Archivo de poetas ecuatorianos

Remigio Romero (parte 2)

Posted in poemas, poetas ecuatorianos with tags on octubre 3, 2008 by edmolin657
 

El 31 le publicaron en el Volumen II de la Editorial Bolívar una recopilación amplia de su producción bajo el título de uno de sus poemas: «La Romería de las Caravelas» en 247 págs. con 28 composiciones divididas en Paisajes de Epopeya; el friso de las Églogas; los Nocturnos; Alma, vida y corazón de campos y ciudades; y Sonetario Polícromo; prólogo de Gonzalo Zaldumbide, Viñeta de Víctor Mideros y un Intermezzo, igualmente consagratorio, de Remigio Crespo Toral. Existe una segunda edición en la Revista del Colegio Benigno Malo (1.939) con inclusión de otras producciones.

// Nocturno 1.- Fragmento.- // Reza, Malena, reza… Reza o canta… / Me da miedo la noche de los páramos… / Debe pasar la muerte por el patio, / Cuando ladran los perros… Oyes? Ladran… // En la última ventana se ha posado/un lucero… ¿Qué anuncian los luceros, / mientras invoca al miedo de la Muerte / la noche de los páramos, Malena…?// Reza o canta… Una salve, un padrenuestro…/Mis versos, otros versos, lo que fuera.. / Oyes, Malena, cómo ladran…? Oyes…?// Es la muerte que pasa… Y, de mañana / se verá que algo ha muerto / algo, Malena: los rebaños, las flores o nosotros… //
La Romería de las Carabelas, fragmento // Era un día cualquiera del Mar Atlante…/Un día como todos: con espumas, / con ausencia de tierra en lo distante, /con algas, con albatros y con brumas… //Era una hora vulgar para la prosa,/ en velamen, las jarcias, las estelas…/ Y… sin embargo, sucedió en esa hora/la romería de las carabelas… //De Palos de Moguer, la Raza grávida/ se hurtó al estero del verdoso fango, / y las viejas campanas de la Rábida / aturdieron la ruta de Cipango… // Mientras hasta Thulé la solitaria / de Atlántida temblaron los vestigios,/alciones de la bruma leyendaria /sirenas de las aguas de los siglos… // El 68 fue reeditada esta enorme composición vertebrada sobre la gran aventura de las Caravelas y la Raza que señala el destino de América, correspondiendo al Núcleo del Azuay de la CCE. tan loable labor.

El 32 su amigo Alejandro Maldonado le llevó de Secretario de la Gobernación a Latacunga y cuando este salió del cargo siguió con el sucesor Gustavo Iturralde Parreño. El 33 editó otro grueso volumen de poesías «Condóricamente» en 203 págs. en el volumen V de la misma Editorial Bolívar de los hermanos Alfonso y José Rumazo González, quienes promovieron su coronación como Poeta Nacional en la cima del Yavirac – el Panecillo – con la pompa y boato de los antiguos tiempos, por mano de Isabel León Aguirre, que vistió de Vírgen del Sol.

El 11 de Junio hubo una Velada de Gala en el Teatro Sucre con su Apoteosis consistente en cinco cuadros con motivos indígenas. Cinco coreografías acompañaron las oraciones pronunciadas por otras tantas sacerdotisas representantes de las antiguas parcialidades del país. La escenificación y coreografía corrió a cargo del profesor de Danza Raymond Mauge. Tenía solamente 38 años de edad, era el poeta más famoso del país, todo parecía sonreírle, pero ya estaba comenzando a alcoholizarse.

Entonces le fue ofrecida la Jefatura de Redacción de «El Diario de la Tarde» de Quito pero no aceptó. En Diciembre saludó el arribo del candidato presidencial José María Velasco Ibarra diciéndole por la prensa «Llega Ud. a tiempo y llega pleno de energía» y cuando triunfó era uno de sus mayores contertulios en Palacio, pero terminaron distanciados por un asunto de faldas y pasó a la oposición en «El Día» con una columna que firmó «Alí Bajá.»

El 34 contrajo segundas nupcias con Luz María Peñaherrera Albán y tuvieron cuatro hijos. Con Alfonso Rumazo González fundó el diario «El Pueblo» y fue Ministro Juez de la Corte Superior de Justicia del Tungurahua con sede en Ambato. En las vacaciones escolares llevaba a su familia en tren, conversándoles acerca del paisaje durante el trayecto. Entre el 35 y el 36 ejerció el rectorado del Colegio Pedro Fermín Ceballos. De regreso a Quito habitó con los suyos en la plazuela Victoria del barrio de San Diego. Desayunaba a las diez de la mañana casi siempre café puro pues era de poco comer y solo se servía algún alimento cuando tenía hambre. Cariñoso con todos, le agradaba el arroz de cebada que tomaba con ají en sopas. Cuando regresaba a la casa siempre traía colaciones en los bolsillos, se sentaba a escribir, prefería la cerveza, le agradaba la vida sencilla y se reía cuando sus hijas revoloteaban cerca. Su visión del mundo era muy propia, se contentaba con casi nada, sencillamente. En las sobremesas leía, recitaba siempre con alegría. ¡El gusto literario había cambiado tanto!

El 36 dió a luz un título menor «Bolívar y la Gran Colombia» en 64 pags. Entre el 37 y el 38 fue Ministro Juez de la Corte Superior de Justicia de Ambato. El 39 salió «Jesucristo”, poema épico prologado por el Padre Aurelio Espinosa Pólit, que si bien recibió alguna acogida en los medios católicos y fue recomendado por Julio Tobar Donoso, resultó ignorado por la crítica literaria.

El 40 trabajó por la candidatura presidencial del Dr. Arroyo del Río y le escribió un folleto panegírico titulado «El nuevo Presidente Constitucional de la República» en 24 págs. e ilustraciones. El 42 volvió a Cuenca tras un cuarto de siglo de ausencia motivado por la muerte de su padre y recibió una gran bienvenida. Entre el 42 y el 43 editó tres folletos menores auspiciados por el gobierno, a saber «Romancero del hijo del pueblo», «Cancionero patriótico de la nacionalidad ecuatoriana» y «Colombia y Bolívar» con cantos a las naciones bolivianas. El 43 ocupó la secretaría del Correo Nacional y compuso un «Romancero de Alfaro». Tras la revolución del 28 de Mayo de 1.944 fue perseguido por su simpatía hacia el fenecido régimen.

Quizá por eso decidió el 46 ausentarse a Colombia y trabajó un año en «El Tiempo» de Bogotá pero volvió para ver a los suyos, estuvo sin trabajo unas semanas hasta Enero del 47, que aceptó ser Juez Cantonal en Pelileo con S/. 570 mensuales de sueldo y en Noviembre pasó con iguales funciones a Pangua. Cargos ínfimos que le evitaron morir por desnutrición. El 48 desempeñó la secretaría de la Dirección General de Correos de Quito con S/ 600. Su enemistad con Benjamín Carrión le cerraba las puertas de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Su antiguo compañero Jorge Icaza le satirizo en «El Chulla Romero y Flores» que causó sensación pues el personaje central tenía su primer apellido y hasta se le parecía. Ello fue la comidilla de muchos días para los viejos de la Plaza de la Independencia.

Ese año apareció su «Vida, pasión y muerte de la Beata Mariana de Jesús Paredes y Flores, Azucena de Quito» en 256 págs. biografía calificada de muy modesto éxito de librería. «Entonces se puso amargo» y con razón digo yo, sabiéndose como se sabía poeta grande, poeta de verdad, aunque alcoholizado, pues tenía periodos de hasta ocho días de beber continuo.

En Enero del 50 programó una serie de 360 artículos en «El Comercio» de Quito con biografías de ecuatorianos ilustres en la primera mitad del siglo XX que pensó titular «Ideas y hombres para la Historia». El Plan ha quedado bosquejado en un cuadernillo de apuntes que poseen sus hijas.

En Febrero del 51 fue Mantenedor de los Juegos Florales de Ambato y salió “Ambato y sus Romances» en 215 pags. para inaugurar la primera Fiesta de las Frutas y las Flores bajo el auspicio de esa Municipalidad. Igualmente dió a la luz «La Quiteida» en honor a Quito, en 474 págs. que a pesar de contener pasajes maravillosos como el Capítulo XI donde revive a Atahualpa, fracasó estruendosamente. El 52 la CCE Núcleo del Azuay dio a la luz una Selección de sus poesías con prólogo de su sobrino el también poeta Rigoberto Cordero y León. En Agosto fue Jefe de Prensa y Publicaciones de la Cámara del Senado con S/. 2.000 de sueldo, pero el 57 tuvo que aceptar las funciones de Revisor de Actas de dicha Cámara solamente con S/ 600 pues estaba sin trabajo y en situación de apremio. Alquilaba en la Bolivia y América. Esos años fueron de una gran religiosidad interior y numerosos poemas fueron saliendo de su estro con mucho de autobiográfico.

«El Grito a la Dolorosa del Colegio» Fragmento //Señora, desde el monte de soledad que habito, / triste de ser humano y enfermo de infinito; / desde los pozos negros de mis cosas internas /- veneno que yo mismo diluyo en mis cisternas;/ desde el fondo del alma – la pobre enloquecida / que tiene tanto miedo del valle de la vida;/ desde mi yo, tan hondo, tan lírico- tan pulcro / sediento de quietud, hambreado de sepulcro, / desde el último vértice de mi dolor sin nombre,/ Voy a gritar señora, mi grito inmerso de hombre;/ y puede que tu vibres, de maternal anhelo / sintiendo que mi grito pasó a través del cielo…/Mas, el inundo estaba ocupado en otras cosas y el grito solo tuvo eco en ciertos círculos ortodoxos que no pesaban en la crítica literaria, interesada en la redención del hombre, y no en efluvios personales o en escarseos leterarios con figuras abstractas.

El 55 lució su gran domino de la lengua castellana en una traducción de toda la obra de Horacio titulada «Odas, Epodos y el canto Secular» en 247 págs. en metro castellano.(2) El 57 vivió en Guayaquil escribiendo para el diario «La Prensa» de su amigo Pompilio Ulloa. El 58 intentó nuevamente ganarse la vida publicando en «El Comercio» la serie «Apellidos Heráldicos en el Ecuador” tomada del Diccionario de Julio de Atienza, Barón de Cobos de Belchite, que acababa de sacar la Editorial Aguilar de Madrid, pero tampoco tuvo una favorable acogida de parte de los directivos del diario. El 59 fue Auditor de Guerra en reemplazo del Dr. Reinaldo Cueva. El 63 dio a la luz un «Romancero de Jesús del Gran Poder» pedido por sus amigos los franciscanos, para quienes escribía anualmente el Sermón de las Siete Palabras o de las Tres Horas que se hacía el Viernes Santo. El 64 la Revista de la Universidad de Cuenca le dedicó un número extraordinario.

El 65 la revista «Letras del Azuay» trataría largamente de su vida y obra con el estudio de Agustín Cueva Tamariz sobre el Genio y Figura de R. R. y C. Calificado de hombre en permanente conflicto por su derecho a la vida, a la satisfacción y a la seguridad y por la implacable pasión creadora que lo obliga a destrozar sus propios sueños. Todo en uno, vivir y proyectarse, cuan difícil es en la modernidad para el creador o el artista. Se le reconocía méritos, José Alfredo Llerena decía que era un lírico sumamente delicado, épico que había puesto en elocuente expresión el viaje más famoso de la historia y como conocedor de la historia tomaba con facilidad elementos para sus excelentes composiciones.

Las estrecheces de la vida le habían ido transformando en un ser introvertido, apacible y triste, muy dado a las meditaciones religiosas, pues siempre había sido ese su verdadero temperamento, a pesar de los iniciales arrebatos de sana alegría y hasta sus excesos de agresividad verbal y vida disipada. Ensimismado casi de continuo, para si y los suyos en una especie de reclusión doméstica, que disipaba con esporádicas salidas a sitios baratos para tratar amigotes y escansiar alcohol. Uno de ellos era el célebre sótano llamado «El Murcielagario» en el barrio de la Ronda. Allí pontificaba ante

(2) Sus traducciones de Horacio habían triunfado treinta años atrás en un Concurso Internacional organizado en España. El segundo puesto correspondió al jesuíta Padre Eduardo Vásquez Dodero y el tercero a Ramiro de Maeztu. Obra tan hermosa y digna de todo encomio, inédita tanto tiempo, fue rescatada del olvido por la editorial de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.
jóvenes aedas que le admiraban apasionadamente, pues hasta el final de sus días fue un poeta de indiscutible y espectacular calidad, capaz de hacer vibrar de entusiasmo a cualquiera que tuviere dos dedos de frente.

El 67 vivía con los suyos alquilando una villa del Dr. Ernesto Caviedes en la Selva Alegre No. 615. Ciudadela Belisario Quevedo. Estaba en grave pobreza y el Congreso Nacional le asignó una modesta pensión Vitalicia dada su altísima condición de lírida, pero como no habían fondos disponibles jamás la llegó a recibir porque a las pocas semanas falleció de un fulminante infarto, a las cinco de la madrugada del lunes 7 de Agosto, de 72 años de edad, aunque aparentaba más por su delgadez, calvicie pronunciada, gruesos lentes y palidez blanco mate. Fue enterrado en el cementerio del Tejar y años después sus restos se trasladaron a Cuenca, donde ocupan lugar preferente en el sitial de los hombres ilustres del Cementerio de esa ciudad.

Dejó muchas páginas frescas de sus comienzos, calificadas de hermoso final de todo un capítulo de la poesía ecuatoriana, la eglógica cuencana, y quedan otras páginas como altivas representantes de un modo poético que pasó -que había pasado ya cuando se escribieron- pero que pertenecen a la historia de la sensibilidad estética en el Ecuador, según autorizada opinión de Hernán Rodríguez Castelo, el mayor crítico de la modernidad.

El 68 salió su «Libro de Riobamba» con cantos dedicados a esa ciudad. El 75 la CCE Núcleo del Azuay reeditó «Mallo» su célebre poema que tanto quería. Han quedado los siguientes trabajos inéditos: 1) Virgilio, versión castellana en metro de las Bucólicas, Las Georgicas y la Envida. Quito. – 1.940. 2) Silvestre Cañizar, memorias de un Campesino, novelina en prosa en 72 pags. Quito, 1.942 – 3) Romancero de llanto por Manolete, Quito, 1.953.- 4)Un drama en verso y 5 actos titulado «La máquina de coser», Quito, Noviembre de 1.954.- 5) La Gran Feria Exposición Agropecuaria e Industrial.- Latacunga, 1.958.- 6) Mujeres y Mujeres, archivo de Don Juan, en 120 págs. con poesías, quizás autográficas y posiblemente de Juventud, y 7) Al pie del Cotopaxi, folleto en prosa, Quito, 1.958. En realidad nada notable, pero queda su obra primera y la Romería, bellísima de las Caravelas, para orgullo de las letras americanas.

Jorge Carrera Andrade

Posted in Author's name, poetas ecuatorianos with tags on septiembre 27, 2008 by edmolin657

Fuente: Biblioteca Rodolfo Pérez Pimentel
POETA.- Nació en Quito el 18 de Septiembre de 1.903 en la casa de la García Moreno y Morales, barrio de la Ronda. Hijo legítimo de Dr. Abelardo Carrera Andrade, político liberal en sus años mozos y abogado que siguió la carrera judicial hasta llegar a Ministro de la Corte Suprema de Justicia jubilándose en 1.942, y de Carmen Amelia Baca Andrade, “mujer admirable y bella”, dueña de una magnífica biblioteca, que dominaba el francés, tocaba el arpa, dibujaba y ejercía profunda influencia sobre sus hijos. 

“Vivió una infancia armoniosa y feliz embellecida entre la ciudad y el campo por la ternura de su madre”. En 1.908 fue matriculado en la escuela del Carmen Bajo frente al hospital San Juan de Dios, estudió en el pensionado Borja, la primaria, leía a los simbolistas franceses entre los eucaliptos de la cordillera, aprendiendo dulzura, levedad y transparencia. En 1.911 se cambiaron a una casa mayor en la García Moreno entre Loja y Ambato. 

El 14 ingresó al Normal de Juan Montalvo, pronto descubrió que “el camino de la pedagogía no era el que más se acercaba a sus tendencias y aptitudes” y salió. Su madre lo llevó a la escuela de los Padres Mercedarios donde no duró mucho. El 15 pasó al Mejía y tuvo por compañeros a Gonzalo Escudero y a Augusto Arias y de profesor de Literatura a Alejandro Andrade Coello. Frecuentaba la librería “Sucre” de Bonifacio Muñoz, leía a Montalvo y a los clásicos castellanos, aunque siempre fiel a un romanticismo tardío. En Junio del 16 fue cofundador y director de la revista romántica “El Crepúsculo”, que fue una travesura literaria de colegiales adolescentes que solo salió en dos números, escribiendo ensayos líricos y versos melancólicos bajo los seudónimos de “Ortos” y “Jean Valjean”. Por eso en Enero del 17 con Luis Aníbal Sanchez y César Ariosto Orellana fundaron la “Sociedad Literaria César Borja” que en Abril publicó la revista “La Idea”, sumándose a ellos Luis Aníbal Sänchez y Gonzalo Pozo.

A raíz de un Concurso Infantil fue premiado con un volumen de Rubén Darío y su lectura le despertó el deseo de escribir, pero como no sabía el mecanismo de la versificación, sus primeras páginas fueron poemas en prosa. Con “La Antología de la poesía francesa moderna” en traducción de Diaz Canedo y Fernán Fortún y con la revista “Letras” de Quito entró al modernismo. Para 1918 aún rimaba como Darío, por ese año percibió las nuevas tendencias naturalistas a lo Walt Whitman y renunció a la idea de la muerte y los paraísos artificiales por la fresca sensualidad de las cosas cotidianas. Posteriormente las lecturas de Andrés Gide y Francis Jammes le insinuaron aún más la importancia de dicha tendencia naturista. Era una joven poeta vital, virilmente rebelde y armoniosamente delicado, que colaboraba en la revista anual estudiantil del Mejía titulada “Vida Intelectual y en el Semanario humorístico “Caricatura”. En 1.919 en la revista “Juventud Estudiosa” de Guayaquil y el 20 en “Los Hermes”, también del puerto principal, dentro de una bohemia alegre, inquieta y febril y cuyos versos comenzaban a ser publicados en el exterior. En 1.921 editó una selección bajo el titulo de “Resumen Antológico de la moderna lírica ecuatoriana” con líneas introductorias, se graduó de bachiller, comenzó a estudiar Derecho pero pronto abandonó esta carrera. Ese año formó parte de un grupo de intelectuales denominados, “Renovación” con Benjamín Carrión, Pío Jaramillo, Antonio J. Quevedo, Jorge Eguez, Carlos Zambrano Orejuela, Miguel Angel Zambrano y otros más. 

Entonces le dio por escribir una novela que tituló “Cordillera”, hizo el plan, comenzó algunas páginas que publicó en una revista estudiantil, pero no siguió porque se le hacían muy difíciles los diálogos. Ese año colaboró en la revista “Proteo”. En Julio del 22 publicó “Estanque Inefable” con 27 poesías escritas a partir del año 20, algunas en verso corto, que le mereció una generosa crítica de Isaac J. Barrera . También publicó en “Incienso” de Rafael Coronel. Acababa por esos días de arribar de Madrid el poeta César E. Arroyo, trayendo las nuevas ideas y metáforas del creacionismo y ultraísmo poético, que entusiasmaron a Carrera Andrade, motivándole un viaje a Guayaquil en plan transhumante y colaboró en la revista modernista cuencana “América Latina” que dirigía Manuel Moreno Mora. 

En el puerto formó parte del grupo “Los Hermes”, se ganó la vida como periodista en “El Telégrafo” y presenció la matanza del 15 de Noviembre del 22; al año siguiente regresó a Quito y pasó de Jefe de Redacción del periódico “Humanidad” que auspiciaba la candidatura del Cor. Juan Manuel Lasso a la presidencia de la República. Ese año asistió al Congreso del partido Liberal, se separó y empezó a formar filas en el socialismo. Para el primer aniversario del 15 de Noviembre los de “Humanidad” hicieron circular una violentísima edición impresa en tinta roja contra el Presidente Tamayo y la prisión no se hizo esperar, permaneciendo varios días incomunicado. 

En 1.924 editó por entregas una “Selección de los modernos poetas y prosistas ecuatorianos” y aparecieron nuevamente sus poemas en la revista “Lírica Hispana”. EL 25 pasó de redactor a “La Antorcha”, primer semanario quiteño de clara tendencia socialista, que combatió al régimen del Presidente Córdova hasta su caída el 9 de Julio. Entre el 25 y el 27 colaboró en la revista guayaquileña “Savia. El 25 formó parte de la Comisión directiva de la Sociedad de Amigos de Montalvo que editó la revista mensual “América” hasta 1.929 y también colaboró en la revista mensual quiteña de arte y literatura “Esfinge” dirigida por Hugo Alemán. 

Su vida era errática, desaparecía por días de la redacción del periódico y nadie sabía donde estaba. Un día escribió el siguiente telegrama “Encuentrome Pomasqui. Sigo al norte con fines políticos manden plata”. 

El 26 intervino activamente en la celebración en Quito del I Congreso Socialista Ecuatoriano y fue electo secretario de ese nuevo partido político. Su amigo Cristóbal de Gangotena le editó su segundo poemario “Guirnalda del Silencio” con 38 composiciones a exaltar la tierra, los seres pequeños y la vida doméstica, aunque algunas de ellas ya habían aparecido en “Estanque Inefable”. Durante esa parte de su existencia gustaba recitar versos revolucionarios como su “Canto a Rusia” y en él su poema “Lenín ha muerto” 

Amaba el maligno deleite de la morfina y abusaba del alcohol, imitando a Baudelaire hasta en el sensualismo enervante de sus poemas malditos. 

El 27 se dio un mayúsculo escándalo cuando apareció su poema “Mademoiselle Satán” en la revista “Figaro” de Carlos H. Endara (1), conteniendo pasajes de sexo explícito. Su padre lo sacó de la casa y tuvo que disculparse ante la opinión pública mediante carta en “El Comercio”. Entre el 27 y el 30 colaboró para la revista modernista quiteña “Espirales” que dirigía Pedro Gómez. 

En 1.928 editó “Cuadernos de Poemas Indios” con ocho poemas que incluyó dos años después como parte primera de “Boletines de Mar y Tierra”, mostrándose primitivo e ingenuo por la visión de las cosas y refinado por el arte interpretativo, siendo de los primeros en componer poesía social en América. 

Después escribió “Microgramas”, que son breves poemas de una realidad y que cierran la etapa juvenil de su obra, unos cuantos capítulos de la novela “Cordillera”, de tema indígena, que jamás concluyó pues los originales se perdieron en su primer viaje a Europa y fue activo opositor al gobierno duro de Isidro Ayora, que clausuraba diarios y desterraba escritores. 

(1) Lola Vinueza o Madenoiselle Satán que es lo mismo, vivvía en la casa esquinera de la Guayaquil y Caldas (Barrio de San blas). Era exótica, bellísima, impulsiva, gustaba recitar poemas sentimentales, leer libros prestados que luego destruía sin acordarse de que eran ajenos y debía devolverlos. Una vez “flagelo” diabólicamente al joven y largirucho poeta Carrera Andrade.En Mayo de ese año 28 fue designado representante del partido Socialista al V Congreso Internacional a celebrarse en Moscú. Con tal motivo viajó a Panamá, donde subsistió tres meses dictando conferencia, luego cruzó al Caribe y arribó a Holanda y Alemania, en Berlín hizo amistad con Víctor Raul Haya de la Torre, en París con César Vallejo y Gabriela Mistral. Comenzaba su vida internacional, pero en Hamburgo le fue negada la visa y tuvo que regresar por París. En dicha capital entró en contacto con numerosos poetas hispanoaméricanos y recién en Diciembre del 29 pudo llegar al Mediterráneo donde escribió “Estampas de Marsella”, relatos de prosa exquisita que revelan su madurez. Después siguió a Barcelona y fue contratado por el editor Vicente Clavel que lanzó sus “Boletines de Mar y Tierra”, cuarenta poemas de luz, gozosos de sentimiento y del placer de viajar por la geografía moderna donde aparecen superados sus pasados vicios; entonces comenzó a asistir a los cursos de Diplomacia de la Facultad de Filosofía, le nombraron Secretario de la Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos, escribió para diferentes revistas y periódicos, fundó la “Hoja Literaria” y hasta tradujo dos novelas en medio de un clima de agitación política que presagiaba el fin de esa monarquía. Estaba en una etapa más profunda, tratando de presentar el mundo tal como es, conciente de los problemas contemporáneos.

 

En 1.931 escribió para la revista “Hontanar” de Loja sobre el “Esquema de la poesía de vanguardia” y en España asistió al nacimiento de la República. 

En Julio del 33 regresó al Ecuador tras cinco años de ausencia, recibiendo un homenaje inusitado en Quito, pues no faltó poeta ni intelectual que dejara de visitarlo. El 10 de Agosto se reunió el Congreso y fue designado Prosecretario, después dio a luz “Cartas de un Emigrado” en prosa reflexiva y de interés social, dictó clases en el Mejía y fundó el “Grupo Social Agrario”, especie de partido político que tuvo corta duración.

En 1.934 fue designado Cónsul en Paita y compuso «Latitudes» con ensayos sobre diversos escritores. Habíase iniciado en la diplomacia, carrera que le duraría 34 años. 

En Agosto estaba nuevamente en Quito participando en un Concurso Nacional para el servicio diplomático y pasó de Cónsul a El Harvre. Allí aprovechó para editar el 35 sus poemarios «Rol de la Manzana” con 51 poemas 24 Microgramas sobre todas las cosas que integra el coro vital de la tierra y “El Tiempo Manual”. “Ambos salieron en Barcelona y el último fue traducido al francés por Adolphe de Falgairolle. Ese año contrajo matrimonio» con Paulette Colin Lebas. El 36 terminó la “Antología poética de Pierre Reverdy”. El 37 otro poemario aparecido con el nombre de “Biografía para el uso de los pájaros» con 17 composiciones con evocaciones a las cosas simples, enriqueciendo los temas del hombre. “Su aguda sensibilidad de primitivo americano percibía la paulatina decadencia del humanismo y sus ideales de perfección individual y atestiguó el advenimiento del existencialismo y su secuela de zozobra, desilución y angustia ante la muerte”. 

En 1.938 fue cambiado a Yokohama y viajó a través de los Estados Unidos. En el Japón se interesó por la cultura oriental y sus principales manifestaciones. El 39 dio a la luz su «Guía de la joven poesía ecuatoriana”, en Agosto de 1.940 editó en Tokio sus «Microgramas», poemas que se parecían a los haikai de ese país y regresó apuradamente al Ecuador. Al poco tiempo se declaró la guerra en el Pacífico y las fronteras fueron cerradas. 

En Quito recibió el nombramiento interino de Director General de la Sección Consular y dio a la luz «Registro del Mundo» con la casi totalidad de su obra poética. En Diciembre del 40 pasó a San Francisco a ejercer el consulado General y luego de perfeccionar su inglés pudo leer a los clásicos norteamericanos. El 41 publicó en inglés una defensa de los derechos territoriales del Ecuador con motivo de la invasión peruana. En 1.942 intervino en varios actos organizados por el congreso latinoamericano de «Free Word Association», trató a numerosos eruditos hispanistas y figuró en diversas Antologías en inglés. Su nombre era ampliamente conocido en Europa, comenzaba a interesar en los Estados Unidos.

Nicolás Augusto González (crónicas del ayer)

Posted in historia, poemas with tags , , , , on septiembre 17, 2008 by edmolin657

Fuente: Biblioteca Rodolfo Pérez Pimentel

PERIODISTA Y PARA COLMOS POETA
Hacia 1894 Nicolás Augusto González Tola trabajaba en «El Grito del Pueblo» de propiedad del colombiano Federico Reinel. Antes lo había hecho en «El Diario de Avisos” que tuvo tanto éxito y, como buen periodista a veces tomaba la pluma para componer versos por aquello de que todo hay que combinar en esta vida.En los bajos de la actual bomba «Salamandra» funcionaba el diario y no era raro ver reunidos a Alberto Reyna Guzmán, José de Lapierre, Federico Pérez Aspiazu y Antonio Elizalde Nájera en abierta tertulia con González y Reinel. Mas, con el paso de los años y la llegada al poder del liberalismo, nuestro poeta sufrió desilusiones y aunque cansado y viejo, siguió escribiendo con el seudónimo de «Antisana». En 1907 inauguró una nueva sección de «Cartas al Director», donde criticó la mala labor municipal así como el abandono de las calles y al final de cada una de ellas ponía en rima el nombre de una joven de sociedad por escapar a toda réplica del Cabildo. Veamos algunas de las más ocurridas y disfrutemos del ingenio del atrevido “Antisana».

Estoy tan favorecido
con cartas que huelen bien
que mi cuarto es un edén
o en jardín se ha convertido
Abro y leo: Buen señor
o es Ud. un ciego, a fe
o nuestras calles no ve
su servidora…. Leonor
Elizalde Bolognesi

Antisana, ya me irrita
su silencio criminal
critique Ud. el lodazal
en que vivimos … Pepita
Elizalde Bolognesi

Oh poeta. ¿Cómo puedes
vivir oliendo ese lodo?
de que lo limpien, el modo
debes indicar. . . Mercedes
Wright Aguirre

En verdad me desconsuela
que vivimos como patos
y dañar tantos zapatos
y tantas suelas. Gabriela
Elizalde Luque

Esto ya pica en historia
el concejo nos desprecia
si Guayaquil no es Venecia
sequen los lagos. Victoria
Elizalde Luque

 

INICIADOR DE «VIDA SOCIAL» EN VERSO