Marimbero por tradición y convicción. Así se define Alberto Castillo Palma, un esmeraldeño que ha dedicado 34 de los 46 años de su vida a la ejecución y construcción de marimbas.
No duda en reconocer que el gusto marimbero lo lleva en la sangre: “Mi madre, Petita Palma, fue mi mejor guía y referente”, dice, con el tono suave que denota la sencillez de su personalidad.
Antes de narrar el cuento de su vida, se acomoda en uno de los muebles de madera que llenan su sala y dedica una mirada fugaz al centro de mesa: una figura en cerámica de una marimbera.
“La marimba. Su permanencia y evolución. Lucho porque nunca muera esta hermosa tradición ”.
Músicos y turistas de todo el mundo llegan a este rincón esmeraldeño, para adquirir marimbas “a su medida” o dejarse encantar por las vivencias de Alberto.
¿Cómo influyó en su vida ser hijo de Petita Palma ?
Mi niñez estuvo vinculada indirectamente a la marimba y a sus mentores. Ella despertó en mí la inquietud por este arte.
¿En qué momento la marimba adquirió mayor importancia para su vida?
Fue cuando tenía 12 años. Mi madre dirigía un programa de radio en la estación Iris. Había música en vivo. Yo la visitaba luego de la escuela y veía cómo los marimberos interpretaban una serie de instrumentos y canciones. Me gustó y les pedí que me enseñaran.
“Dios está por sobre todas las cosas. Es el principio de todo y el que nos acompaña en cada momento ”.
¿Quiénes respondieron a ese llamado musical ?
Varios, pero el que me enseñó a entonar la marimba fue José Castillo. Lo considero el mejor marimbero de todos los tiempos.
¿Qué le hace merecedor de esa categoría?
Era el único que cantaba y tocaba al mismo tiempo y el único que no seguía un patrón musical definido. Improvisaba y creaba mucho en las presentaciones.
¿Fue complicado aprender los secretos que se tejen alrededor de la marimba?
No, aunque los marimberos de aquella época eran muy cuidadosos a la hora de hablar sobre sus conocimientos.
“En el salón de clase, frente a los niños, en los talleres
de marimba. Allí hago realidad mis sueños”.
¿Por qué?
La marimba no era bien vista a nivel social y había muchos prejuicios. Además, eran muy pocas las personas que sabían de este instrumento.
Pero… ¿en qué medida ayudó el ser hijo de Petita Palma?
Ella los convenció. Le preocupaba que la mayoría de marimberos empezaba a morir y con ellos también la cultura musical de nuestro pueblo.
Usted se convirtió en su interlocutor…
Mi madre siempre me dijo que domine el oficio de los más viejos para que no se pierda. Ellos tenían 70 y 80 años, a pesar de eso tocaban con mucho talento.
“Que se valore la riqueza
de la marimba y se le dé el
lugar que merece en los círculos de música formal”.
Eso explica también el interés de aprender a construir marimbas…
Sí. A veces una de las teclas de la marimba se rompía y no encontrábamos quién la arreglara. Teníamos que esperar de tres a cinco días hasta que alguien nos atendiera. Por lo general, los constructores de marimba vivían en la zona norte de Esmeraldas.
¿Cuál fue la primera marimba que construyó?
En 1973 llegó una chica de Alemania. Me dijo que quería una marimba tradicional y yo me ofrecí a elaborarla.
¿En ese tiempo ya tenía los conocimientos necesarios?
No los suficientes. Fue toda una aventura porque eché mano de los materiales que tenía. Se la hice con serrucho y machete. Un amigo me ayudó para entregarla a tiempo y la vendimos a 1 000 sucres. Ella se fue encantada.
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Alberto Castillo Palma nació en la ciudad de Esmeraldas, en 1961 . Se vinculó al ámbito musical cuando cumplió 12 años. Es padre de tres mujeres, también marimberas. Su madre, Petita Palma, influyó en su formación. Es director musical del grupo de danza Tierra Caliente. También es docente en el Conservatorio Municipal de Música de Esmeraldas y dicta talleres a niños de escasos recursos de la provincia. En la ciudad de Atacames dirige la escuela de marimba de la aldea SOS .
¿Qué vino después?
Cada vez construía marimbas más grandes y de mejor calidad.
¿Existe alguna que le traiga algún recuerdo especial?
Hace un año vino de EE.UU. un doctor en música. Me pidió dos marimbas. Una de ellas fue la mejor que he construido. Él incluso se quedó sorprendido pues estaba perfectamente afinada.
¿Es necesario tener un oído educado para afinarlas?
La experiencia me ha dado esa cualidad, pero la técnica también tiene mucho que ver. Mientras más gruesa es la placa de la marimba el sonido es más agudo. Si la placa es fina, en cambio, el sonido se hace mucho más grave.
¿Cuáles son las partes de una marimba?
Una lámina de placas, parecida a un teclado; un armazón y una serie de tubos de resonancia que se ubican bajo cada placa.
¿Cuál es la clave para construir marimbas de calidad?
El material. Por lo general se emplea madera fina como la chonta para las placas de la marimba. Y caña guadúa o bambú para los tubos de resonancia.
¿Cuáles son los cuidados que se da a los materiales?
Es importante que el material esté bien seco antes de empezar la construcción. De eso depende la calidad del sonido. Antes, los marimberos decían que era necesario esperar la luna llena para construirlas. Según su creencia, eso les daba mejor resonancia.
¿Cuántas marimbas ha construido en su vida?
El número es incalculable. Pero entre pequeñas, de una octava, y grandes, hasta de cuatro octavas, son más de 2 000.
¿Quiénes han sido sus principales clientes ?
Músicos y turistas de todo el mundo. Mis marimbas están en Europa, EE.UU., Chile , Colombia, Venezuela… y eso que no tengo correo electrónico.
¿Cómo lo contactan?
Algunos llegan a Quito y ahí los músicos les dan la referencia. Otros vienen directamente recomendados por músicos a los que les he construido marimbas
¿Cuánto tarda en armar una marimba, en promedio?
Por lo general dos semanas, pero no tengo marimbas listas para vender. Solo las hago cuando alguien me las pide.
¿Por qué?
Para mí la construcción de marimbas no es un negocio sino una forma de promover su uso.
¿Qué otras actividades ocupan su tiempo cuando no construye marimbas?
Soy director musical del grupo de música y danza Tierra Caliente. Además, dirijo varias escuelas y talleres de marimba.
¿Quiénes participan en estos talleres?
Niños y jóvenes de escasos recursos de la provincia.
¿Cuál es el motivo de estar al frente de estos grupos?
El que ha guiado toda mi vida: no dejar que muera la marimba y dejar esa semilla en las nuevas generaciones para que continúen con esta lucha, que a veces es contra viento y marea.
¿Cuáles han sido las principales dificultades?
Hay poco apoyo de las autoridades del Estado y la entidad privada. No se reconoce el valor cultural. Eso no ocurre en otros países.
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