar en “La Prensa” y “El Telégrafo” y empezó a figurar entre los principales políticos socialistas del país. Quizá por eso, el Ministro de Educación, Dr. Carlos Zambrano Orejuela, le becó para que estudiara literatura en Madrid, a donde arribó tres días antes de que estallara la Guerra Civil. Entonces comenzó a servir de Cronista en el frente de batalla, asistió al Congreso de escritores republicanos celebrado en Valencia y finalmente dio a la luz en la editorial “Orion” de Barcelona: “Madrid, reportaje novelado de una retaguardia heroica”.


(1) La segunda edición de “Don Goyo” apareció en Quito en 1.938, Ediciones Antorcha, Imprenta Ecuador, en 112 pags.
En 1.937 regresó al Ecuador y al producirse la dictadura del General Enríquez Gallo, quien llamó a colaborar a los socialistas, ocupó la Dirección del Archivo Nacional de Historia y allí editó con Rafael Euclides Silva, una revista de Arte, Literatura e Historia denominada “Trópicos”. Luego fue ascendido a la Subsecretaría de Educación, publicó “La revolución española a través de dos estampas de Antohny Edén” y llevó a escena su tragedia “España Leal”, escrita en prosa y en versos romances, en tres Actos, prólogo y dos cuadros, estrenada por la compañía de Eduardo Albornoz en Guayaquil y editada el 38 en los talleres Gráficos de Educación.

“Por su verosimilitud la obra es fiel reflejo de una realidad sin mixtificación, con diálogos dinámicos tomados del pueblo madrileño. El transcurrir de los hechos se detiene para darle sabor poético a la gesta, con trasmutaciones de una voz que resume en romance el momento patriótico, dando realismo a la inmobilización de la escena.”

El éxito alcanzado le decidió a dedicarse al teatro a tiempo completo y con verdadero ahínco, “exponiendo sus tesis con limpidez, expresando la denuncia obligada, dado su temperamento, su amor por la verdad y su condición de escritor de denuncia”.

En 1.939 estrenó en el teatro Colón de Guayaquil su obra “Sátiro encadenado”. El 41 apareció “Lázaro” también para teatro, en veintiocho pags, caricatura escénica con la tragedia del Profesor Lázaro Ronquillo y Chancleta que pasaba necesidades por su escaso sueldo. “Lázaro” fue llevado a escena por un grupo de sus alumnos en el Rocafuerte bajo la dirección del popular artista Paco Villar, en tres estampas y un prólogo. Luego fue representada varias veces y con gran éxito por Ernesto Albán y su Compañía “Gómez Albán” en el teatro Olmedo, pero su mejor reconocimiento le vino del exterior donde se ha escenificado más de un millar de veces. Por eso se ha dicho que Demetrio Aguilera Malta, Jorge Ycaza, Augusto Sacoto Arias, Ricardo Descalzi y Paco Tobar García constituyen los más altos valores del teatro ecuatoriano en las décadas que van de 1.930 al 60.

En 1.942 la editorial “Vera y Cia.” imprimió su novela “La Isla Virgen” en 313 pags. donde se narran las aventuras de su tío Héctor Malta, quien después de visitar París con el producto de las cosechas de unas huertas de cacao en Vinces, regresó a los pocos años para encontrar que las dichosas huertas habían enfermado y resolvió vivir en la isla para trabajarla, produciéndose la simbiosis del hombre en la naturaleza. Esa fue su segunda obra maestra. En 1.946 editó el drama para teatro “Sangre Azul” que se estrenó en el teatro “Gloria” de Santiago de Chile y su amigo el profesor Willis Knappe Jones lo tradujo al inglés. “Sangre Azul” se publicó en 1.948 en Washington en tres actos, pero existen varias versiones en inglés y en portugués. (2)

En 1.947 fue designado Encargado de Negocios del Ecuador en Chile por el Gobierno del Presidente Carlos Julio Arosemena Tola. El 49 rodó la película “La Cadena Infinita” con libreto basado en su novela “Tierra de Esperanza” que aún permanece lamentablemente inédita y cuyo argumento trata sobre los españoles que salieron de su Patria a causa de la Guerra Civil, llevando sus problemas íntimos, que trasladaron a América. La película fue distribuida por “Plaza Film” de México y aún se pasa en cines de pueblo, pues las copias originales no han dejado de circular. El papel protagónico fue representado por el actor José Borh pero la película constituyó un completo fracaso económico y Aguilera perdió todo su capital.

 


(2) Se ha dicho, sin confirmación que «Sangre Azul» fue escrita a medias con Willis Knappe Jones, quien era por entonces profesor de Literatura Teatral de la Universidad de Oxford en Ohio.
Ese año fue cambiado a Río de Janeiro como Adjunto Cultural. Estaba separado de su esposa, quien retuvo a sus dos hijas: Ada Teresa y Marlene, pero le acompañó a Río la escritora Velia Márquez, secretaria de la Embajada de México, quien renunció a sus funciones por seguirle. En el Brasil fundó la compañía la “Arco Iris Film” que rodó la primer película a colores producida en dicho país: “Entre dos Carnavales”, también un fracaso económico; pues, según dijeron los críticos con verdadero racismo, denigraba, al país porque en ella aparecerían muchos negros (3).

En 1.950 escribió “Dos Comedias Fáciles”. El 53 regresó con Velia al Ecuador y contrajeron matrimonio. El 54 sus cuentos figuraron en la Antología francesa “Gens de 1’Equateur” y mediante contrato con el Ingeniero Pedro Carbo Medina, Ministro de Obras Públicas, filmó los iguientes documentales: 1) “El transporte de banano”, 2) “Los Salasacas”, 3) “Los Colorados” y 4) “Las Iglesias de Quito” que se procesaban en Colombia y sirvieron para dar a conocer aspectos importantes del comercio y la antropología nacional. También obligó a su amigo Francisco Tobar García a fundar el grupo “Teatro Independiente del Ecuador” que con altas y bajas duró hasta 1.970 con el uruguayo Arístides Meneguetti.

El 55 la Casa de la Cultura publicó en Quito su comedia en prosa, tres actos y diez cuadros titulada “No bastan los átomos”, cuyo contenido enigmático transcurre en una isla, mundo extraño y fantástico donde tres personajes juegan sus papeles simbólicos; y su comedia en prosa y en un acto “Dientes Blancos”, cuya acción se desarrolla en una ciudad de los Estados Unidos. “Estupendo resumen de un drama sin tragedia: la discriminación racial, donde el negro con sus dientes blancos raya de alegría la noche. Todo está comprimido pero suficiente para producir la impresión. El diálogo es breve, sustancial, se acopla a la acción continua,

(3) “La Cadena Infinita” y “Entre dos Carnavales” se rodaron con sus libretos y bajo la supervisión y ayuda de Velia Márquez, quien solo era por entonces su competentísima Secretaría. Después vendría el matrimonio.
agitaba, como corresponde al deseo planeado. Esta obra se estrenó en Quito bajo la Dirección del profesor alemán Lowenberg, en el local conocido como “La Cueva del Buho”, con notable éxito.

A fines del 55 radicó definitivamente en México. Vivía en una villa de su esposa, ubicada en Pozito No. 32, Colonia Popoctla, Distrito Federal, y se ganaba la vida dictando clases en la Universidad Latinoamericana de escritores, igualmente en el Distrito Federal, como Vocal representante de Sudamérica y publicó “Teatro”.

En 1.956 apareció “Tigre” también para teatro en un acto y tres cuadros, tragedia en prosa sobre la psicosis del miedo alimentada por la psicosis campesina sobre la astucia del tigre. Obra fatalista e intensamente dramática, con alucinaciones concordantes y diálogos libres y sencillos como corresponde al habla del cholo, lo cual dá veracidad a la obra y un cierto acento dramático y de angustia.

En 1.960 dio a la luz en Buenos Aires sus relatos titulados “Una Cruz en Sierra Maestra”, tema adaptado de España pero trasladado a un ambiente cubano del tiempo, pues acababa de triunfar un año atrás la célebre revolución cubana que derrocó al dictador Fulgencio Batista.
El 63 salió a la luz la segunda edición de su obra para teatro “Dientes Blancos” que se tradujo al inglés. El 64 escribió en Quito su ensayo “El Cuento Hispanoamericano”.

Entre el 64 y el 65 editó en Madrid “El Quijote del Dorado”, “La Caballeresa del Sol”, “Un nuevo Mar para el Rey” y “Los Generales de Bolívar” con episodios americanos sobre las vidas de Gonzalo Pizarro, Manuela Sáenz, Vasco Núñez de Balboa y Simón Bolívar y sus tenientes respectivamente. El 67 salió su relato “Infierno Negro” sobre los abusos de los blancos contra los negros de los Estados Unidos.

En 1.970 apareció su tercera gran obra “Siete lunas y siete serpientes” de ambientación chola y dentro del realismo mágico y alucinante, en la misma línea ascendente de Don Goyo e Isla Virgen, que lo situó entre los escritores del boom literario. En “Siete lunas y siete serpientes” tentó las formas nuevas que recién estaban experimentando los jóvenes escritores de Latinoamérica, antecediendo en tres años a La aparición de “Cien Años de Soledad” de Gabriel García Márquez.

Casi enseguida salió a la luz su “Teatro Completo” y “Guayaquil 70”, vademécum de la historia de nuestra urbe con motivo del sesquicentenario de la independencia, que editó en colaboración con su hermano Fausto y varios escritores entre los que me encuentro yo.

En 1.971 recibió el homenaje del Cabildo Guayaquileño, se le impuso una medalla de Oro durante el Encuentro de Escritores Latinoamericanos que se llevó a cabo en la urbe.

En 73 dio a luz “El Secuestro del General”, novela absurda por esperpéntica, sobre la dura realidad política de Hispanoamericana. El 77 editó “Jaguar” y dictó un curso de español sobre Literatura Hispanoamericana en “The Clermont University” de los Angeles.

En 1.978 publicó “Réquiem para el diablo”, novela calificada de extraña y profunda, de prosa espléndida e imaginación desbordada, cuyo argumento se repite, pues trata de transnacionales y negros explotados.

Estaba produciendo obras prodigiosas y aceleradamente, como si los años no le pesaran, milagro que realizaba por haber aprendido taquigrafía sin profesores, ayudándose únicamente de un texto.

El 79 celebró sus cincuenta años como escritor y ese parece que fue su mejor momento, pues estaba en la cumbre de su carrera internacional. Entonces fue invitado a dictar un Cursillo de Literatura en “The Irving University” de Los Angeles y el Gobierno de su sobrino segundo el Presidente Jaime Rodós Aguilera le designó Embajador del Ecuador en México, altísima función que desempeñó con su acostumbrada sencillez, pues ni siquiera quiso cambiarse de casa y hasta siguió escribiendo y pintando.

En 1.981 viajó por España especialmente invitado por la Editorial Guadarrama y el día 7 de Agosto recibió en Quito el Premio Nacional de Cultura Eugenio Espejo que le confirió el gobierno del presidente Hurtado Larrea.

Estaba diabético y había perdido gran parte de su visión. De retorno a México se sintió con la salud abatida pero mejoró hasta que a mediados de Diciembre sufrió un resbalón en el cuarto de baño y se partió la ceja con una saliente de la pared de su dormitorio, debiendo ser hospitalizado para cogerle varios puntos.

Al día siguiente amaneció con principio de derrame cerebral y falleció tranquilamente, sin haber recobrado el conocimiento en ningún momento, el 28 de ese mes.

El 30 fue incinerado en el panteón de Dolores en ciudad México donde quedó su corazón, pero las cenizas fueron traídas a su Patria y arrojadas con una concha spondilius a las aguas del golfo el 7 de enero de 1.982, según habían sido sus deseos, “para que flote mi sombra como Don Goyo…..”

Hablaba y escribía en inglés y en francés. Dejó escritos varios relatos sobre un jugador de fútbol, que iba a publicar con el título de “Las pelotas de Píndaro”, aparecido en Marzo del 90 como “Una pelota, un sueño y diez centavos” terminado por su esposa.

Como escritor “Aguilera Malta representó la grandeza de la sencillez, el señorial trato amable, el genuino y magnánimo interés por el prójimo que merecía toda su atención”. Fue admirado, querido y dejó amigos.

De estatura mediana, contextura gruesa, ojos glaucos, piel trigueña, pelo negro y ensortijado en bucles. Era un excelente conversador que sabía matizar sus historias y aún así, dicen los que le trataron profundamente, que era mejor como amigo.