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Benjamín Carrión Mora

Posted in Author's name with tags , , on septiembre 25, 2008 by edmolin657

BENJAMIN CARRION MORA
PROMOTOR CULTURAL.- Nació en Loja “el último rincón del mundo y al mismo tiempo el sitio más bello del universo” según propia confesion, el 20 de Abril de 1.897. Hijo legítimo de Manuel Carrión Riofrio, profesor de literatura y poeta fallecido en 1.903 y de Filomena Mora Bermeo, lojanos.

Infancia plenamente feliz y el último de diez hermanos, fue bautizado como Manuel en honor a su padre y después le agregaron Benjamín por ser el menor de la familia. Huérfano de seis años. No tuvo instrucción primaria pero su madre le enseñó las primeras letras y un poco de francés aprendido por ella de las monjas belgas de Cuenca. Mas tarde realizó la secundaria en el “Bernardo Valdivieso” donde su profesor de matemáticas Adolfo Valarezo lo orientó hacia la cultura mientras su hermano Héctor Manuel le enseñaba literatura francesa y especialmente a los poetas modernistas Baudelaire y Rimbaud. En 1.910 pretendió enrolarse durante la movilización general decretada contra el Perú pero fue rechazado “por mocoso novelero”, de suerte que siguió leyendo los libros de su hermano. El 13, en el cuarto curso, descolló en Algebra, Trigonometría, Cálculo Diferencia e Infinitesimal.

En 1.914 comenzó a frecuentar las reuniones literarias que celebraba en su casa el Gobernador Pío Jaramillo Alvarado; con gente de su generación colaboró en el periódico “Vida Nueva” que dirigía Clodoveo Jaramillo Alvarado y tenía un marcado tinte modernista. De esa época es su poema “Libertad y Civilización”

En 1.916 se graduó de Bachiller y viajó a Quito a estudiar en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central, empezó a reunirse con otros jóvenes y en los café de la plaza del Teatro hacían recitar a Ernesto Noboa y Caamaño y a Humberto Fierro, fue electo presidente de la Escuela de Derecho, colaboró en la “Revista de Estudio Jurídicos” y en el diario “El Día” de Ricardo Jaramillo donde trabajó seis años. En 1.918 dirigió “La Revista” denunciando el anquilosamiento de la Universidad ecuatoriana y colaboró en el semanario humorístico “Caricatura”. En 1.919 escribía versos sentimentales como “Romance antiguo” el cuento “Mariana” que nunca publicó, y figuró entre los Directores de la Revista Literaria mensual lojana “Nuevos Perfiles”.

En 1.920 fue designado miembro de la “Sociedad Jurídico Literaria”, estuvo entre los fundadores de la “Federación de Estudiantes del Ecuador” FEUE. y el profesor Humberto Albornoz amplió sus horizontes de lectura prestándole libros de autores españoles recientes. Ese año colaboró en la revista guayaquileña “Juventud Estudiosa” de Teodoro Alvarado Olea.

En 1.922 se graduó de Abogado, regresó a Loja, triunfando en los Juegos Florales y contrajo matrimonio con su prima segunda Agueda Eguiguren Riofrío, de 16 años, a quien había conocido tiempo atrás en una fiesta de Navidad. Tuvieron dos hijos y una vida plena y feliz.

En 1.923 desempeñó la prosecretaría de la Cámara de Diputados. En 1.924 la dirección de la Gaceta Judicial órgano de la Corte Suprema. En 1.925 el Presidente Gonzalo S. Córdoba, muy amigo de su familia, lo envió de Cónsul del Ecuador a El Havre.

En Europa se dio tiempo para estudiar en la “Ecole de Hautes Etudes” de París y asistía a las tertulias de Gabriela Mistral en el hotel de Montpassie; allí nació la idea de fundar la editorial “París América” para publicar libros hispanoamericanos. También visitaba al maestro Miguel de Unamuno y conoció a José Vasconcelos, Francisco García Calderón, Manuel Ugarte, Alfonso Reyes y José María Arguedas entre los hispanoamericanos y a Roman Rolland, Georges Duhamel y Herman Keyserling entre los europeos.

En 1.928 editó en Madrid “Algunas opiniones sobre los creadores de la nueva América” en 18 págs. con prólogo de su amiga Gabriela Mistral donde estudió a Vasconcelos, Manuel Ugarte, Francisco García Calderón y Alcides Arguedas. Este primer ensayo le granjeó el respeto y la simpatía de la crítica.

En 1.929 apareció “El desencanto de Miguel García” novela de costumbres políticas ecuatorianas, en 219 págs. que después juzgó un “pecadillo de juventud”.

En 1.930 frecuentaba las tertulias del café de Madeleine y discutiendo sobre la producción hispanoamericana presentó en Diciembre a Teresa de la Parra, Adolfo Costa Durels, Lascone Tegui, Miguel Angel Asturias, Tonio Salazar, Cesar Vallejo, Carlos Días, al grupo de Guayaquil, recién formado por Gallegos Lara, Gil Gilbert y Aguilera Malta, dándole el espaldarazo consagratorio. A pesar de la pésima impresión y cortedad del libro, Carrión habló de ellos dándole el respaldo crítico que requería el realismo social para imponerse definitivamente, pues Francisco Ferrandis Albors ya lo había presentado como algo excepcional en las páginas de “El Telégrafo” de Guayaquil.

En 1.931 publicó “Mapa de América” en 135 págs. dentro de la misma línea de crítica que iniciara tres años atrás, con estudios de Teresa de la Parra, Pablo Palacios, Jaime Torres Bodet, el vizconde de Lascone Tegui, Carlos Sabat Ercasty y José Carlos Mariategui, pues el crítico anterior había sido Gonzalo Zaldumbide. Con esta nueva obra se consagró “el crítico de su generación y la siguiente”. Este fue el libro que más trabajo le costó y al que más cariño le tuvo.

Ese año pasó al Consulado General en Lima y el Callao y casi enseguida fue ascendido a secretario de la Legación del Ecuador, pero prefirió regresar a Quito tras seis años de ausencia interviniendo activamente en política como miembro del reciente creado partido Socialista, poco después sería nombrado Secretario General de ese partido.

El encargado del poder ejecutivo Dr. Alfredo Baquerizo Moreno lo nombró en Octubre del 31 Ministro de Gobierno, pero Carrión no aceptó en solidaridad con los universitarios apaleados en las calles. Entonces volvió a escribir en “El Día” y empezó a dictar la cátedra de sociología en la Universidad Central.

Tras la descalificación de Bonifaz intervino en los sucesos relacionados con la batalla de los cuatro días, que permitió la subida de Alberto Guerrero Martínez, quien lo designó Ministro de Educación en Septiembre de 1.932. Entonces publicó un Plan de Labores, programa extraordinario que algunos calificaron de utópico. La gente se emocionó ante el milagro que ofrecía el flamante Ministro pero éste no se produjo.

Al ascenso de Martínez Mera en Diciembre de ese año, Carrión volvió a la vida privada. Su gestión ministerial solo había durado tres meses. Mientras tanto al partido Socialista había declarado la oposición al gobierno y en la casa de Carrión, su Secretario General, se organizaba el Congreso del Partido. En tales circunstancias a principios del 33, su amigo el Canciller Dr. Antonio Quevedo le propuso la Embajada en México y aceptó, desencadenado el derrumbe de sus coidearios que en desquite decretaron su expulsión.

Su misión duró dos años, tiempo que aprovechó para escribir y publicar “Atahualpa” en 315 pags. el mejor de sus libros según criterio generalizado, “obra de pasión creadora y biografía de la conquista bellamente escrita” que ha conocido varias ediciones en 1.939 y en 1.970 en el No. 38 de Clásicos Ariel y ha sido traducida al inglés y al francés. Libro que gira alrededor del choque de dos culturas la Española y la Americana.

A su regreso en 1.935 ocupó la cátedra de Literatura en la Escuela Superior de Pedagogía de la Universidad Central, y anunció el nacimiento de un gran pintor, que acababa de ser rechazado del Salón “Mariano Aguilera”, Eduardo Kingman Riofrío. Al año siguiente ejerció la presidencia de la “Sociedad Jurídico Literaria”.

Entonces la editorial Ercilla de Chile le solicitó un volumen antológico que salió a la Luz en 1.937 con el título de “índice de la poesía ecuatoriana contemporánea” en 169 págs. y que causó escándalo nacionalidad porque se burló de la poesía Mariana y de los Poetas cuencanos. El asunto trajo cola y Francisco Ferrandis Albors agregó que Remigio Crespo Toral era un carpintero del verso. Mientras tanto la dictadura del Ing. Federico Paez había iniciado en 1.936 un vuelco a la derecha y comenzó la represión de las izquierdas a escala nacional. Carrión fue encarcelado y sufrió destierro a Ipiales con su esposa y Gonzalo Escudero, hasta que Antonio Quevedo les consiguió el permiso para que pudieran regresar. Después surgió el grupo “Inquietudes Nuevas” con Angel Modesto Paredes y Gonzalo Escudero.

En 1.937 fue designado por el canciller Luis Bossano, de la dictadura de Enríquez Gallo, para Ministro Plenipotenciario en Bogotá y allí permaneció dos años, colaborando en varias publicaciones y tratando a la intelectualidad de ese país.

A fines del 38, enterado de la elección presidencial de Mosquera Narvaéz, regresó a Quito con un mes de permiso. En el interim fue reemplazado por Gonzalo Zaldumbide y entonces Carrión telegrafíó a su familia y se reunieron en Quito. De allí en adelante escribió en diarios y revistas del país y del exterior, dictó su cátedra en la Universidad Central y dirigió “Nuestra España” en 79 pags. homenaje de los poetas y artistas Ecuatorianos a la República española, atacada por el falangismo.

Entre 1.941 y el 43 aparecieron en “El Día” una serie de artículos titulados “Cartas al Ecuador”, al estilo de las escritas por Rocafuerte en 1.843 en Lima. En ellas estudiaba Carrión la problemática del Ecuador y América manifestando que había llegado la hora de indohispania. Esta primera Serie fue editada en 1.943, en 149 pags. como un ensayo de interpretación socio-histórica, en la que Carrión luchó por dar a conocer lo ecuatoriano y sentó las bases de su teoría de la pequeña gran nación por la cultura, a través de la búsqueda de nuestra identidad, en esto, como en muchos otros aspectos de su vida, se motivó a través de una instuición genial. Entonces Arroyo del Río vetó su candidatura al rectorado de la Universidad Central y Carrión escribió “El Pensamiento vivo de Montalvo”, ensayo.

Entre el 43 y el 44 conspiró con Jacinto Jijón, Camilo Ponce, José María Plaza Lasso. Después de la revolución del 28 de mayo de 1.944, gestionó la creación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, fue su primer presidente y fundó la revista “Letras del Ecuador” que devino en órganos casi oficial de dicha institución. Carrión fue el alma de la Casa, laboraba casi a tiempo completo y sin sueldo, promocionando la plástica, fomentando el teatro, publicando lo mejor de la producción Literaria, invitando a primeras figuras internacionales y fundó el Instituto Ecuatoriano del Folklore. En 1.946 presentó una Memoria sobre la vida y actividades de la Casa, titulándola “Un año de labores”, en 35 pags.

En 1.945 presidió el Instituto, escribió sus ensayos “San Miguel de Unamuno” y “Santa Gabriela Mistral”. En 1.947 fue electo Diputado al Congreso extraordinario y luego miembro del Consejo Ejecutivo de la Unesco con sede en París. En 1.948 pasó de Embajador en Chile pero renunció al año siguiente y a su regreso a Quito el Congreso lo nombró Vocal principal del Consejo de Estado.

En 1.950 fue director general del Diario “El Sol”. En 1.951 apareció “El nuevo Relato ecuatoriano”, crítica y antología en dos tomos, de 408 y 541 págs. respectivamente, del que Rodríguez Castelo ha opinado: “Carrión precisa el sentido y valora el aporte de los hombres del 30 en la línea que fueron más potentes, el relato, pero la voluminosa obra nunca nos da todo lo que acudimos a pedirle lo cual no impide que tenga lugares de crítica agudísima, luminosa, suscitadora, casi profética”.

En 1.952 editó “Puerto Rico, un pueblo manos a la obra” y fue designado Presidente de Honor de “Alianza Democrática Nacional”. En 1.954 apareció “San Miguel de Unamuno”, con selección de ensayos, en 327 págs. defendiendo al gran escritor y maestro español, pero tan inofensiva obrita en 1.957 fue puesta en el índice de los libros prohibidos por el Vaticano, lo que ocasionó la burla de los ecuatorianos cultos.

En 1.955 prologó bellísimamente en 32 págs. la “Historia de Loja y su Provincia” de Pío Jaramillo Alvarado, su antiguo maestro y amigo el más admirado. En 1.956 apareció “Santa Gabriela Mistral” en 339 págs. con nuevos ensayos.

Entre 1.955 y el 56 volvió a la presidencia de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Su nombre había alcanzado preeminencia internacional y la Universidad de México lo contrató de profesor de Historia de la Literatura Hispanoamericana, ejerciendo dicha cátedra entre 1.956 y el 58 que por la rotura de una pierna en accidente, regresó a operarse en Quito. Entonces apareció en la revista política “La Calle” sus “Nuevas Cartas al Ecuador” que recogió en un volumen de 202 págs.

En 1.959 editó “García Moreno, el santo del patíbulo” en 746 págs. libro extraordinario por el enfoque psicológico del personaje, que la pudibundez de la seudo critica ha calificado de mediocre, sin darse cuenta que es el estudio de toda una época. Ese año fue condecorado “Al mérito Docente” por la Universidad Central, por cumplir 25 años de labores.

En 1.960 fue candidatizado por los estudiantes de país para Vicepresidente de la república en binomio con el Dr. Antonio Parra Velasco, ex rector de la Universidad de Guayaquil, y aunque la campaña fue muy irregular, Carrión se separó de ella un mes antes con una fracción del socialismo y la CFP. retiró su apoyo a última hora y el resultado de las votaciones arrojó un triunfo para Velasco Ibarra, el slogan “Parra – Carrión, revolución”, aún se recuerda con patriótica emoción no exenta de una sutil melancolía. En esa oportunidad Carrión esgrimió la idea de la segunda independencia.

En 1.961 salió en Buenos Aires “El Pensamiento vivo de Montalvo”. En 1.963 la estulta dictadura de Castro Jijón lo encarceló varios días en el Panóptico, de donde partió a dictar su cátedra en la Universidad de México. Entonces publicó “Porque Jesús no vuelve” en 396 págs. El 64 asistió en Génova a una invitación del Padre Angel Arpa, director del “Columbianum Institución Cultural para América Latina”, presidió la II comisión, la ideológica. El 65 firmó el Acta de constitución de la “Comunidad Latinoamericana de Escritores” con sede en México.

En 1.966 defendió a su amigo el crítico y novelista G. Humberto Mata en su ensayo titulado: “El Comprendedor y Montalvo”, sobre dicho escritor. Ese año volvió a la presidencia de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. En 1.967 fue electo presidente del Tribunal Supremo Electoral, pero a las pocas semanas un corrupto entente político de los conservadores lo depuso del cargo. Por esos días apareció su obra de relatos titulada “El cuento de la Patria”, escrita para formar el criterio de la juventud ecuatoriana, en 236 págs. Durante la presidencia de Otto Arosemena Gómez, la Casa de la Cultura y Carrión le ofrecieron un banquete del que salió la Embajada en México para Carrión, quien viajó a ese país bajo las severas protestas de sus codearios comunistas, especialmente Manuel Agustín Aguirre, que no aceptaba ninguna clase de entendimientos.

En 1.968 México le otorgó el premio “Benito Juárez”. En 1.970 presidió el Jurado del premio “Rómulo Gallegos” y dio a la luz “Raíz y camino de nuestra cultura”•con 8 ensayos de gran claridad mental, en 133 págs. el 71 presidió el V Consejo de Honor Editorial de la Biblioteca “Clásicos Ariel”.

En 1.975 se creó en el Ecuador el premio de cultura “Eugenio Espejo” para serle conferido a Carrión. En 1.977 editó “Plan del Ecuador” en el No. 45 de la Colección Letras del Ecuador, con sugestivos ensayos culturales.

En 1.978 fue designado Presidente del Tribunal Supremo Electoral, cargo clave en el Plan de Retorno Constitucional ideado por la dictadura de los triunviros, que poco después iniciaron una maquiavélica política para prolongarse en el gobierno. Carrión renunció a sus funciones alegando avanzada edad y mala salud. Tenía 81 años y venía sufriendo hacía 4 ó 5 años de pequeñas hemorragias por la orina. El Ministro de Gobierno Gen. Bolívar Jarrín Cahueñas, le pidió que continuara pero se negó.

En los siguientes meses fue agravandose e internado en la Clínica Pasteur falleció tranquilamente y de cáncer a la vejiga, sin perder la conciencia ni conocer de su enfermedad, el 9 de marzo de 1.979. Su sepelio demostró cuanto lo quería el país.

Escribía a mano en cuadernos de cubierta rígida y le gustaba hacerlo en el campo, luego le fue ganando la civilización y lo hacía a máquina. Una secretaria le transcribía todo después, pero lo primero en su vida era conversar con cualquier persona que estuviera cerca de él, sin que le importara el nivel cultural o la edad.

Maestro cuya “magnanimidad llegaba a exceso en lo referente a estimular las nuevas vocaciones. De conversación erudita y fina, sin petulancia ni insolencia, respetuoso e inacabable, sabía de libros y en hechos”.

Tuvo una memoria privilegiada y no se le escapaba el menor detalle. “No fue amigo de los norteamericanos pero respetaba a sus escritores considerándoles superiores a los europeos”. Su tendencia, la marxista-leninista.
Su palabra era buscada por los más representativos organismos culturales y educativos de los Estados Unidos, Europa e Hispanoamérica.

“Vida dedicada por completo al cultivo de la Inteligencia”, generoso, amplio y sin egoísmo, más de una vez pidió que sobre su sepultura se escribiera “Aquí yace un hombre bueno”; en síntesis, un gran ecuatoriano, de los mejores de este siglo.

Después de su muerte se editó “El Libro de los Prólogos” con 23 de ellos que su viuda y su nieto Andrés encontraron entre sus papeles bajo el título de “Los prólogos que he preferido”. En 1.981 apareció “América dada al Diablo”, cuyos originales sacó en limpio en Caracas la escritora Alba Luz Mora, cumpliendo un gratísimo encargo del autor. Las “Obras Completas” han comenzado a aparecer en un tomo papel Biblia, en 610 págs.

Para el Ecuador del siglo XX Carrión ha sido el gran suscitador, el gran promotor, mezcla de vigía cultural y espiritual y a pesar que Hernán Rodríguez Castelo, Michael Haudelsman, Fernando Tinajero y Alejandro Moreano han estudiado su pensamiento, aún sigue siendo casi un desconocido entre nosotros porque las nuevas generaciones no le recuerdan aunque amó mucho al Ecuador. Jorge Enrique Adoum le ha cantado así “El hizo más grande nuestra patria / la llevaba orgulloso como una flor en el ojal a donde iba / y de donde iba volvía dejando amigos que la querían por contagio…// Luchó por una América unida/ y por un gigantesco movimiento de masas para cambiar el presente//

Los chagras

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Raúl Guarderas
REVISTA TERRA INCÓGNITA

Reconozco la suerte de recibir mis herencias, las considero portadoras de una cualidad similar a aquella que fecundó los campos andinos; por eso valoro el privilegio de nuestra Sierra ecuatoriana cuando verifico la presencia de sus hoyas rodeadas de cerros y enriquecidas por los sistemas fluviales que vivifican su fertilidad. Algo me induce a encontrar, en este prodigio, cierta similitud a lo ocurrido con mis ancestros; con gusto acepto estas raíces al sentirlas correr por mi sangre.¡Cuan feliz me siento al percibir las aportaciones genéticas recibidas de los quitu-caranquis y de los incas! Aprecio, al mismo tiempo, el efecto múltiple de las razas llegadas de España y sostenidas por troncos familiares nacidos de los viejos abolengos celtas, berberiscos, moros y demás generaciones latinas prestas a integrar este cuadro multiétnico.

 


CHAGRA MACHACHI

Toda la fantasía de estos fenómenos fundidos con la realidad andina dio a estos parajes cierta vivencia mística, mítica y mágica; tres virtudes telúricas a las que se sumó la realidad equinoccial que, como un milagro, introducía la perpendicularidad de los rayos solares en el vientre mismo de la tierra. Esta variedad de incidencias reales e imaginarias dieron paso al establecimiento de la cultura ‘chagra’, palabra que se presume que viene de chacra (terreno donde se cultiva maíz). Se añade a esto la definición de ‘campesino rústico del altiplano del Ecuador’, presentada por Luis Codero en su diccionario de términos quichuas.

Mis primeros contactos con las costumbres chacareras los tuve con Luis Yánez Reinoso. El era conocido popularmente como el ‘Sordo’ Yánez, quien aparte de ser un buen chalán, usaba la huasca con extraordinaria habilidad. En suma, este personaje se destacó mucho más por sus labores vaqueras que por sus labores agrícolas. Ahora el Sordo Yánez usa un aparatito que le sirve para corregir su sordera, pero hace de éste un uso muy cómico, pues lo conecta y desconecta de acuerdo a lo que quiere escuchar.

‘Cuando presiento que hablan boberías, yo me saco la cornetita’. Es así como un día apareció un desconocido que se unió a nuestro grupo y se presentó, mas el sordito no escuchó su nombre y le pidió que lo repitiera: ‘Yo soy Casimiro -le grito el recién llegado’. Jo, jo, jo -se río Lucho- usted es casi-miro, en cambio yo soy casi-sordo’. Continúa este maestro con la calidad ejemplar que caracteriza al chagra legítimo: enamorador, contador de anécdotas, curioso, preocupado…

Lucho me acompañó siempre en el «Paseo Procesional del Chagra», auténtico espectáculo criollo que tuvo su origen en Machachi como remembranza de la erupción del volcán Cotopaxi, ocurrida en el año 1877. por ventura, de un modo milagroso, el gran Pasochoa y el Rumiñahui salvaron a los pobladores de Tambillo y Machachi de sufrir los terribles efectos de dicho acontecimiento, producto de los enojos de la naturaleza. Los pobladores esperaron pacientemente a que la cúspide del volcán Cotopaxi se cubriera nuevamente de nieve y, cuando esto aconteció, optaron por realizar una minga ganadera, cuya misión era recoger, corralear y conducir a los lugares de origen a las reses, equinos y otros animales domésticos que se desperdigaron con el suceso.

Para la ejecución de dicha labor se formaron tres grupos importantes: el primero se responsabilizó de conducir los animales hacia los sectores aledaños a Latacunga, el segundo a Los Chillos y el tercero se encargó de subirlos al Pedregal. Las anécdotas y peripecias que pasaron en aquellos viajes hicieron que durante tres años se reuniesen los protagonistas a comentar lo ocurrido en esas jornadas. Luego de un tiempo, empezaron a producirse problemas políticos que terminaron con la guerra civil, de la cual el general Eloy Alfaro fue el triunfador.

Casi un siglo más tarde, mentalizamos y ejecutamos el primer «Paseo Procesional del Chagra» para conmemorar el centenario de la cantonización de Mejía. Hubo la necesidad de organizar una institución responsable de mantener la integridad y pureza de este espectáculo, para lo cual se conformó la Asociación Cofradía del Chagra (ACOCHA). Es importante señalar que coincidieron tres fechas: las festividades d Santiago Apóstol, santo patrono de Machachi; la erupción del Cotopaxi, y el ya indicado centenario de la nueva jerarquía del cantón Mejía.

La fiesta iniciaba con la publicación del programa, el cual era elaborado por el «Comité de Fiestas;» empezaba con el pregón, que mostraba la figura del chagra y sus caballos vaqueros. Días después varios carteles anunciaban las presentaciones teatrales de la Asociación de Teatreros del Cantón Mejía; sus comedias siempre trataban temas chacareros: «El chagra que casó warmi mala», «Un chagra curniado y feliz», «La importancia de llamarse compadre Honorio» y «Entre chalinas y ponchos». Esta última obra tuvo tanto éxito que el Club Rotario auspició su presentación en el teatro Sucre de la ciudad de Quito.

Como parte de esta fiesta popular y con la debida anticipación, se convocaba a las candidatas a «chagra linda», concurso galante en el que participaban la chagra del páramo y la chagra del valle. Además se nombraba «chagra del año» a quien hubiese demostrado una gran afición por la vaquería y calidad en su desempeño como ciudadano correcto. El paseo se desarrollaba de tal modo que resaltaba el amor de la ciudadanía hacia el propio espectáculo y concurrir con el atuendo clásico era un orgullo.

Un personaje recordado con cariño fue Segundo Moreta, quien preparaba una carreta halada por bueyes, en donde construía un altar muy solemne; desde allí presidía el paseo «Nuestro Señor de la Santa Escuela». Se merecía tal reconocimiento por la historia de su misteriosa llegada a Machachi y la creciente devoción de la feligresía machacheña.

Después de aplaudir al «Señor de la Santa Escuela», la concurrencia se motivaba con la presencia del toro pregonero, un bravío halado por chagras expertos que lo sostenían con sendas huascas para moderar su furia. De inmediato, al paso, al trote o al galope enseñoreaban su porte los caballeros de ACOCHA, elegantes con su vestimenta y en su manera de lucir sus cabalgaduras: caballos criollos y parameros, ensillados con la montura de vaquería, petral, arretranca y grupera, cincha cerda, e incrustado sobre la copa, el clásico pellón que en muchos casos era de doble faz.

Al presenciar este imponente acto procesional, entendí el significado emocional de cumplir con un sueño tendiente a recuperar la imagen del popular chagra como esencia misma de nuestra tradicionalidad mestiza. Dicen que a fuerza de presentar un acto, éste se deteriora y opaca. En nuestro caso se descuidó el atuendo y se abusó del licor. Pero en Machachi existen corazones optimistas que no pierden la fe en que se autentice y rescate el desempeño de los participantes. » Qué calidad» , decía Javier Fajardo mientras añoraba el porte y la prosa con que desfilaban los que llevaban riendas, bozalillos y martingalas tejidas. ¡Época gloriosa del paseo procesional!

GLOSARIO:

Arretranca: freno
Bozadillos: adorno que se pone a los caballos en el bozo.
Chacarero: dueño de una chacra, relativo a chagra.
Chalán: picador, domador de caballos.
Cincha: banda de cuero que se sujeta a la silla por debajo del vientre de la caballería.
Grupera: almohadilla que se pone en las sillas de montar.
Huasca: ramal que sirve de rienda o látigo.
Martingalas: calzas que llevaban los hombres de armas.
Pellón: palleja curtida que forma parte de la montura.
Warmi: mujer en quichua.

No se si soy parte de ti,
sombrerito chacarero,
alita, cinta y cordón,
con aires de aventurero;
tu ala gacha al viento cortas,
das sombra hasta el corazón,
alegre y conquistador
queda el buen chagra al lucir
tu garbo a la bandolera.

Y tu bufandita al viento,
embozado protector,
del páramo compañera,
dejas caliente mi aliento
y mi lágrima postrera.
Ponchito, coloradito,
Como toditos tenemos,
Antigua y querida prenda de castilla y Huayra-Pungo
¡rico porte de varón!,
grato ponchito que otorgas
tu calor aquí en mi pecho,
no siento hálitos del cerro,
cuando en mis hombros te montas,
me contagias tu amor.

 

 

Chagra zamarro rondero,
Laceador corte rodeante,
Machacheño, cayambeño,
Coraza del buen andante:
Chivo, puma, o cimarrón.
Bota y espuela sonora,
Rasga tiesa y disciplina,
La montura se reanima,
Contacto con la rodaja,
Que va gimiendo cual paja
Que el viento tuerce en la loma….

Tomado de la Revista Terra Incógnita No.18 julio 2002. Si desea conocer más de la revista le invitamos a hacer un click en el siguiente link:

Revista Terra Incognita
 

Raúl Guarderas
REVISTA TERRA INCÓGNITA

Reconozco la suerte de recibir mis herencias, las considero portadoras de una cualidad similar a aquella que fecundó los campos andinos; por eso valoro el privilegio de nuestra Sierra ecuatoriana cuando verifico la presencia de sus hoyas rodeadas de cerros y enriquecidas por los sistemas fluviales que vivifican su fertilidad. Algo me induce a encontrar, en este prodigio, cierta similitud a lo ocurrido con mis ancestros; con gusto acepto estas raíces al sentirlas correr por mi sangre.¡Cuan feliz me siento al percibir las aportaciones genéticas recibidas de los quitu-caranquis y de los incas! Aprecio, al mismo tiempo, el efecto múltiple de las razas llegadas de España y sostenidas por troncos familiares nacidos de los viejos abolengos celtas, berberiscos, moros y demás generaciones latinas prestas a integrar este cuadro multiétnico.

EL SOMBRERO, EL PONCHO Y LOS ZAMARROS SON LAS PRENDAS QUE ACOMPAÑAN DIARIAMENTE A LOS CHAGRAS DE MACHACHI.


CHAGRA MACHACHI

Toda la fantasía de estos fenómenos fundidos con la realidad andina dio a estos parajes cierta vivencia mística, mítica y mágica; tres virtudes telúricas a las que se sumó la realidad equinoccial que, como un milagro, introducía la perpendicularidad de los rayos solares en el vientre mismo de la tierra. Esta variedad de incidencias reales e imaginarias dieron paso al establecimiento de la cultura ‘chagra’, palabra que se presume que viene de chacra (terreno donde se cultiva maíz). Se añade a esto la definición de ‘campesino rústico del altiplano del Ecuador’, presentada por Luis Codero en su diccionario de términos quichuas.

Mis primeros contactos con las costumbres chacareras los tuve con Luis Yánez Reinoso. El era conocido popularmente como el ‘Sordo’ Yánez, quien aparte de ser un buen chalán, usaba la huasca con extraordinaria habilidad. En suma, este personaje se destacó mucho más por sus labores vaqueras que por sus labores agrícolas. Ahora el Sordo Yánez usa un aparatito que le sirve para corregir su sordera, pero hace de éste un uso muy cómico, pues lo conecta y desconecta de acuerdo a lo que quiere escuchar.

‘Cuando presiento que hablan boberías, yo me saco la cornetita’. Es así como un día apareció un desconocido que se unió a nuestro grupo y se presentó, mas el sordito no escuchó su nombre y le pidió que lo repitiera: ‘Yo soy Casimiro -le grito el recién llegado’. Jo, jo, jo -se río Lucho- usted es casi-miro, en cambio yo soy casi-sordo’. Continúa este maestro con la calidad ejemplar que caracteriza al chagra legítimo: enamorador, contador de anécdotas, curioso, preocupado…

Lucho me acompañó siempre en el «Paseo Procesional del Chagra», auténtico espectáculo criollo que tuvo su origen en Machachi como remembranza de la erupción del volcán Cotopaxi, ocurrida en el año 1877. por ventura, de un modo milagroso, el gran Pasochoa y el Rumiñahui salvaron a los pobladores de Tambillo y Machachi de sufrir los terribles efectos de dicho acontecimiento, producto de los enojos de la naturaleza. Los pobladores esperaron pacientemente a que la cúspide del volcán Cotopaxi se cubriera nuevamente de nieve y, cuando esto aconteció, optaron por realizar una minga ganadera, cuya misión era recoger, corralear y conducir a los lugares de origen a las reses, equinos y otros animales domésticos que se desperdigaron con el suceso.

Para la ejecución de dicha labor se formaron tres grupos importantes: el primero se responsabilizó de conducir los animales hacia los sectores aledaños a Latacunga, el segundo a Los Chillos y el tercero se encargó de subirlos al Pedregal. Las anécdotas y peripecias que pasaron en aquellos viajes hicieron que durante tres años se reuniesen los protagonistas a comentar lo ocurrido en esas jornadas. Luego de un tiempo, empezaron a producirse problemas políticos que terminaron con la guerra civil, de la cual el general Eloy Alfaro fue el triunfador.

Casi un siglo más tarde, mentalizamos y ejecutamos el primer «Paseo Procesional del Chagra» para conmemorar el centenario de la cantonización de Mejía. Hubo la necesidad de organizar una institución responsable de mantener la integridad y pureza de este espectáculo, para lo cual se conformó la Asociación Cofradía del Chagra (ACOCHA). Es importante señalar que coincidieron tres fechas: las festividades d Santiago Apóstol, santo patrono de Machachi; la erupción del Cotopaxi, y el ya indicado centenario de la nueva jerarquía del cantón Mejía.

La fiesta iniciaba con la publicación del programa, el cual era elaborado por el «Comité de Fiestas;» empezaba con el pregón, que mostraba la figura del chagra y sus caballos vaqueros. Días después varios carteles anunciaban las presentaciones teatrales de la Asociación de Teatreros del Cantón Mejía; sus comedias siempre trataban temas chacareros: «El chagra que casó warmi mala», «Un chagra curniado y feliz», «La importancia de llamarse compadre Honorio» y «Entre chalinas y ponchos». Esta última obra tuvo tanto éxito que el Club Rotario auspició su presentación en el teatro Sucre de la ciudad de Quito.

Como parte de esta fiesta popular y con la debida anticipación, se convocaba a las candidatas a «chagra linda», concurso galante en el que participaban la chagra del páramo y la chagra del valle. Además se nombraba «chagra del año» a quien hubiese demostrado una gran afición por la vaquería y calidad en su desempeño como ciudadano correcto. El paseo se desarrollaba de tal modo que resaltaba el amor de la ciudadanía hacia el propio espectáculo y concurrir con el atuendo clásico era un orgullo.

Un personaje recordado con cariño fue Segundo Moreta, quien preparaba una carreta halada por bueyes, en donde construía un altar muy solemne; desde allí presidía el paseo «Nuestro Señor de la Santa Escuela». Se merecía tal reconocimiento por la historia de su misteriosa llegada a Machachi y la creciente devoción de la feligresía machacheña.

Después de aplaudir al «Señor de la Santa Escuela», la concurrencia se motivaba con la presencia del toro pregonero, un bravío halado por chagras expertos que lo sostenían con sendas huascas para moderar su furia. De inmediato, al paso, al trote o al galope enseñoreaban su porte los caballeros de ACOCHA, elegantes con su vestimenta y en su manera de lucir sus cabalgaduras: caballos criollos y parameros, ensillados con la montura de vaquería, petral, arretranca y grupera, cincha cerda, e incrustado sobre la copa, el clásico pellón que en muchos casos era de doble faz.

Al presenciar este imponente acto procesional, entendí el significado emocional de cumplir con un sueño tendiente a recuperar la imagen del popular chagra como esencia misma de nuestra tradicionalidad mestiza. Dicen que a fuerza de presentar un acto, éste se deteriora y opaca. En nuestro caso se descuidó el atuendo y se abusó del licor. Pero en Machachi existen corazones optimistas que no pierden la fe en que se autentice y rescate el desempeño de los participantes. » Qué calidad» , decía Javier Fajardo mientras añoraba el porte y la prosa con que desfilaban los que llevaban riendas, bozalillos y martingalas tejidas. ¡Época gloriosa del paseo procesional!

GLOSARIO:

Arretranca: freno
Bozadillos: adorno que se pone a los caballos en el bozo.
Chacarero: dueño de una chacra, relativo a chagra.
Chalán: picador, domador de caballos.
Cincha: banda de cuero que se sujeta a la silla por debajo del vientre de la caballería.
Grupera: almohadilla que se pone en las sillas de montar.
Huasca: ramal que sirve de rienda o látigo.
Martingalas: calzas que llevaban los hombres de armas.
Pellón: palleja curtida que forma parte de la montura.
Warmi: mujer en quichua.

No se si soy parte de ti,
sombrerito chacarero,
alita, cinta y cordón,
con aires de aventurero;
tu ala gacha al viento cortas,
das sombra hasta el corazón,
alegre y conquistador
queda el buen chagra al lucir
tu garbo a la bandolera.

Y tu bufandita al viento,
embozado protector,
del páramo compañera,
dejas caliente mi aliento
y mi lágrima postrera.
Ponchito, coloradito,
Como toditos tenemos,
Antigua y querida prenda de castilla y Huayra-Pungo
¡rico porte de varón!,
grato ponchito que otorgas
tu calor aquí en mi pecho,
no siento hálitos del cerro,
cuando en mis hombros te montas,
me contagias tu amor.

 

 

Chagra zamarro rondero,
Laceador corte rodeante,
Machacheño, cayambeño,
Coraza del buen andante:
Chivo, puma, o cimarrón.
Bota y espuela sonora,
Rasga tiesa y disciplina,
La montura se reanima,
Contacto con la rodaja,
Que va gimiendo cual paja
Que el viento tuerce en la loma….

Tomado de la Revista Terra Incógnita No.18 julio 2002. Si desea conocer más de la revista le invitamos a hacer un click en el siguiente link:

Revista Terra Incognita
 

Raúl Guarderas
REVISTA TERRA INCÓGNITA

Reconozco la suerte de recibir mis herencias, las considero portadoras de una cualidad similar a aquella que fecundó los campos andinos; por eso valoro el privilegio de nuestra Sierra ecuatoriana cuando verifico la presencia de sus hoyas rodeadas de cerros y enriquecidas por los sistemas fluviales que vivifican su fertilidad. Algo me induce a encontrar, en este prodigio, cierta similitud a lo ocurrido con mis ancestros; con gusto acepto estas raíces al sentirlas correr por mi sangre.¡Cuan feliz me siento al percibir las aportaciones genéticas recibidas de los quitu-caranquis y de los incas! Aprecio, al mismo tiempo, el efecto múltiple de las razas llegadas de España y sostenidas por troncos familiares nacidos de los viejos abolengos celtas, berberiscos, moros y demás generaciones latinas prestas a integrar este cuadro multiétnico.

EL SOMBRERO, EL PONCHO Y LOS ZAMARROS SON LAS PRENDAS QUE ACOMPAÑAN DIARIAMENTE A LOS CHAGRAS DE MACHACHI.


CHAGRA MACHACHI

Toda la fantasía de estos fenómenos fundidos con la realidad andina dio a estos parajes cierta vivencia mística, mítica y mágica; tres virtudes telúricas a las que se sumó la realidad equinoccial que, como un milagro, introducía la perpendicularidad de los rayos solares en el vientre mismo de la tierra. Esta variedad de incidencias reales e imaginarias dieron paso al establecimiento de la cultura ‘chagra’, palabra que se presume que viene de chacra (terreno donde se cultiva maíz). Se añade a esto la definición de ‘campesino rústico del altiplano del Ecuador’, presentada por Luis Codero en su diccionario de términos quichuas.

Mis primeros contactos con las costumbres chacareras los tuve con Luis Yánez Reinoso. El era conocido popularmente como el ‘Sordo’ Yánez, quien aparte de ser un buen chalán, usaba la huasca con extraordinaria habilidad. En suma, este personaje se destacó mucho más por sus labores vaqueras que por sus labores agrícolas. Ahora el Sordo Yánez usa un aparatito que le sirve para corregir su sordera, pero hace de éste un uso muy cómico, pues lo conecta y desconecta de acuerdo a lo que quiere escuchar.

‘Cuando presiento que hablan boberías, yo me saco la cornetita’. Es así como un día apareció un desconocido que se unió a nuestro grupo y se presentó, mas el sordito no escuchó su nombre y le pidió que lo repitiera: ‘Yo soy Casimiro -le grito el recién llegado’. Jo, jo, jo -se río Lucho- usted es casi-miro, en cambio yo soy casi-sordo’. Continúa este maestro con la calidad ejemplar que caracteriza al chagra legítimo: enamorador, contador de anécdotas, curioso, preocupado…

Lucho me acompañó siempre en el «Paseo Procesional del Chagra», auténtico espectáculo criollo que tuvo su origen en Machachi como remembranza de la erupción del volcán Cotopaxi, ocurrida en el año 1877. por ventura, de un modo milagroso, el gran Pasochoa y el Rumiñahui salvaron a los pobladores de Tambillo y Machachi de sufrir los terribles efectos de dicho acontecimiento, producto de los enojos de la naturaleza. Los pobladores esperaron pacientemente a que la cúspide del volcán Cotopaxi se cubriera nuevamente de nieve y, cuando esto aconteció, optaron por realizar una minga ganadera, cuya misión era recoger, corralear y conducir a los lugares de origen a las reses, equinos y otros animales domésticos que se desperdigaron con el suceso.

Para la ejecución de dicha labor se formaron tres grupos importantes: el primero se responsabilizó de conducir los animales hacia los sectores aledaños a Latacunga, el segundo a Los Chillos y el tercero se encargó de subirlos al Pedregal. Las anécdotas y peripecias que pasaron en aquellos viajes hicieron que durante tres años se reuniesen los protagonistas a comentar lo ocurrido en esas jornadas. Luego de un tiempo, empezaron a producirse problemas políticos que terminaron con la guerra civil, de la cual el general Eloy Alfaro fue el triunfador.

Casi un siglo más tarde, mentalizamos y ejecutamos el primer «Paseo Procesional del Chagra» para conmemorar el centenario de la cantonización de Mejía. Hubo la necesidad de organizar una institución responsable de mantener la integridad y pureza de este espectáculo, para lo cual se conformó la Asociación Cofradía del Chagra (ACOCHA). Es importante señalar que coincidieron tres fechas: las festividades d Santiago Apóstol, santo patrono de Machachi; la erupción del Cotopaxi, y el ya indicado centenario de la nueva jerarquía del cantón Mejía.

La fiesta iniciaba con la publicación del programa, el cual era elaborado por el «Comité de Fiestas;» empezaba con el pregón, que mostraba la figura del chagra y sus caballos vaqueros. Días después varios carteles anunciaban las presentaciones teatrales de la Asociación de Teatreros del Cantón Mejía; sus comedias siempre trataban temas chacareros: «El chagra que casó warmi mala», «Un chagra curniado y feliz», «La importancia de llamarse compadre Honorio» y «Entre chalinas y ponchos». Esta última obra tuvo tanto éxito que el Club Rotario auspició su presentación en el teatro Sucre de la ciudad de Quito.

Como parte de esta fiesta popular y con la debida anticipación, se convocaba a las candidatas a «chagra linda», concurso galante en el que participaban la chagra del páramo y la chagra del valle. Además se nombraba «chagra del año» a quien hubiese demostrado una gran afición por la vaquería y calidad en su desempeño como ciudadano correcto. El paseo se desarrollaba de tal modo que resaltaba el amor de la ciudadanía hacia el propio espectáculo y concurrir con el atuendo clásico era un orgullo.

Un personaje recordado con cariño fue Segundo Moreta, quien preparaba una carreta halada por bueyes, en donde construía un altar muy solemne; desde allí presidía el paseo «Nuestro Señor de la Santa Escuela». Se merecía tal reconocimiento por la historia de su misteriosa llegada a Machachi y la creciente devoción de la feligresía machacheña.

Después de aplaudir al «Señor de la Santa Escuela», la concurrencia se motivaba con la presencia del toro pregonero, un bravío halado por chagras expertos que lo sostenían con sendas huascas para moderar su furia. De inmediato, al paso, al trote o al galope enseñoreaban su porte los caballeros de ACOCHA, elegantes con su vestimenta y en su manera de lucir sus cabalgaduras: caballos criollos y parameros, ensillados con la montura de vaquería, petral, arretranca y grupera, cincha cerda, e incrustado sobre la copa, el clásico pellón que en muchos casos era de doble faz.

Al presenciar este imponente acto procesional, entendí el significado emocional de cumplir con un sueño tendiente a recuperar la imagen del popular chagra como esencia misma de nuestra tradicionalidad mestiza. Dicen que a fuerza de presentar un acto, éste se deteriora y opaca. En nuestro caso se descuidó el atuendo y se abusó del licor. Pero en Machachi existen corazones optimistas que no pierden la fe en que se autentice y rescate el desempeño de los participantes. » Qué calidad» , decía Javier Fajardo mientras añoraba el porte y la prosa con que desfilaban los que llevaban riendas, bozalillos y martingalas tejidas. ¡Época gloriosa del paseo procesional!

GLOSARIO:

Arretranca: freno
Bozadillos: adorno que se pone a los caballos en el bozo.
Chacarero: dueño de una chacra, relativo a chagra.
Chalán: picador, domador de caballos.
Cincha: banda de cuero que se sujeta a la silla por debajo del vientre de la caballería.
Grupera: almohadilla que se pone en las sillas de montar.
Huasca: ramal que sirve de rienda o látigo.
Martingalas: calzas que llevaban los hombres de armas.
Pellón: palleja curtida que forma parte de la montura.
Warmi: mujer en quichua.

No se si soy parte de ti,
sombrerito chacarero,
alita, cinta y cordón,
con aires de aventurero;
tu ala gacha al viento cortas,
das sombra hasta el corazón,
alegre y conquistador
queda el buen chagra al lucir
tu garbo a la bandolera.

Y tu bufandita al viento,
embozado protector,
del páramo compañera,
dejas caliente mi aliento
y mi lágrima postrera.
Ponchito, coloradito,
Como toditos tenemos,
Antigua y querida prenda de castilla y Huayra-Pungo
¡rico porte de varón!,
grato ponchito que otorgas
tu calor aquí en mi pecho,
no siento hálitos del cerro,
cuando en mis hombros te montas,
me contagias tu amor.

 

 

Chagra zamarro rondero,
Laceador corte rodeante,
Machacheño, cayambeño,
Coraza del buen andante:
Chivo, puma, o cimarrón.
Bota y espuela sonora,
Rasga tiesa y disciplina,
La montura se reanima,
Contacto con la rodaja,
Que va gimiendo cual paja
Que el viento tuerce en la loma….

Tomado de la Revista Terra Incógnita No.18 julio 2002. Si desea conocer más de la revista le invitamos a hacer un click en el siguiente link:

Revista Terra Incognita
 

Raúl Guarderas
REVISTA TERRA INCÓGNITA

Reconozco la suerte de recibir mis herencias, las considero portadoras de una cualidad similar a aquella que fecundó los campos andinos; por eso valoro el privilegio de nuestra Sierra ecuatoriana cuando verifico la presencia de sus hoyas rodeadas de cerros y enriquecidas por los sistemas fluviales que vivifican su fertilidad. Algo me induce a encontrar, en este prodigio, cierta similitud a lo ocurrido con mis ancestros; con gusto acepto estas raíces al sentirlas correr por mi sangre.¡Cuan feliz me siento al percibir las aportaciones genéticas recibidas de los quitu-caranquis y de los incas! Aprecio, al mismo tiempo, el efecto múltiple de las razas llegadas de España y sostenidas por troncos familiares nacidos de los viejos abolengos celtas, berberiscos, moros y demás generaciones latinas prestas a integrar este cuadro multiétnico.

EL SOMBRERO, EL PONCHO Y LOS ZAMARROS SON LAS PRENDAS QUE ACOMPAÑAN DIARIAMENTE A LOS CHAGRAS DE MACHACHI.


CHAGRA MACHACHI

Toda la fantasía de estos fenómenos fundidos con la realidad andina dio a estos parajes cierta vivencia mística, mítica y mágica; tres virtudes telúricas a las que se sumó la realidad equinoccial que, como un milagro, introducía la perpendicularidad de los rayos solares en el vientre mismo de la tierra. Esta variedad de incidencias reales e imaginarias dieron paso al establecimiento de la cultura ‘chagra’, palabra que se presume que viene de chacra (terreno donde se cultiva maíz). Se añade a esto la definición de ‘campesino rústico del altiplano del Ecuador’, presentada por Luis Codero en su diccionario de términos quichuas.

Mis primeros contactos con las costumbres chacareras los tuve con Luis Yánez Reinoso. El era conocido popularmente como el ‘Sordo’ Yánez, quien aparte de ser un buen chalán, usaba la huasca con extraordinaria habilidad. En suma, este personaje se destacó mucho más por sus labores vaqueras que por sus labores agrícolas. Ahora el Sordo Yánez usa un aparatito que le sirve para corregir su sordera, pero hace de éste un uso muy cómico, pues lo conecta y desconecta de acuerdo a lo que quiere escuchar.

‘Cuando presiento que hablan boberías, yo me saco la cornetita’. Es así como un día apareció un desconocido que se unió a nuestro grupo y se presentó, mas el sordito no escuchó su nombre y le pidió que lo repitiera: ‘Yo soy Casimiro -le grito el recién llegado’. Jo, jo, jo -se río Lucho- usted es casi-miro, en cambio yo soy casi-sordo’. Continúa este maestro con la calidad ejemplar que caracteriza al chagra legítimo: enamorador, contador de anécdotas, curioso, preocupado…

Lucho me acompañó siempre en el «Paseo Procesional del Chagra», auténtico espectáculo criollo que tuvo su origen en Machachi como remembranza de la erupción del volcán Cotopaxi, ocurrida en el año 1877. por ventura, de un modo milagroso, el gran Pasochoa y el Rumiñahui salvaron a los pobladores de Tambillo y Machachi de sufrir los terribles efectos de dicho acontecimiento, producto de los enojos de la naturaleza. Los pobladores esperaron pacientemente a que la cúspide del volcán Cotopaxi se cubriera nuevamente de nieve y, cuando esto aconteció, optaron por realizar una minga ganadera, cuya misión era recoger, corralear y conducir a los lugares de origen a las reses, equinos y otros animales domésticos que se desperdigaron con el suceso.

Para la ejecución de dicha labor se formaron tres grupos importantes: el primero se responsabilizó de conducir los animales hacia los sectores aledaños a Latacunga, el segundo a Los Chillos y el tercero se encargó de subirlos al Pedregal. Las anécdotas y peripecias que pasaron en aquellos viajes hicieron que durante tres años se reuniesen los protagonistas a comentar lo ocurrido en esas jornadas. Luego de un tiempo, empezaron a producirse problemas políticos que terminaron con la guerra civil, de la cual el general Eloy Alfaro fue el triunfador.

Casi un siglo más tarde, mentalizamos y ejecutamos el primer «Paseo Procesional del Chagra» para conmemorar el centenario de la cantonización de Mejía. Hubo la necesidad de organizar una institución responsable de mantener la integridad y pureza de este espectáculo, para lo cual se conformó la Asociación Cofradía del Chagra (ACOCHA). Es importante señalar que coincidieron tres fechas: las festividades d Santiago Apóstol, santo patrono de Machachi; la erupción del Cotopaxi, y el ya indicado centenario de la nueva jerarquía del cantón Mejía.

La fiesta iniciaba con la publicación del programa, el cual era elaborado por el «Comité de Fiestas;» empezaba con el pregón, que mostraba la figura del chagra y sus caballos vaqueros. Días después varios carteles anunciaban las presentaciones teatrales de la Asociación de Teatreros del Cantón Mejía; sus comedias siempre trataban temas chacareros: «El chagra que casó warmi mala», «Un chagra curniado y feliz», «La importancia de llamarse compadre Honorio» y «Entre chalinas y ponchos». Esta última obra tuvo tanto éxito que el Club Rotario auspició su presentación en el teatro Sucre de la ciudad de Quito.

Como parte de esta fiesta popular y con la debida anticipación, se convocaba a las candidatas a «chagra linda», concurso galante en el que participaban la chagra del páramo y la chagra del valle. Además se nombraba «chagra del año» a quien hubiese demostrado una gran afición por la vaquería y calidad en su desempeño como ciudadano correcto. El paseo se desarrollaba de tal modo que resaltaba el amor de la ciudadanía hacia el propio espectáculo y concurrir con el atuendo clásico era un orgullo.

Un personaje recordado con cariño fue Segundo Moreta, quien preparaba una carreta halada por bueyes, en donde construía un altar muy solemne; desde allí presidía el paseo «Nuestro Señor de la Santa Escuela». Se merecía tal reconocimiento por la historia de su misteriosa llegada a Machachi y la creciente devoción de la feligresía machacheña.

Después de aplaudir al «Señor de la Santa Escuela», la concurrencia se motivaba con la presencia del toro pregonero, un bravío halado por chagras expertos que lo sostenían con sendas huascas para moderar su furia. De inmediato, al paso, al trote o al galope enseñoreaban su porte los caballeros de ACOCHA, elegantes con su vestimenta y en su manera de lucir sus cabalgaduras: caballos criollos y parameros, ensillados con la montura de vaquería, petral, arretranca y grupera, cincha cerda, e incrustado sobre la copa, el clásico pellón que en muchos casos era de doble faz.

Al presenciar este imponente acto procesional, entendí el significado emocional de cumplir con un sueño tendiente a recuperar la imagen del popular chagra como esencia misma de nuestra tradicionalidad mestiza. Dicen que a fuerza de presentar un acto, éste se deteriora y opaca. En nuestro caso se descuidó el atuendo y se abusó del licor. Pero en Machachi existen corazones optimistas que no pierden la fe en que se autentice y rescate el desempeño de los participantes. » Qué calidad» , decía Javier Fajardo mientras añoraba el porte y la prosa con que desfilaban los que llevaban riendas, bozalillos y martingalas tejidas. ¡Época gloriosa del paseo procesional!

GLOSARIO:

Arretranca: freno
Bozadillos: adorno que se pone a los caballos en el bozo.
Chacarero: dueño de una chacra, relativo a chagra.
Chalán: picador, domador de caballos.
Cincha: banda de cuero que se sujeta a la silla por debajo del vientre de la caballería.
Grupera: almohadilla que se pone en las sillas de montar.
Huasca: ramal que sirve de rienda o látigo.
Martingalas: calzas que llevaban los hombres de armas.
Pellón: palleja curtida que forma parte de la montura.
Warmi: mujer en quichua.

No se si soy parte de ti,
sombrerito chacarero,
alita, cinta y cordón,
con aires de aventurero;
tu ala gacha al viento cortas,
das sombra hasta el corazón,
alegre y conquistador
queda el buen chagra al lucir
tu garbo a la bandolera.

Y tu bufandita al viento,
embozado protector,
del páramo compañera,
dejas caliente mi aliento
y mi lágrima postrera.
Ponchito, coloradito,
Como toditos tenemos,
Antigua y querida prenda de castilla y Huayra-Pungo
¡rico porte de varón!,
grato ponchito que otorgas
tu calor aquí en mi pecho,
no siento hálitos del cerro,
cuando en mis hombros te montas,
me contagias tu amor.

 

 

Chagra zamarro rondero,
Laceador corte rodeante,
Machacheño, cayambeño,
Coraza del buen andante:
Chivo, puma, o cimarrón.
Bota y espuela sonora,
Rasga tiesa y disciplina,
La montura se reanima,
Contacto con la rodaja,
Que va gimiendo cual paja
Que el viento tuerce en la loma….

Tomado de la Revista Terra Incógnita No.18 julio 2002. Si desea conocer más de la revista le invitamos a hacer un click en el siguiente link:

Revista Terra Incognita
 

Raúl Guarderas
REVISTA TERRA INCÓGNITA

Reconozco la suerte de recibir mis herencias, las considero portadoras de una cualidad similar a aquella que fecundó los campos andinos; por eso valoro el privilegio de nuestra Sierra ecuatoriana cuando verifico la presencia de sus hoyas rodeadas de cerros y enriquecidas por los sistemas fluviales que vivifican su fertilidad. Algo me induce a encontrar, en este prodigio, cierta similitud a lo ocurrido con mis ancestros; con gusto acepto estas raíces al sentirlas correr por mi sangre.¡Cuan feliz me siento al percibir las aportaciones genéticas recibidas de los quitu-caranquis y de los incas! Aprecio, al mismo tiempo, el efecto múltiple de las razas llegadas de España y sostenidas por troncos familiares nacidos de los viejos abolengos celtas, berberiscos, moros y demás generaciones latinas prestas a integrar este cuadro multiétnico.

EL SOMBRERO, EL PONCHO Y LOS ZAMARROS SON LAS PRENDAS QUE ACOMPAÑAN DIARIAMENTE A LOS CHAGRAS DE MACHACHI.


CHAGRA MACHACHI

Toda la fantasía de estos fenómenos fundidos con la realidad andina dio a estos parajes cierta vivencia mística, mítica y mágica; tres virtudes telúricas a las que se sumó la realidad equinoccial que, como un milagro, introducía la perpendicularidad de los rayos solares en el vientre mismo de la tierra. Esta variedad de incidencias reales e imaginarias dieron paso al establecimiento de la cultura ‘chagra’, palabra que se presume que viene de chacra (terreno donde se cultiva maíz). Se añade a esto la definición de ‘campesino rústico del altiplano del Ecuador’, presentada por Luis Codero en su diccionario de términos quichuas.

Mis primeros contactos con las costumbres chacareras los tuve con Luis Yánez Reinoso. El era conocido popularmente como el ‘Sordo’ Yánez, quien aparte de ser un buen chalán, usaba la huasca con extraordinaria habilidad. En suma, este personaje se destacó mucho más por sus labores vaqueras que por sus labores agrícolas. Ahora el Sordo Yánez usa un aparatito que le sirve para corregir su sordera, pero hace de éste un uso muy cómico, pues lo conecta y desconecta de acuerdo a lo que quiere escuchar.

‘Cuando presiento que hablan boberías, yo me saco la cornetita’. Es así como un día apareció un desconocido que se unió a nuestro grupo y se presentó, mas el sordito no escuchó su nombre y le pidió que lo repitiera: ‘Yo soy Casimiro -le grito el recién llegado’. Jo, jo, jo -se río Lucho- usted es casi-miro, en cambio yo soy casi-sordo’. Continúa este maestro con la calidad ejemplar que caracteriza al chagra legítimo: enamorador, contador de anécdotas, curioso, preocupado…

Lucho me acompañó siempre en el «Paseo Procesional del Chagra», auténtico espectáculo criollo que tuvo su origen en Machachi como remembranza de la erupción del volcán Cotopaxi, ocurrida en el año 1877. por ventura, de un modo milagroso, el gran Pasochoa y el Rumiñahui salvaron a los pobladores de Tambillo y Machachi de sufrir los terribles efectos de dicho acontecimiento, producto de los enojos de la naturaleza. Los pobladores esperaron pacientemente a que la cúspide del volcán Cotopaxi se cubriera nuevamente de nieve y, cuando esto aconteció, optaron por realizar una minga ganadera, cuya misión era recoger, corralear y conducir a los lugares de origen a las reses, equinos y otros animales domésticos que se desperdigaron con el suceso.

Para la ejecución de dicha labor se formaron tres grupos importantes: el primero se responsabilizó de conducir los animales hacia los sectores aledaños a Latacunga, el segundo a Los Chillos y el tercero se encargó de subirlos al Pedregal. Las anécdotas y peripecias que pasaron en aquellos viajes hicieron que durante tres años se reuniesen los protagonistas a comentar lo ocurrido en esas jornadas. Luego de un tiempo, empezaron a producirse problemas políticos que terminaron con la guerra civil, de la cual el general Eloy Alfaro fue el triunfador.

Casi un siglo más tarde, mentalizamos y ejecutamos el primer «Paseo Procesional del Chagra» para conmemorar el centenario de la cantonización de Mejía. Hubo la necesidad de organizar una institución responsable de mantener la integridad y pureza de este espectáculo, para lo cual se conformó la Asociación Cofradía del Chagra (ACOCHA). Es importante señalar que coincidieron tres fechas: las festividades d Santiago Apóstol, santo patrono de Machachi; la erupción del Cotopaxi, y el ya indicado centenario de la nueva jerarquía del cantón Mejía.

La fiesta iniciaba con la publicación del programa, el cual era elaborado por el «Comité de Fiestas;» empezaba con el pregón, que mostraba la figura del chagra y sus caballos vaqueros. Días después varios carteles anunciaban las presentaciones teatrales de la Asociación de Teatreros del Cantón Mejía; sus comedias siempre trataban temas chacareros: «El chagra que casó warmi mala», «Un chagra curniado y feliz», «La importancia de llamarse compadre Honorio» y «Entre chalinas y ponchos». Esta última obra tuvo tanto éxito que el Club Rotario auspició su presentación en el teatro Sucre de la ciudad de Quito.

Como parte de esta fiesta popular y con la debida anticipación, se convocaba a las candidatas a «chagra linda», concurso galante en el que participaban la chagra del páramo y la chagra del valle. Además se nombraba «chagra del año» a quien hubiese demostrado una gran afición por la vaquería y calidad en su desempeño como ciudadano correcto. El paseo se desarrollaba de tal modo que resaltaba el amor de la ciudadanía hacia el propio espectáculo y concurrir con el atuendo clásico era un orgullo.

Un personaje recordado con cariño fue Segundo Moreta, quien preparaba una carreta halada por bueyes, en donde construía un altar muy solemne; desde allí presidía el paseo «Nuestro Señor de la Santa Escuela». Se merecía tal reconocimiento por la historia de su misteriosa llegada a Machachi y la creciente devoción de la feligresía machacheña.

Después de aplaudir al «Señor de la Santa Escuela», la concurrencia se motivaba con la presencia del toro pregonero, un bravío halado por chagras expertos que lo sostenían con sendas huascas para moderar su furia. De inmediato, al paso, al trote o al galope enseñoreaban su porte los caballeros de ACOCHA, elegantes con su vestimenta y en su manera de lucir sus cabalgaduras: caballos criollos y parameros, ensillados con la montura de vaquería, petral, arretranca y grupera, cincha cerda, e incrustado sobre la copa, el clásico pellón que en muchos casos era de doble faz.

Al presenciar este imponente acto procesional, entendí el significado emocional de cumplir con un sueño tendiente a recuperar la imagen del popular chagra como esencia misma de nuestra tradicionalidad mestiza. Dicen que a fuerza de presentar un acto, éste se deteriora y opaca. En nuestro caso se descuidó el atuendo y se abusó del licor. Pero en Machachi existen corazones optimistas que no pierden la fe en que se autentice y rescate el desempeño de los participantes. » Qué calidad» , decía Javier Fajardo mientras añoraba el porte y la prosa con que desfilaban los que llevaban riendas, bozalillos y martingalas tejidas. ¡Época gloriosa del paseo procesional!

GLOSARIO:

Arretranca: freno
Bozadillos: adorno que se pone a los caballos en el bozo.
Chacarero: dueño de una chacra, relativo a chagra.
Chalán: picador, domador de caballos.
Cincha: banda de cuero que se sujeta a la silla por debajo del vientre de la caballería.
Grupera: almohadilla que se pone en las sillas de montar.
Huasca: ramal que sirve de rienda o látigo.
Martingalas: calzas que llevaban los hombres de armas.
Pellón: palleja curtida que forma parte de la montura.
Warmi: mujer en quichua.

No se si soy parte de ti,
sombrerito chacarero,
alita, cinta y cordón,
con aires de aventurero;
tu ala gacha al viento cortas,
das sombra hasta el corazón,
alegre y conquistador
queda el buen chagra al lucir
tu garbo a la bandolera.

Y tu bufandita al viento,
embozado protector,
del páramo compañera,
dejas caliente mi aliento
y mi lágrima postrera.
Ponchito, coloradito,
Como toditos tenemos,
Antigua y querida prenda de castilla y Huayra-Pungo
¡rico porte de varón!,
grato ponchito que otorgas
tu calor aquí en mi pecho,
no siento hálitos del cerro,
cuando en mis hombros te montas,
me contagias tu amor.

 

 

Chagra zamarro rondero,
Laceador corte rodeante,
Machacheño, cayambeño,
Coraza del buen andante:
Chivo, puma, o cimarrón.
Bota y espuela sonora,
Rasga tiesa y disciplina,
La montura se reanima,
Contacto con la rodaja,
Que va gimiendo cual paja
Que el viento tuerce en la loma….

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Cultura Lojana

Posted in Author's name, historia, músicos ecuatorianos with tags , on agosto 22, 2008 by edmolin657
  • Pueblo de músicos
    A comienzos de siglo el maestro Salvador Bustamante dio origen a toda una escuela musical. Era música popular pero el maestro creó también música religiosa, compuso cantatas, sinfonías y hasta una ópera. El maestro Edgar Palacios, músico lojano, afirma que en la provincia de Loja por lo menos un diez por ciento de sus habitantes toca o al menos glosa la guitarra. Debe reconocerse la gran labor desarrollada por este maestro que ha dirigido conciertos dentro y fuera del país. El número de autores y compositores lojanos desborda el centenar. Entre los más conocidos se puede citar a Segundo Cueva Celi que compuso las más hermosas canciones de amor (especialmente pasillos) entre los años l930-50. Otros nombres consagrados son Manuel Lozano, Miguel Jaramillo, Edgar Palacios, Francisco Piedra. Una gran labor ha desarrollado en el campo musical el Conservatorio de Música «Salvador Bustamante Celi» en donde estudian centenares de alumnos que ingresan por rigurosa selección.
  • Escritores lojanos
    En el campo de la literatura Loja ha dado al Ecuador figuras cimeras. En la colonia se sabe de los padres Alonso de Rojas y Garrido, poetas que menciona el padre Juan de Velasco en el «Ocioso en Faenza». En el siglo XIX Miguel Riofrío escribe «La Emancipada», primera novela ecuatoriana. Le sigue una generación de poetas neoclásicos y románticos como Manuel Alejandro Carrión, Ulpiano Valdivieso, Sebastián 0rdóñez, Ramón Samaniego, Ulpiano Moscoso, Miguel Sánchez. En el siglo XX se destaca el gran poeta Héctor Manuel Carrión y dentro de una nutrida generación de escritores se destaca la gigantesca figura de Pío Jaramillo Alvarado, uno de los más grandes polígrafos ecuatorianos, autor de obras medulares como «El Indio Ecuatoriano», :Historia de Loja y su provincia», «La Presidencia de Quito», «La Guerra de la Conquista en América». En la siguiente generación de buenos escritores se destaca la figura continental de Benjamín Carrión cuya gran obra fue la creación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Escritor fecundo, es autor de obras como «Cartas al Ecuador», «Atahualpa», «El Santo del Patíbulo», «El relato Ecuatoriano», semblanzas de Miguel de Unamuno y de Gabriela Mistral y su obra póstuma «América dada al diablo». Gran animador cultural y maestro de generaciones, Benjamín Carrión es uno de los grandes hombres que ha dado Loja a la cultura nacional. Otros tres grandes escritores lojanos son Pablo Palacio, Manuel Agustín Aguirre Y Angel Felicísimo Rojas autor de la magistral novela «El Exodo de Yangana» ambientada en la provincia de Loja. Autor contemporáneo y magnífico escritor, poeta y periodista fue Alejandro Carrión. Se debe citar también a otros escritores como Eduardo Ledesma, Carlos Eduardo Jaramillo, Carlos Carrión, Nicolás Kingman. En las artes plásticas sobresale el gran maestro Eduardo Kingman, el maestro Alfredo Palacio escultor y dibujante y Daniel Elías Palacio un gran escultor.